IZARO: Limoiari Eztia / Reivindicar la ternura
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IZARO: Limoiari Eztia / Reivindicar la ternura

8 / 10
Urko Ansa — 10-11-2022

El próximo lunes 14 de noviembre se estrena en el Festival Zinebi de Bilbo este pedazo de documental sobre la cantante Mallabitarra y las circunstancias y preparativos que propiciaron el histórico llenazo del Velódromo de Anoeta del pasado 7 de mayo. Mondo Sonoro ha tenido acceso exclusivo a dicho contenido, un documento excepcionalmente crudo donde la protagonista entra sin tapujos en sus vivencias y sentimientos previos al evento. El propio concierto constituye el hilo argumental y el punto culminante de toda la trama, pero lo realmente importante son los efectos que causa en Izaro. Destacamos aquí los mejores momentos de esta terapia a corazón abierto, aunque si váis a acudir a Zinebi y ante el riesgo de hacer de spoiler, os recomiendo dejar de leer este artículo inmediatamente.

Es la propia Izaro quien, por si fuera poco encargarse de componer y escribir, ha diseñado el hilo conductor de este documento (es decir, el guión), además de encargarse de la dirección junto a Ander Merino. Ella misma nos cuenta en él que “este documental iba a tratar del concierto del Velódromo. Luego iba a ser otra cosa, y creo que he escrito seis versiones diferentes. He pasado por un montón de fases, empezando por el enfado (“no quiero decir nada”), pero creo que ahora estoy en una fase más relajada en la cual puedo sacar algo desde dentro hacia fuera. La vida es una constante formación y creo que enseñar ese proceso es lo que yo realmente soy hoy”.

“Este último año, y acaso los dos últimos, estoy involucrada en obras emocionales y existenciales. Es complicado que una parte importante de tu vida esté sucediendo en un escaparate. ¿Dónde está la frontera entre el trabajo y la pasión? ¿La frontera entre la autoexplotación y el sacrificio? ¿Cuántas Izaros entran en mi existencia? ¿Cuándo el espacio de lo público se convierte en espacio interior? ¿Cuándo sientes que si algo no ocurre delante de los focos, en realidad no ocurre? En este sentido, ha sido importante para mí darme cuenta de que la vida fuera del foco ya es una vida plena”.

La obra de 58 minutos de duración es el proceso mismo de la gestación y montaje del concierto, donde podemos ver los ensayos, los saludos entre los músicos, cuestiones técnicas y escenas de backstage; aunque, volvamos a remarcarlo, lo verdaderamente importante es aquí la cruda y sincera exposición de los sentimientos más profundos de Izaro. Vemos como va atravesando distintas fases de introspección, autoanálisis, miedo, dudas y nervios hasta llegar a la paz consigo misma y con su personaje, hasta culminar (y en eso los tiempos han estado especialmente bien medidos) en la gran explosión del concierto, del cual poco podemos ver al ser el proceso mismo lo más granado del documental, pero podéis consultar todos los detalles en la crónica que publicamos en su momento. Tampoco nos extrañaría, y así lo deseamos, que se editara un DVD con el propio concierto.

“Pasé de pensar que no podría ser feliz si la música no fuera mi profesión a imaginar que si no hubiese cogido este camino, qué bonito hubiera sido el otro. Empecé a sentir una profunda pena, tristeza y apatía. Llevo las últimas semanas, dos meses, un poco depre. Estoy triste todo el rato, supongo que tengo mucha presión. Llevo unos días que me siento rara. He estado escuchando “Motomami”, llorando all the time. Rosalía es mi mejor amiga ahora mismo”.

“Estoy cansada. Yo no soy ahora mismo algo más que mi trabajo. Soy mi trabajo, y eso me ha hecho ser invisible como persona. Y como soy alegre y resolutiva, la gente nunca asume que necesito ayuda, pero la necesito. No estoy, no existo. Estoy triste. Empecé a ir a terapia, y voy a utilizar esto como parte del proceso terapéutico. He sentido también que siendo una líder femenina joven, hay una cierta conceptualización de debilidad que viene desde fuera. A menudo es muy sutil, y a veces se hace de manera no intencionada. Muchas veces me he sentido tratada como débil, como si todo esto que me ha ocurrido lo hubiera recibido por sorpresa o por arte de magia y como si esto no fuera el reflejo de mi trabajo. Tuve un colapso en mayo de este año, o antes, que yo llamo erreteneko zikinen kolapsoa (nota: algo así como el colapso de la suciedad de la acequia)”.

Obsérvese, a estas alturas, la crudeza y la absoluta honestidad de sus declaraciones. El exponerse de esta manera, lejos de debilitarla, la hace más auténtica y más fuerte, además de ser un paso que pocos se atreverían a dar. Hay escenas muy bonitas, como la que graban en la azotea del Teatro Victoria Eugenia de Donostia, desde donde se aprecia el Kursaal, la playa de la Zurriola, el Monte Ulía... o la preparación del columpio donde sube a los cielos en el momento culminante del show: la preciosa “Delirios”.

“Si tuviera que hacer el mapa conceptual de los tormentos más notorios, creo que lo primero sería hablar del odio o de la rabia. Nunca había sentido odio a mí misma antes de ser famosa, y fue muy fuerte para mí. Lo segundo sería quizás el juicio, sentirse constantemente juzgada. El sentimiento de deudora, que no puedes comprender del todo, y un sentimiento como de decepción muy pronunciado, que a su vez no identificas como cien por cien propio. Sientes indefensión y culpa, estás siempre en alerta, cuerpo y alma, con todo el estrés y el cansancio que ello conlleva. Y el miedo y la duda. Ese círculo nunca para hasta que tú misma sales de él. Todo eso es muy ruidoso y manifiesto, y a veces una no puede sacárselo de encima puesto que el dolor requiere mucha atención, mas una vez que le miras de frente fijamente empieza a callarse y volverse pequeño hasta desaparecer”.

Izaro nos habla mientras la maquillan, o sentada en el suelo, o en una habitación llena de espejos. Todo ello con una sencillez y una naturalidad en la ejecución que hacen la cinta muy amena. Alrededor suyo, sus fieles músicos: Garazi Esnaola (teclados), Iker Lauroba (guitarra), David Gorospe (bateria) y Julen Barandiaran (bajo), que hicieron del concierto algo único y espectacular. Aunque la larga lista de estrellas invitadas fuera especialmente llamativa, estos cuatro musicazos protagonizaron el auténtico mérito de sostener el concierto. Vayamos con la lista de los principales invitados, un plantel de lujo en el que no se olvidó de músicos de su tierra: Pedro Pastor, Amaral, Cris Lizarraga (Belako), Gartxot Unsain, Eñaut Elorrieta o Xoel López, además del grupo cubano que llenó de vida “La felicidad”. (Más detalles sobre los músicos cubanos en la crónica del concierto mencionado).

Una Izaro ya parcialmente maquillada nos confiesa que “estoy haciendo un tratado de paz conmigo misma y con mi yo del pasado. Creo que se trata del aprendizaje más importante que he hecho en los últimos años. Estoy dejando fuera del sistema al odio y al juicio y convirtiendo la culpa en empoderamiento y el odio en amor. Estoy comprometida en hacer las paces conmigo misma y lograr vivir cómoda y feliz. He decidido elegir dónde apuntará mi foco, y lo hará hacia el amor. He entendido que el amor es un sujeto activo que hay que elegir todos los días, que no es algo que viene hacia nosotros por arte de magia. Igual que puedes elegir otras vías yo he elegido hacer el camino desde la perspectiva del amor, reivindicar la ternura y elegir la paz y el cariño. Y quiero hacer de eso mi liderazgo, hacer las paces conmigo misma y dar las gracias a todas mis versiones a la vez que me digo que estoy orgullosa de mí misma. Y que esa sea nuestra revolución: la revolución del amor y del mimo, y la de la belleza”.

Continúa con “tengo la sensación de que la sociedad está exhibiendo una actitud despiadada y que estamos a la espera del error del otro para recrearnos es esa pena y en ese dolor. Y a la vez que creamos ese martirio, los que tratan de corregir ese odio desde el odio no se dan cuenta de que no son tan distintos”. Siguen maquillando a Izaro y se relaja tanto que le entra el sueño. Más declaraciones: “Creo que las personas son como las flores, y que florecemos si hay un ambiente adecuado. Quiero dar las gracias a todos aquellos que han conformado mi ecosistema, porque he tenido mucha suerte en mi vida y he florecido mucho, he florecido bien y a menudo libremente. Quisiera crear eso: un ambiente que propicie el florecer de los que están alrededor y conservar lo que ya ha surgido. Reivindicar la ternura, el querer entenderse, el querer comprender. Y, desde esa humildad, hacer florecer y que vengan las flores que quieran venir a florecer con nosotros. Una vez que te has comprometido y has trabajado en ello llegan los frutos y el amor”.

Una hora para el comienzo del concierto. “Sergio llevaba un tiempo soltando ‘venga, la siguiente el Velódromo’ en ese grupo de Whatsapp, hasta que un día me lo propuso en serio: ‘¿Hacemos el estreno de “Limones de oro” en el Velódromo?’. Parecía inverosímil. Y era complicado porque había que promocionar el concierto cuando el disco aún no se había publicado. Es decir, aunque era de hecho la presentación del disco, nunca se anunció como tal. Y a pesar de todo ello se agotaron los tickets en un santiamén.

En relación a cómo se siente siendo la primera mujer que llena el Velódromo, confiesa que “es raro. Para mí es difícil ubicarme y darme cuenta de que esa persona soy yo (en realidad, yo, mi grupo y todo el conjunto de personas que estamos trabajando hoy aquí: alrededor de 140). Sí que es un poco agridulce ser la primera a estas alturas de la película, pero también es un pequeño sueño cumplido: el pensar a lo grande que he tenido desde pequeña. He sido muy libre a la hora de soñar, y también es cierto que a veces hay ciertos complejos por ser de una localidad pequeña, y que está fuera de lugar pensar a lo grande. Para mí, noches como hoy confirman que no es cierto, que se puede soñar a lo grande independientemente de tu origen y de cómo eres. Y eso está guay. Esto que estoy viviendo no es algo común, pero para nosotros es el siguiente paso natural, lo cual es súper jarto. A veces es necesario tener perspectiva para darte cuenta a qué te has acostumbrado, porque el humano se acostumbra rápido a lo bueno y a lo malo”.

Las imágenes de gente haciendo cola se transforman en carreras cuando se abren las puertas: las primeras filas están muy cotizadas, aunque sea de agradecer la ausencia de segregación en función del bolsillo de cada cuál. Aquí el que corre y hace cola con antelación se lleva el gato al agua. Lo cierto es que un mes antes del concierto ya se habían agotado las 6.000 entradas. Y el estruendo cuando sale Izaro es abrumador; el resto ya es historia.

El epílogo nos sorprende con un poema de Gloria Fuertes, recitado en off por la propia Izaro, antes de más escenas del concierto:

“Me dijeron:
O te subes al carro
o tendrás que empujarlo.

Ni me subí ni lo empujé.
Me senté en la cuneta
y alrededor de mí,
a su debido tiempo,
brotaron las amapolas”.

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