Kneecap
Cine - Series / Rich Peppiatt

Kneecap

8 / 10
Fran González — 27-09-2024
Empresa — Filmin
Fotografía — Cartel de la película

En un momento en el que los biopics musicales han rebosado desmedida y desastrosamente la cartelera y la mayoría de los mismos han sido condenados a pasar sin pena ni gloria por la memoria del espectador, disfrutar ahora de “Kneecap” se siente verdaderamente un exquisito maná en medio de un desértico peregrinaje.

En primer lugar, es justo decir que la propuesta firmada por Rich Peppiatt juega en una liga distinta a la de las habituales memorias audiovisuales vistas hasta la fecha. No solo por las cuantiosas licencias narrativas y extra-oficiales que el film se permite a lo largo de su metraje (retorciendo su punto de partida hasta presentarnos una ficción adulterada pero deliciosa), sino porque la cinta per sé cuenta con los propios miembros de la banda interpretándose a sí mismos en un insólito y arriesgado ejercicio escénico (especialmente si tenemos en cuenta que ninguno de los tres protagonistas es actor profesional).

Contra todo pronóstico, el experimento sale rematadamente bien. De hecho, tendremos que frotarnos los ojos en varias ocasiones ante el deslumbrante debut actoral del trío, que además de lograr su cometido con emocionante apremio (poner de relieve su valía como emisarios de la lengua irlandesa en la escena musical presente), consigue firmar una muy sorprendente actuación que no nos extrañaría que terminara siendo la primera de muchas.

Sumado al colosal carisma en pantalla de sus tres voces principales, contaremos también con un genial Michael Fassbender que asevera la nota reivindicativa del texto con sus contadas pero certeras apariciones. En la piel de un líder republicano condenado al ostracismo, el actor bávaro recupera sus orígenes gaélicos sirviendo como la piedra de toque para los latentes ideales de Móglaí Bap y Mo Chara (enmarcados en ese emocionante mantra que progresivamente irá calando y trascendiendo también ante nuestros ojos: “Every word of Irish spoken is a bullet fired for freedom”).

A golpe de visiones ketamínicas, poesía urbana en cuadernillos y oscurísimas bromas anti-británicas, la dupla rapera nos involucrará en su particular espiral de drogadicción, barrio, reivindicación lingüística, hostilidad política y conciertos desmadrados hasta lograr que entremos sin cuestiones en su caricaturizada realidad y en su inmisericorde imaginario a la Irvine Welsh. El camino de los mencionados se cruzará en un momento dado con el de JJ Ó Dochartaigh (DJ Próvai), un infeliz profesor de escuela con alma de músico frustrado que encontrará en estos dos jóvenes rapsodas la puerta a un nuevo horizonte profesional. Y lo demás, como se suele decir, es historia: la de una banda dispuesta a convencernos de la importancia de su empresa y destinada a poner en el mapa su lengua materna como pocos artistas se han atrevido antes.

El maravilloso juego de espejos que Peppiatt nos propone aquí, a caballo entre la meta-realidad y la fantasía sobredimensionada, será por entero lo que permita que la película se distinga de sus parientes más cercanos y no la haga caer en los vicios sobre-expositivos y cargantes de cualquier biopic al uso. Lejos de tratarse de un capricho nacionalista y vacuo, “Kneecap” logra ir más allá de las lindes propias de su género (aunque su banda sonora sea inequívocamente uno de sus puntos fuertes) y resignifica con devoto cariño un sentir compartido por millones de voces silenciadas. Si todavía queda alguien preguntándose por qué una banda tan joven se ha ganado ya los honores de protagonizar su propia película, el visionado de la misma responderá a cualquier duda.

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