Crítica de 'La Joia', el documental sobre Bad Gyal
Cine - SeriesDavid Camarero

Crítica de 'La Joia', el documental sobre Bad Gyal

6 / 10
Fran González — 24-10-2024
Empresa — Entrelineas, Nanouk Films, Amazon Prime Video
Fotografía — Cartel de la película

La carrera de fondo que para cualquier artista supone lanzar su primer disco de estudio es un momento que nunca se olvida. Si además de la natural trascendencia que presenta de por sí la ocasión, le sumamos la infinita cantidad de obstáculos y escollos a los que tuvo que hacer frente Bad Gyal para oficializar su puesta de largo, el recuerdo entonces se convierte en una tormenta de vivencias agridulces a través de las que queda claro que en este juego hay demasiadas partes que quieren su parte de pastel y nada termina siendo tan gratificante como lucía en el papel.

Una artista necesita que la dejen dedicarse a lo que su pasión verdaderamente le dicta, y más allá de tratarse de un retrato audiovisual de un momento muy concreto en la vida profesional de Alba Farelo (la salida de su primer elepé), “La Joia” de David Camarero es una cruda representación de cómo los paratextos de la música y las normas superficiales de la industria pueden llegar a marchitar el estado de ánimo de alguien que tan solo quiere compartir su arte con sus seguidores sin tener que lidiar con timings, deadlines, teasers y demás anglicismos irritantes.

Ni el evento más glamuroso ni la colaboración más puntera le iluminan el rostro a la cantante catalana tanto como sus sesiones en el estudio o el preciso instante en el que por fin puede decir que su disco debut está en el mercado. Más de dos años de penurias, peleas, estreses y ansiedades que quedan reflejadas en este viaje de hora y media montado a partir de vídeos caseros grabados por diferentes miembros de su equipo.

Junto con testimonios de otras personalidades colindantes a la trayectoria de Alba (Nicki Nicole, Karol G, Tokischa, Quevedo, Myke Towers), “La Joia” no solo nos adentra en los entresijos e interioridades de ese LP que nunca terminaba de llegar y que prolongó su fecha de salida hasta llevar la paciencia de sus seguidores al límite. Paralelamente a su leitmotiv, el documental también nos previene de las diferentes aristas en la personalidad de Alba, quien es capaz de mostrar su carisma sin filtros ni medias tintas en cada secuencia. Una artista que no hace prisioneros, que lleva el barrio y la familia dentro, incluso cuando está a punto de comprar un reloj de Cartier, y que en medio de la Fashion Week no tiene reparos en admitir que lo que de verdad querría es estar en el monte fumándose un porro.

Más de un lustro después de que comenzáramos a escuchar sus primeras letras y de que atestiguáramos el éxito de temas como “Chulo”, “Real G” o “Mi Lova”, nos sorprende toparnos con una artista tan humana que ni la fama ni el reconocimiento le han impedido seguir siendo la misma. Capaz de reconocer sus inseguridades físicas sin tapujos, usar su habitual labial del Mercadona o poner a prueba la censura televisiva con su vestimenta, la de Vilassar de Mar demuestra que sabe bien cómo disociar los distintos ámbitos que han construido su persona y que como artista mainstream siempre jugará en una liga muy suya.

Una actitud subrayada por el arropo de un equipo más próximo al lazo familiar que a un management al uso y cuya representante, Alba Blasi, no durará en dejar por escrito lecciones constantes de psicología y entendimiento profesional a golpe de tesón, entereza, cariño, franqueza y notas de audio. Sin duda, pilares fundamentales para que la cara más oscura de esta profesión no termine por desgastar la ilusión de su artista y ojito derecho.

“2023 será el año de mi disco”, decía Alba Farelo en un directo de Instagram ante la ilusionante escucha de sus miles de fieles. La historia resultó ser otra, y a caballo entre la excusatio non petita y el deseo de manifestar la exponencial crecida de la artista, “La Joia” se convierte en un interesante artefacto que nos muestra una realidad igualmente aplicable, por desgracia, al contexto estadístico y mercantilizado de muchos otros artistas de su nivel. La música, la última mona.

 

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.