El ganador del Óscar a mejor Guion adaptado por “Descifrando Enigma” (“The Imitation Game”), Graham Moore, debuta en la dirección con “El sastre de la mafia” (“The Outfit”), una película de cine negro ingeniosa y tremendamente estilizada.
Con aroma clásico al cine de Alfred Hitchcock y a las novelas de Agatha Christie, pero también a “Reservoir Dogs”, la película nos cuenta –en un único espacio, una sastrería de Chicago– una historia de mafiosos en la que un sastre cede su sala de corte como zona de intercambio de paquetes para la mafia. Pero las cosas se complican cuando el propio sastre se involucra en una disputa entre dos familias de la mafia. Y lo hace superando nuestras expectativas, encadenando a lo largo de una hora y cuarenta minutos giros que consiguen captar nuestra atención durante todo el metraje.
A ello ayudan las magnéticas interpretaciones del grandioso Mark Rylance y de un apoteósico Simon Russell Beale, a quienes respaldan Zoey Deutch, Dylan O’Brien, Johnny Flynn o Nikki Amuka-Bird. Porque, con un montaje tremendamente cuidado y un estilo totalmente teatral, la cinta se vertebra a partir de las magníficas actuaciones de sus protagonistas, especialmente de la de Rylance, siendo la cámara casi un mero espectador más. Rylance borda a un personaje de apariencia calmada (un sastre británico que se muda a Chicago) pero tras cuya fachada amable se esconde una oscura y traumática vida digna de un personaje escrito por Paul Schrader –aunque el guion es obra del propio Moore junto a J. McClain–.
En definitiva, una producción pequeña y teatral que se levanta sobre una creciente tensión contínua y unas actuaciones totémicas hasta convertirse en una de esas cintas que merece mucho la pena ver.
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