Sentimientos encontrados en un thriller sumamente entretenido, rítmico, bien interpretado, con buenos diálogos y secuencias de acción, pero cargado de inverosimilitud y agujeros de guion. Martín (Javier Gutiérrez), un honrado policía, vive su propio “Salario del miedo”(53) en la travesía de un furgón policial blindado cargado de presos peligrosos. Una estupenda secuencia de presentación deja clara la inestabilidad y el carisma de los reclusos, que son sometidos a un registro antes de iniciar su traslado por una carretera solitaria, en una fría noche de invierno. Para colmo, por si el bueno de Martín no tuviera suficientes antagonistas y factores adversos para acometer su tarea, el violento boicot de un enigmático personaje que reclama la entrega de uno de los presos hace que la adrenalina se dispare por los aires.
La película de Lluís Quílez apuesta por mantener una tensión cortante, apoyada en una estupenda música y ambientación, que funcionan a la perfección, sobretodo en su primera mitad, incluso cuando se vuelve una especie de slasher. Una pena que las interesantes escenas de acción rodadas a la antigua usanza, brutalmente planificadas y sin apenas CGI, queden en ocasiones arruinadas por comportamientos que se tornan incoherentes y que te sacan de su disfrute.
Chapó el papelón de los cuatro actores principales; Javier Gutiérrez, Karra Elejalde, Luis Callejo y Patrick Criado. Un reparto, eso sí, únicamente masculino, que reincide en otorgar al hombre el rol de personaje de acción, con aristas, y que sitúa a la mujer como una víctima unidimensional, a la que perpetúa erróneamente en el papel de presa.
“Bajocero” es un blockbuster cargado de testosterona e incongruencias que, a pesar de todo, resulta magnético. Una muestra más de la calidad técnica que están alcanzando gran parte de las producciones españolas en los últimos años.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.