La superficialidad es un atrevimiento que solo funciona en el caso de ser, al mismo tiempo, ligera y divertida. La caricatura es un estilo, un cómo y una forma, que solo resulta agradable si es inteligente y original. En el caso contrario, uno puede resultar estúpido y frívolo tratando de mostrarse superficial; y las caricaturas sin inteligencia nos llevan a los humildes dibujantes de turistas en los monumentos nacionales; sus obras son efímeras como la propia naturaleza de su trabajo. “La Tierra según Philomena Cunk”, sin ser un dechado de virtudes, cumple a rajatabla las normas no escritas (hasta que las he escrito yo aquí) para prescindir de la objetividad y de la coherencia.
Este documental de cinco episodios escrito principalmente por Charlie Brooker (“Black Mirror”) en el que una ficticia Philomena Cunk, que ya protagonizó el documental “Cunk On Britain” en 2018, recorre la historia de la humanidad a lo largo de la historia es una suerte de remedo del “Sapiens” de Harari acelerado y desmitificado. La historia del ser humano, en manos de Cunk, es más un accidente que un destino. A través de una marcadísima bis británica, “La Tierra según Philomena Cunk” nos presenta un mundo que siempre ha terminado pecando de alguna forma: ya sea por soberbia, ira, fanatismo o ignorancia. Si británico es su humor, británicos también son sus modales. “La Tierra según Philomena Cunk” intenta mostrarse ecuánime y su repaso, por ejemplo, de la historia de las religiones monoteístas o de la carrera armamentística tras la II Guerra Mundial, combina el humor punzante de Cunk (interpretada por Diane Morgan) con el buen gusto suficiente como para no tomar la parte por el todo; como para no caer en el chascarrillo y los clichés habituales que suelen predominar en el humor español, donde los malos son siempre los mismos, además de tontos, y nos parece estar escuchando el mismo chiste una y otra vez.
Especialmente divertidas son las entrevistas de Philomena Cunk con expertos reales de las principales universidades británicas, donde consigue llevar el surrealismo al límite provocando situaciones cargadas de ironía que resultan al mismo tiempo didácticas e hilarantes; amén de conseguir un logrado equilibrio entre lo objetivo y lo subjetivo. “La Tierra según Philomena Cunk” es un feel good mockumentary con el que, paradójicamente, uno puede olvidarse de los problemas del mundo y del día a día al perderse en los problemas del mundo y del ser humano a lo largo del tiempo. A pesar de no ser memorable es terriblemente ameno y ágil; su falta de trascendencia es un agradable refresco en mitad del desierto de autocontemplación al que nos llevan muchos de los creadores humorísticos del momento. Altamente recomendable, sus cinco episodios se ven en apenas dos horas y media; es un divertido ejercicio de ausencia de ego y de ironía ante la vida que nos ayuda a mirar el mundo tal y como lo que es. Y lo que es más importante, es capaz de mirar las miserias del ser humano con compasión, desnudando en su grandilocuencia a quienes nos tomamos demasiado a menudo demasiado en serio.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.