De los creadores de “Élite” (Carlos Montero) y “La caza” (Agustín Martínez), llega a la plataforma Netflix la nueva apuesta de terror fantástico patrio de la temporada. Apenas semanas después del largometraje “El páramo” de David Casademunt, podemos ver esta serie dirigida por Jorge Dorado (“Mindscape”) y Carlos Torrens (“Emergo”), cuyo repertorio de actores y actrices incluye a Ana Tomeno, Carla Campra, Marta Nieto, Ángela Cremonte, Isak Férriz, Ernest Villegas y Patricia López Arnaiz. De todos ellos, destaca el trabajo de las jóvenes Ana Tomeno y Carla Campra, a quien deberíamos sumar el de Isak Férriz, quien encarna al inspector de policía encargado del caso.
La trama gira en torno a la historia de dos hermanas que, tras un día de fiesta, se despiertan descubriendo que sus padres son los monstruosos líderes de una secta y que esa misma noche provocaron un suicidio masivo en una mina del pueblo. Lo cierto es que la serie comienza de un modo prometedor, incluso su primera mitad es francamente disfrutable y técnicamente se mantiene más que bien (sobre todo el piloto y un cuarto capítulo en blanco y negro ambientado en la época franquista), pero decae a toda velocidad durante su segunda mitad, salvándose únicamente por su excepcional factura visual.
La prometedora trama acaba siendo víctima de un guion con multitud de fallos, lo que acaba mermando muchísimo el valor de una serie que podría haber alcanzado mejores cimas. Si bien el argumento y el reparto resultan suculentos, “Feria. La luz más oscura” evidencia haberse estirado más de lo necesario, dando la impresión de que la productora se preocupa más por futuras temporadas que por desarrollar esta primera con la mejor calidad. La desaparición de actores protagonistas del mapa así como el cortante final nos acaban dejando un mal sabor de boca y subrayando que quizás el formato miniserie –al estilo de “El desorden que dejas” del propio Montero– le hubiera hecho un favor al guion y al conjunto.
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