Salida de la película más alocada de James Gunn, “The Suicide Squad”, llega a HBO Max la serie de “Peacemaker”, el spin-off de uno de los personajes más deleznables de DC que nadie pidió y que ha venido para quedarse. Ya con una segunda temporada confirmada, esta serie se eleva gracias al crecimiento del subgénero de superhéroes macarras. “Deadpool” nos lo mostró, “The Boys” nos lo aseguró y “Peacemaker” lo ha confirmado: los héroes de luz están por desaparecer.
El pacificador es en sí, basura humana, un machista ultraamericano, criado por un racista extremo, que lucha por la justicia. Un asesino, que solo cree en la paz absoluta a través de la violencia, que quiere dejar de ser malvado, de sentirse solo y despreciado. Un meme en sí mismo y quién mejor para interpretarlo que la personificación de los memes en internet: John Cena. A pesar de que en las escenas más dramáticas se notan sus carencias actorales, consigue darle cuerpo y mucho humor a un antivillano que, por ser una broma, tal como dijo Rick Flag, en “The Suicide Squad”, ha mostrado más capas de las que parecía tener en una primera instancia.
Y es que la propuesta de James Gunn es hacer un reflejo de la capacidad del ser humano para cambiar y mejorar, aunque no se espere nada de él. Pero no solo lo logra con su protagonista, sino que el resto de personajes que lo acompañan en su cruzada contra su padre y unos marcianos mariposa que controlan a las personas, siguen el mismo tipo de arco narrativo. Outcasts sociales que, estancados en sus códigos morales, piden a gritos que alguien les muestre que pueden ser mejores.
Sin duda, la firma de James Gunn está por todas partes, personajes amantes de la música rock, estilazo visual combinado con un toque cutre que le da personalidad y sí, bromas que, a veces, se alargan hasta el punto de ser incómodas cuando el director y guionista se recrea en ellas.
Y no solo sucede con los gags, también se nota que hay momentos en los que las situaciones se estiran como un chicle, porque los capítulos centrales son un valle de tensión narrativa al que le gustaría realzarse para dar la misma energía que en sus primeros y últimos compases. A pesar de que en ellos se desarrollan los personajes, hay un sentimiento de relleno que demuestra que, quizás, a la serie le sobran un par de capítulos.
Sin embargo, pese a sus flaquezas, ¿quién no se ha enamorado de uno de los mejores openings que se han hecho en la televisión? La coreografía al ritmo de “Do You Wanna Taste It”, de Wig Wam, establece el mood para lo que son ocho capítulos de locura.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.