Crítica de 'Avicci: Soy Tim' documental disponible en Netflix
Cine - SeriesHenrik Burman

Crítica de 'Avicci: Soy Tim' documental disponible en Netflix

4 / 10
Don Disturbios — 09-01-2025
Empresa — Netflix
Fotografía — Cartel de la película

En el mundo del audiovisual hay una máxima que te aconseja huir de cualquier documental en el que aparezcan los padres de la criatura, porque solo te ofrecerá la cara más amable de la historia por muy dura que sea. Y no es que “Avicci: Soy Tim” sea un horror. No es eso. Lo que pasa es que no rasca donde tiene que rascar y pasa muy de soslayo por los temas más espinosos que tienen que ver con el auge y caída de Tim Berling. Una de esas historias que, por desgracia, abundan bastante en todo lo que tiene que ver con la presión que puede generar la fama y la obligatoriedad de mantener un estatus que has alcanzado para sorpresa de todos, incluido uno mismo.

Lo cierto es que “Avicci: Soy Tim” es una de esas piezas documentales que invitan a leer entre líneas, porque no ahonda como debiera en todas las pistas que ofrece. Un pasar de puntillas por diferentes aspectos -algunos desagradables- que el espectador debe intuir porque en ocasiones son mencionados como de pasada. Me refiero, por ejemplo, a temas como la evidente ansia de poder y dinero de un manager que te obliga a un ritmo de vida que pone al límite la resistencia humana Algo muy fácil de hacer cuando tu personalidad parece muy maleable y poco dada a poner límites. Tampoco se incide demasiado en el consumo de opiáceos para mitigar la permanente sensación de ansiedad que te embarga. También se soslaya el evidente síndrome del impostor que te acompaña, al no creerte a la altura de los que consideras músicos de verdad. Y no se indaga tampoco en las malas compañías, en forma de “amigos”, que se acercan a uno como moscas a la miel en cuanto te has convertido en una máquina de hacer dinero. Y, por supuesto, las verdaderas causas del fallecimiento -en ningún momento aparece la palabra suicidio- quedan expuestas y ni siquiera hay un mínimo interés en explicar qué sucedió. Máxime cuando el joven productor y Dj se encontraba en Oman de vacaciones y parecía haber superado lo peor de sus adicciones y problemas.

“Avicci: Soy Tim” se convierte, por tanto, en todo un panegírico de la figura del productor sueco, haciendo hincapié es su evidente capacidad para inventar con su ordenador melodías tan simples como épicas que se impregnaran en la mente de los más fiesteros. Una capacidad para simplificar de forma rápida y hábil procesos de grabación que a otros les resultaba mucho más arduos y complicados. Y fue precisamente esa frescura innata la que lo llevó a trabajar con músicos que aparecen en el documental como Chris Martin (Coldplay) o el gran Nile Rodgers (Chic). Siendo el estudio el medio en el que se encontraba más a gusto, aunque no siempre le proporcionara la felicidad deseada por culpa de esa presión inherente a la magnitud de su figura. Un chico frágil y tímido metido en un mundo de tiburones que no le ayudaron en nada. Pero todo eso se intuye más que se investiga y se denuncia. Y aquí reside el principal pecado de esta pieza audiovisual. Y es de los mortales.

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