Los saltos en el tiempo terminan, la guerra empieza y los jinetes se ponen a volar para la danza de dragones. “House Of The Dragon” termina una segunda temporada en la que los personajes asientan sus arcos argumentales tras la interrupción constante y los cambios de reparto de la primera. Además, arranca sin nada que envidiar a “Juego de Tronos”, pues su contenido elenco de personajes permite seguir las diversas tramas con sencillez sin sentir que los creadores no saben qué hacer con ellos, tal como pasó en el fatídico final de la secuela.
Hay muchos elementos que brillan en esta entrega, por ejemplo, los diálogos o la construcción de mundo que se siente conectada y realista (dentro de su universo), y suponen un crecimiento frente a las bases que se establecieron en la primera. Ya no hay esa sensación de telenovela ni negativa, ni positiva, sino diferente, que contrasta con el nihilismo actual donde las relaciones de amor quedan en un segundo plano para dar paso a una reflexión un poco más sesuda.
Entonces, ¿por qué no es mejor que la primera siendo un producto, en cuanto a técnica y contenido, superior? Porque resulta ser un valle narrativo, donde hay mucha preparación de un futuro que nunca llega. Efecto evidenciado por ese cliffhanger final en el que todas las tropas se ponen en movimiento hacia una guerra para la que tendremos que esperar un mínimo de dos años. Ocho capítulos que dan sensación de coitus interruptus, en los que se cocina un caldo hasta dejarlo listo, pero que todavía no nos dejan probar. Y algo similar ocurre con los arcos de personajes. Daemon está con sus visiones durante la mayor parte del tiempo, Alicent y Rhaenyra tienen miedo a la guerra y viven en la duda eterna, y el resto de personajes viven una trama de bastardos inconclusa. Se alargan durante horas sin resolverse abriendo la posibilidad de que aparezcan los peores enemigos del entretenimiento: el tedio y el hastío.
Tras el tiempo que le dedican los fans a una historia como esta, debería dárseles una emoción, una teoría, un algo con lo que mantener la espera y sentir que “House Of The Dragon” no acaba en la pantalla. Sin embargo, eso no emborrona las buenas interpretaciones, la más que lograda dirección de arte, el CGI competente y un guion perfectamente escrito.
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