“La maldición de Hill House” atrapó a medio mundo en 2018, y para hablar de ella se usó mucho ese piropo envenenado: “es de miedo pero es muy buena” (que recuerda al típico “para ser española esta película está muy bien”). No es ninguna noticia que el género de terror está tremendamente infravalorado dentro del CineSerio TM, y por supuesto en las temporadas de premios (cosas como el Oscar a Kathy Bates a “Misery” se quedan en hazañas). “Hill House” (que adaptaba “The Haunting” de Shirley Jackson) fue un magnífico drama familiar, sí, pero un magnífico drama familiar de terror. Y por eso llama la atención que las defensas a ultranza de esta “Bly Manor” (que adapta “Otra vuelta de tuerca” junto a otros relatos de Henry James) tiren precisamente por el camino de “hay menos sustos porque es una historia más adulta, y no es terror sino amor”.
“Bly Manor” mantiene grandes bazas que ya tenía su predecesora, entre ellas una fotografía y dirección de arte impecables, pocas quejas se le pueden poner al continente y a cómo lo presenta... El problema aparece cuando llegamos al contenido y a cómo lo cuentan. “Hill House” mantenía un estupendo equilibrio entre el terror y el drama, hasta el punto de que lo que menos interesaba era el terror, y en “Bly Manor” la balanza se inclina claramente hacia el drama. La ambientación malrollera que tan bien funcionaba, quizás porque de tener solo a Flanagan hemos pasado a tener hasta siete directores, ha desaparecido. ¿Esto es un problema? No tiene por qué: son dos series independientes, y no sería justo basar todo en el hecho de que es inferior a la anterior entrega. Pero no se trata de eso: aún juzgándola por sí misma, “Bly Manor” se ha vendido como una historia de miedo, y no lo es en absoluto. Una vez más: ¿esto es un problema? Pues sí, pero no tendría por qué serlo si la historia en sí funcionase, y aquí reside el principal escollo.
Porque los dos episodios finales funcionan tan bien porque esas historias sí interesan, sí están bien manejadas. “Es una historia de amor, no de fantasmas” dice un personaje en cierta escena, y esa historia de amor sí nos importa, pero no es la que vertebra la temporada, no es de la que nos hablan continuamente (la del chófer y la niñera), ni siquiera la que desencadena todo el drama (la de Henry con su cuñada), y por el tratamiento que recibe en pantalla en cuanto a minutos podría ser más bien secundaria - algo parecido ocurre con la historia de Hannah y Owen. Tenemos a un conjunto de personajes perdidos en esa mansión, que en teoría forman una “familia” como los Crain, pero no terminamos de sentir naturales esos nexos y ese viaje. En absoluto “La maldición de Bly Manor” es mala o una pérdida de tiempo, y de hecho probablemente su cierre esté mas conseguido que el de “Hill House”, pero sí es bastante fallida en sus pretensiones, viéndose lastrada sobre todo por un carácter disperso y unos personajes con los que es muy complicado que el espectador pueda sentir esa cercanía responsable de que, en su predecesora, lo de menos fuese el terror.
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