La 72ª edición del Festival de San Sebastián se vistió de rojo para acoger la presentación de 'La Virgen Roja', extrañamente fuera de concurso pese a ser bastante superior a varias propuestas que formaban parte de la Sección Oficial. Aunque había deslumbrado con 'La Novia', Paula Ortiz no encontró en la prensa el mismo entusiasmo con 'Teresa', pero esta película parece que vuelve a reconciliar ambas partes – y, además, vaticinamos que no le irá nada mal en taquilla.
El reclamo es evidente: Najwa Nimri, que podrá encantarte o espantarte pero posee un magnetismo innegable, dando vida a un personaje tan oscuro como Aurora Rodríguez Carballeira, madre de Hildegart. El caso de la niña prodigio / la niña víctima del turbio experimento de su madre (escoge lo que prefieras) se ha llevado antes al cine: la película de Fernando Fernán Gómez con Amparo Soler Leal como Aurora es lo primero que viene a la mente, pero también están el cortometraje de Sheyla Pye 'The Red Virgin' (con Maribel Verdú e Ivana Baquero) o el documental 'A Virxe Roxa' de Marcos Nine (con Nerea Barros y María Vázquez), además de libros de Fernando Arrabal o Almudena Grandes. Una historia tan llamativa tiene, como decimos, esta vez a Najwa como su principal reclamo ante el público general. Y desde luego la autora de 'Viene de largo' vuelve a entregarse al 100%, pero los puntos fuertes de este proyecto no acaban ahí.
Es muy difícil aguantar un cara a cara con Najwa y no ser absolutamente eclipsado (sí, de los dos grupos que mencionaba antes en cuanto a ella, yo estoy en el equipo “encantarte”), pero por eso mismo quiero resaltar el trabajo de Alba Planas. La actriz, a quien ya habíamos visto en 'Días Mejores' o 'Skam España', tiene aquí su primera gran muestra de valor, proyectando estupendamente cómo la sumisión inicial de Hildegart va evolucionando, y dejando por el camino dos momentos especialmente destacables: el baile con Abel Velilla (magnífico también Patrick Criado y magnífica también esa otra película de amor y admiración que hay aquí) y el enfrentamiento final con Aurora. Las dos protagonistas se ven además muy beneficiadas por el trabajo de Aixa Villagrán, de nuevo luciéndose con una secundaria que pide a gritos una historia propia.
La mencionada escena del enfrentamiento juega con los puntos de vista e, incluso, con la estabilidad mental de Aurora, siendo una de las grandes ideas que alejan esta película de un biopic al uso, como ocurre también por ejemplo con los insertos de la estatua, o la representación del deseo entre Hildegart y Abel. La dirección de Ortiz y el guión de Eduard Sola y Clara Roquet se combinan, en definitiva, para dar lugar a una película donde el ritmo es también un acierto: sus casi dos horas se pasan volando.
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