Such Brave Girls
Cine - SeriesKat Sadler



Such Brave Girls

8 / 10
Fran González — 15-04-2024
Empresa — A24
Fotografía — Cartel de la serie

Tras haber perdido la esperanza de presenciar el estreno de una posible tercera temporada de “Fleabag” (cuanto antes nos hagamos a la idea, mejor), los amantes de la comedia británica nos encontrábamos sumidos en un periodo de orfandad y confusión, tratando de conectar de nuevo con cualquier producto de las islas que como mínimo le hiciera justicia al citado éxito que Waller-Bridge agasajó hace unos años. Qué poco vimos venir que el relevo generacional de tan tamaña herencia lo acabaríamos encontrando en el trabajo de una guionista treintañera y semi-novel, cuya despiadada forma de retratar la desidia existencial de sus contemporáneos es hoy una de las mejores propuestas audiovisuales que podíamos exportar este año de Reino Unido.

La británica Kat Sadler nos propone en “Such Brave Girls” un divertido y negrísimo tranche de vie de carcajada amarga que protagoniza y dirige bajo el sello de A24 y que Filmin ha tenido a bien traernos a España recientemente. La premisa no inventa la pólvora, ni lo necesita para engancharnos y hacernos devorar de una glotona sentada sus respectivos seis episodios: Josie (Sadler) es una joven que convive con su hermana (Lizzie Davidson) y su madre (Louise Brealey) en un angosto apartamento de las afueras y compagina su trabajo en una librería con la costosa tarea de encontrarle el sentido a su existencia y la cura a su traumática post-adolescencia. Eso sí, no se lo pondrá fácil ni su episódica ansiedad (que continuamente le hará dudar de sí misma) ni su propia progenitora (quien volcará sus frustraciones sobre ella con hilarante crueldad y a partir de los ataques bajos más hirientes que podamos imaginar).

Y es que el verdadero encanto que nos ofrece esta tóxica y disfuncional familia será el hecho de asistir al cruelísimo intercambio de golpes, puyas, faltadas y salidas de tono que las tres se profieren, generando consigo unos diálogos ásperos e incómodos que terminan rompiéndote de risa en dos. Con un narcisismo crónico por bandera y una absoluta falta de escrúpulos, el trío protagonista no se la coge con papel de fumar a la hora de tirarse los trastos a la cabeza y desestima cualquier posible línea roja en su discurso. Les veremos enunciar la necesidad del feminismo en la juventud desde la más retorcida ironía, retratar la precariedad emocional de sus relaciones con los hombres desde el más agudo ingenio, banalizar el sexo y el aborto con surrealista desafecto, hablar de salud mental y suicidio con resiliente arrojo y lograr que hasta la más vulgar de las escatologías nos termine fascinando y mondando. Quien diga que en pleno 2024 no se puede hacer humor de nada definitivamente necesita dejarse seducir por el espíritu punk y deslenguado de “Such Brave Girls”.

En ocasiones, el caricaturizado retrato de ese hogar desestructurado, violento, caótico y hostil nos hará abrir los ojos de par en par, reconociendo en sus líneas (lanzadas como dardos al corazoncito del espectador más sensible) la clara intención de sus responsables por aferrarse a la sorna como última frontera. De hecho, se cuenta que la serie nació a raíz de una conversación entre Sadler y Davidson (hermanas en la ficción y en la realidad), quienes tras la exposición e intercambio de sus presentes desgracias rompieron a reír, comprobando con empirismo la facultad curativa que la auto-parodia posee. Su sintonía mutua supone así el caldo de cultivo para una extraordinaria idea que nos hace mirar con esperanzadora proyección su sorprendente irrupción en el audiovisual británico, contribuyendo provisionalmente a retroalimentar el discurso descreído de sus coetáneos con un producto valiente, mordaz, ácido e hijo de su tiempo. En efecto, el futuro de los millennial es de color negro, pero con humor nos tragamos cualquier sapo.

 

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