Arrebato
Cine - SeriesIván Zulueta

Arrebato

8 / 10
Luis M. Maínez — 01-02-2022
Empresa — Nicolás Astiarraga P.C. / Flixolé
Fotografía — Cartel de la película

La versión original de ‘Arrebato’ se estrenó el salas españolas en 1979 sin trascender al gran público salvo a quienes leyeran alguna reseña en medios especializados. El momento en el que la cinta vio la luz, quizá en el periodo más críptico de la España contemporánea, en mitad de la transición y en los albores de la Movida y del estallido de color que supuso el periplo 82-92 en el país, sirve de escenario para una película compleja y punzante que consiguió un estatus de privilegio dentro del panorama cinematográfico nacional a través de la influencia que sí consiguió entre la gente del cine que acabaría liderando la industria en las décadas siguientes.

Como muchas obras visionarias, ‘Arrebato’ fue una incomprendida en su tiempo, y el aura de malditismo que la rodea forma ya parte del cine patrio: su director no volvió a dirigir más después de ésta su segunda obra, y el ambiente turbio y desasosegaste que habita en la película desde el primer instante del metraje casi maldicen al espectador del mismo modo que algunas obras maestras de Kubrick como ‘El Resplandor’ o ‘La Naranja Mecánica’.

El pasado 21 de enero, FlixOlé, la plataforma de streaming especializada en cine español y en castellano, ha estrenado una versión nueva, restaurada en imagen y sonido, que le otorga a la película una dimensión mayor a nivel estético sin modificar su inquietante esencia.

‘Arrebato’ nos muestra la vida del director de cine de terror de serie B José Sirgado a través de varias líneas temporales en las que la presión y la carga del pasado sobre su persona se manifiesta en la figura de Pedro, un tipo absolutamente tarado y terrorífico que resulta ser el primo de su ex pareja. Pedro, dentro de su más que clara demencia, está obsesionado con la captura visual de su universo, que se ciñe al interior y al exterior de la casa de campo donde vive. Pedro captura las mismas imágenes una y otra vez y se obsesiona con un hallazgo fílmico que le quiere transmitir a nuestro director, que sucumbe al ‘Arrebato’ porque tampoco parece estar muy en sus cabales, quizá también por el acusado consumo de drogas que lleva a gala. La vida personal del director Sirgado sirve de envoltorio para hablarnos de la espiral de autodestrucción que lleva tatuada en el alma.

Ciertas obras con una sobrecarga de inquietud y sordidez me resulten personalmente algo incomodas de digerir, ‘Arrebato’ es una de ellas. Sin embargo, su envergadura técnica y narrativa hacen de la obra un prodigio. El uso del tiempo en el relato de la caída de José Sigardo hacia el ‘Arrebato’ está fragmentado y es anticlimático, refleja a la perfección una personalidad abrasada y en carne viva cuyos encuentros con Pedro suponen únicamente un periodo más de una vida encaminada al dolor. Apenas le vemos sonreír, y cuando lo hace su cara parece una mueca estirada por un marionetista.

El trabajo de Zulueta como (des)montador de puzzles narrativos en ‘Arrebato’ es sublime: la calidad de la película está en su propia concepción y en el trabajo de su elenco de actores. Filmada casi sin presupuesto, la nueva versión que se puede disfrutar ya en Filxolé -y que pudo verse en el cine que posee Tarantino en Los Ángeles, así como en pases seleccionados en otras ciudades estadounidenses- engrandece la experiencia visual y sensorial de la cinta, que resulta igual de impresionante y oscura que la original.

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