Crítica de 'Strange Darling', película ya disponible en cines
Cine - SeriesJ.T. Mollner

Crítica de 'Strange Darling', película ya disponible en cines

7 / 10
José Martínez Ros — 12-10-2024
Empresa — Miramax, No Remake Pictures, Spooky Pictures
Fotografía — Cartel de la película

“Strange Darling” de J.T. Mollner es una de las sensaciones del cine indie norteamericano de este año. Y es toda una rareza, no tanto por su originalidad, sino porque parece una película de otra época. De una época muy concreta; mientras la ves no se puede evitar la impresión de que te encuentras ante algo que ha estado guardado en un almacén durante –al menos– dos décadas y que se rodó entre 1994 y 2003, es decir, entre el estreno de “Pulp Fiction” y “Kill Bill. Volumen 1”, la era cinematográfica en la que los hijos bastardos y clones de Quentin Tarantino inundaban las pantallas de cine de todo el planeta.

Examinemos las características anatómicas que convierten a “Strange Darling” en un fósil viviente, una “tarantinada” estrenada en 2024.

- Un prólogo inusual y violento. Nos encontramos a nuestros dos protagonistas sin nombre, interpretados por Kyle Gallner y Willa Fitzgerald en un coche frente a un motel. Se trata, lo comprendemos enseguida, de una pareja que acaba de conocerse y que se han sentido atraídos el uno por el otro; van a pasar la noche juntos. Pero antes de pasar a su habitación, ella le pregunta si él tiene intención de hacerle daño, si no será acaso un asesino en serie. En la siguiente secuencia, la vemos a ella, ya a plena luz del día, magullada y sangrante. Escapando de él, quien la persigue con un arma.

- Personajes que son versiones sexys y cool de arquetipos de novela y cine de género. Mientras que Tarantino los extraía, en la fase inicial de su carrera, del noir clásico, su discípulo Mollner ha fijado su mirada en los tropos de la final girl y del asesino solitario e imparable del cine de terror slasher.

- Un aspecto visual a la vez estilizado y retro. Si hay algo opuesto al estilo Tarantino, es el aura fría y digital que tiene gran parte del cine estadounidense reciente, tanto el que va a los cines como el estrenado en plataformas. El director de fotografía de “Strange Darling” es Giovanni Ribisi (sí, ese Giovanni Ribisi), quien satura los fotogramas, rodados en treinta y cinco milímetros, con colores brillantes y estridentes, lo que le da a la película un cierto tono de pesadilla psicodélica bastante atractivo.

- Recuperación de actores semiolvidados en roles insólitos. En este caso no tenemos a John Travolta o Pam Grier, pero Mollner ha logrado alistar a su proyecto a dos veteranos como Ed Begley Jr. y, sobre todo, a la gran Barbara Hershey, ambos en papeles secundarios, pero bastante cruciales para el desarrollo de la trama.

- Una estructura no lineal. A los pocos minutos de empezar la película, se nos anuncia, ostentosamente, que vamos a visionar “un thriller en seis capítulos”; y todo se inicia con el tercero. El objetivo, por supuesto, es engañar al espectador y que no vea venir las sucesivas vueltas de tuerca de la trama. “Strange Darling” puede sorprender a algunos espectadores, pero no a aquellos que fueron adolescentes en los noventa –cuando se estrenaron “Sospechosos habituales” o “El club de la lucha”, por ejemplo– y tienen en la memoria mecanismos narrativos semejantes o, incluso, mucho más ingeniosos.

Todo esto convierte a “Strange Darling” es una curiosa reliquia cinéfila. También es una película innegablemente entretenida, cuyos noventa y seis minutos de metraje transcurren en un suspiro, entre estallidos de hemoglobina, retorcidas conversaciones (muy “tarantinianas”, por supuesto) y una larga y tensa persecución. Los protagonistas, Gallner y Fitzgerald, poseen un carisma natural y una potente química. Es obvio que, en contra de lo que afirman algunas críticas entusiastas, J.T. Mollner no ha descubierto la rueda. Pero su carta de amor al cine de Tarantino merece más simpatía que la mayoría de los espectáculos robotizados y muertos que nos llegan en los últimos tiempos desde Hollywood.

 

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