“Posesión Infernal: El despertar (Evil Dead Rise)” viene a cumplir con todo lo que un amante de la saga puede esperar: mucha, mucha, mucha, mucha sangre. Sin embargo, también se posiciona como la más comodona de la franquicia y eso que, sin llegar a saberlo, los fans la llevaban esperando diez años. Para hablar de ella hay que poner los antecedentes primero, puesto que estamos ante una de las grandes y más innovadoras obras de culto del cine de terror de los ochenta y el título que puso a Sam Raimi en órbita.
La saga de “Evil Dead” siempre se ha asentado en un lugar extraño en cuanto a género se refiere, puesto el film inicial basculaba entre el terror y el humor, con un increíble Bruce Campbell que hizo de la sobreactuación un arte, y un Raimi que supo sacarle partido como nadie al presupuesto. “Evil Dead 2: Dead By Dawn” se convirtió en una reinterpretación de lo que fue la primera película con el añadido del brazo motosierra, entrelazando comedia y gore. “Evil Dead 3: Army of Darkness” dejaría el gore de lado y, sin ningún miedo, llevó la comedia al medievo en una épica fantástica. Finalmente, Fede Álvarez se atrevió a recuperar todo el gore que había ofrecido la segunda entrega y adaptarlo a un remake durísimo sobre la adicción a las drogas con uno de los finales más apoteósicos del cine de terror.
¿Y cuál es el sentido de este repaso? Pues mostrar que se trata de una saga mutante que se ha atrevido a cambiar de género cuando era necesario sin perder su esencia. Lo que lleva a hablar de “Posesión Infernal: El despertar (Evil Dead Rise)” y su comodidad. Es cierto que tiene el mejor CGI de la saga, la escopeta, la motosierra, las vísceras, un momento horrible con un rallador de queso, algunos vómitos, que hay unos juegos de cámara muy interesantes y una interpretación escalofriante de Alyssa Sutherland. Sin embargo, no arriesga en cuanto a trama, en cuanto a ingenio, en cuanto a lo infernal. Parece un lavado de cara lleno de sangre de algo que ya se ha mostrado en pantalla varias veces. Aunque no le quites todo el mérito, pues sí que intenta llevar el terror a un espacio más urbano, abriendo las posibilidades para el futuro de la franquicia. La cabaña se queda atrás para mostrar que “Evil Dead” puede ocurrir en cualquier lugar. En resumen, no es todo lo que esperábamos, pero consigue satisfacer desde su zona de confort.
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