La archifamosa ex Destiny Child, hermana de Solange y miembro de The Carters (junto con su marido, el rapero Jay-Z), vuelve a golpear la mesa con un trabajo audiovisual en solitario; “Black Is King”(2020). Con él, Beyoncé, una de las personas más influyentes del planeta, continúa su necesaria lucha por la justicia racial mediante un trabajo técnicamente impecable pero obsesionado con la grandeza.
Mediante sus álbumes visuales “Beyoncé”(2013) y “Lemonade”(2016) la cantante se reinventó y adquirió nuevas cotas de profundidad, llevando su sonido a un nivel superior. El pasado año, el apabullante documental y álbum en directo "Homecoming"(2019) nos dejó con la mandíbula colgando a través de una mastodóntica actuación en Coachella y poco después, la diva presentó “The Lion King: The Gift”(2019), con canciones creadas para el remake de Disney y otras simplemente inspiradas en él. Ahora ha regresado con una película conceptual edificada sobre la música de este último proyecto; una producción que subraya el talento de la estadounidense, quien dirige, escribe, compone, canta y baila de forma endiablada, sobre una mezcla de R&B, música africana, pop, soul, electrónica y trap.
La cinta, ideada para su estreno en la casa de Mickey, resulta técnicamente explosiva, cargada de exuberantes coreografías, con una iluminación exquisita, un vestuario de ensueño y un portentoso tratamiento del color. Especialmente cuando la música se vuelve oscura y se disparan los graves; la puesta en escena, los movimientos de cámara y las contorsiones de los bailarines y bailarinas se funden en un montaje agresivo y trepidante. Tal es el efecto logrado en canciones como "Already", "My Power" o "Don’t Jealous Me".
Aunque “Black is King” se vanaglorie del hedonismo, el lujo, las joyas y las ansias de poder propias del mundo del hip hop, no deja de ser una delicia visual que cumple perfectamente con su doble función; divertimento y moralina étnica. Con colaboraciones provenientes de la música negra, ya sean físicas o vocales, de figuras como Pharrell Williams, Kendrick Lamar, Childish Gambino, Jay Z y Tierra Whack, o de promesas como Jessie Reyez, Mr Eazi y Yemi Alade, por nombrar algunas.
Probablemente, no se encuentren aquí las mejores canciones de la carrera de la responsable de “Freedom” o “Drunk in Love”, pero estamos hablando de un material que no resulta para nada desdeñable, con momentos potentes que logran ensalzar la belleza de la cultura afroamericana, inyectándole una buena dosis de energía. No hay que olvidar que, a pesar de sus defectos, “Black Is King” es un necesario canto de amor por la vida, enfocado en un colectivo que hoy en día no deja de sufrir opresión, violencia y desigualdad.
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