Uno de los datos más curiosos de la carrera de Los Rodríguez es que apenas duró seis años, desde su gestación en 1990 hasta su última gira en 1996. Todo arrancó a partir de las cenizas de Tequila, el grupo que a finales de los setenta y principios de los ochenta había conseguido hits como "Rock & roll en la plaza del pueblo" o "Salta!!". Mientras que en la incipiente escena roquera del Madrid de aquel entonces lo que pegaba fuerte eran los sonidos pesados de Leño, Barón Rojo u Obús, este quinteto consiguió el éxito comercial con una apuesta mucho más moderada y refinada en una suerte de versión española de The Rolling Stones (bastaba con ver los bailes y la indumentaria a lo Mick Jagger de Alejo Stivel).
Ocho años después de su disolución en 1982, los guitarristas Julián Infante y Ariel Rot volvieron a aliarse. El primero, originario de Ciudad Real, andaba montando una nueva banda junto al baterista madrileño Germán Vilella. Rot se incorporó incluyendo a otro argentino en sus filas: un aún desconocido por estos lares Andrés Calamaro, cantante y teclista con quien había colaborado en sus últimos discos en solitario: "Por mirarte" (1988) y "Nadie sale vivo de aquí" (1989).
Debutaron en 1991 con "Buena suerte", al que todavía no se sabe muy bien por qué siguió un álbum en directo, "Disco pirata" (1992). A punto de tirar la toalla, en mitad de una trayectoria que no sabían hacia dónde les llevaría, pegaron el pelotazo con "Sin documentos" (1993). Siempre les gustó fusionar la música latina con su rock&roll stoniano, y la canción que daba título al trabajo (compuesta por Calamaro) se convirtió en uno de los temas estrella del rock hispanoparlante gracias a su mezcla de rumba y guitarras eléctricas.
Así llegamos a 1995, año en el que entrarían a grabar el disco que nos ocupa. La mayor parte se registró durante el mes de enero en El Cortijo, el chalet que Trevor Morais (batería de Björk) reconvirtió en estudio en mitad de la Sierra de Ronda (Málaga). Allí no solo ha grabado la islandesa, también otros artistas nacionales como Amaral o internacionales como Rammstein. Hasta allí se desplazaría desde Nueva York para la ocasión Joe Blaney, encargado de grabar, mezclar y producir el trabajo. Contaría con Walter Chacón como segundo ingeniero (encargado también de la producción junto a Los Rodríguez) y Álvaro Alonso como asistente.
Las grabaciones se extenderían durante el mes de febrero en Eurosonic, más alguna grabación adicional en Red Led (ambos estudios de Madrid) y South Beach Studio (Miami, Florida, donde se realizarían las mezclas). La faena se remataría con la masterización de Ted Jensen en Sterling Sound (Nueva York).
Además de las numerosas colaboraciones que van desde Raimundo Amador hasta Coque Malla (y en las cuales nos extenderemos más adelante, al analizar el disco canción a canción), el cuarteto volvió a contar con Daniel Zamora como bajista quien, a pesar de permanecer en el seno del grupo desde 1993 hasta su disolución, nunca fue considerado como miembro oficial de Los Rodríguez (que quizás se fijaban una vez más en sus venerados Stones para tomar tal decisión).
El resultado fueron trece canciones bautizadas como "Palabras más, palabras menos", segundo corte del LP compuesto por Calamaro. Cual Paul McCartney y John Lennon, Andrés Calamaro y Ariel Rot firmaron la gran mayoría de los temas de la banda, si bien es cierto que el peso de Andrés fue cada vez mayor. A Julián Infante le tocaría el puesto de George Harrison, aportando en este álbum solo una canción ("Extraño"). Joaquín Sabina, con quien habían entablado una gran amistad, les regalaría la letra de "Todavía una canción de amor". Sergio Makaroff, músico argentino que también había emigrado a España en los años ochenta, era otro viejo amigo de la banda que ya les había ayudado a componer desde los tiempos de Tequila, aportando en esta ocasión su granito de arena en "La puerta de al lado".
El disco salió a la venta el 24 de abril de 1995 bajo el amparo de Dro East West (absorbida ya por Warner). El diseño gráfico corrió a cargo de Óscar Mariné (OMB Madrid), que para la icónica ilustración de la portada se había basado en los trabajos para Le Petit Gaulois del mexicano José Guadalupe Posada (1853-1913).
El trabajo tuvo una gran acogida. Tanto, que el grupo murió de éxito. Hay quienes hablan de luchas de egos y desavenencias económicas, y hay quienes aseguran que nunca hubo conflictos. Lo único cierto es que no habían parado de girar desde el pelotazo de "Sin documentos" (1993), y que Calamaro, que había llegado el último, se había posicionado como líder indiscutible y pedía a gritos retomar su carrera en solitario.
Se lanzaron hasta cinco singles, todos recordados a día de hoy por el gran público: Palabras más, palabras menos, Milonga del marinero y el capitán, Aquí no podemos hacerlo, Para no olvidar y Mucho mejor. Sabina, que en 1996 lanzó Yo, mi, me, contigo (y donde los propios Rodríguez intervenían en el tema Viridiana, toda una juerga mexicana), les enroló en una gira conjunta que sería la última del grupo. Aquel año publicarían el recopilatorio Hasta luego, que a pesar de ser su disco más vendido dejaba claro el final del cuarteto desde el propio título.
Calamaro y Rot emprenderían sus carreras en solitario. Infante no lo conseguiría, puesto que antes de lanzar su ópera prima murió víctima del sida en el año 2000 con 43 años. Dos años después se lanzaría un nuevo recopilatorio: Para no olvidar, que pese a estar compuesto de dos CDs y un DVD con diverso material audiovisual no logró superar en ventas al Hasta luego.
En 2006, diez años después de su disolución, Rot y Calamaro se enrolaron en la gira conjunta "Dos Rodríguez". Al año siguiente se suicidaría el bajista Daniel Zamora, que años atrás se había retirado a su localidad natal de Palafrugell (Girona) para combatir un cáncer. La última reunión oficial hasta el momento de Los Rodríguez fue en 2019, cuando Rot, Calamaro y Vilella entraron a grabar su versión de "Princesa" en el tributo a su queridísimo Sabina, "Ni tan joven ni tan viejo".
"Palabras más, palabras menos" canción a canción:
1. Milonga del marinero y el capitán (Rot) (3:26)
Los característicos riffs de Ariel abrían el disco acompañados del Hammond de Andrés. Un himno portuario que supuso el segundo single en ser lanzado, donde mezclaban una vez más los aires latinos (gracias en gran parte a la percusión de Luís Dulzaines, que metió bongos, congas y cabasa) con el guitarreo de Chuck Berry.
2. Palabras más, palabras menos (Calamaro) (3:30)
El tema estrella por el que apostó la banda, usándolo para bautizar el álbum y protagonizar el primer single. Un rock acelerado de quintas distorsionadas donde Calamaro ponía de manifiesto su talento compositivo para convertir una canción de tres acordes en un hit.
3. Aquí no podemos hacerlo (Calamaro) (4:37)
La oda a la marihuana de Andrés fue, como no podía ser de otra manera, a ritmo de reggae. Mientras Los Rodríguez tocaban en un festival en la ciudad de La Plata (Buenos Aires, Argentina), el cantante soltó aquello de “me estoy sintiendo tan a gusto que me fumaría un porrito. No me digan que en cien mil personas no hay algún habilitante...”. Se inició un proceso judicial al acusarle de apología de las drogas del que sería absuelto diez años después. Tercer single.
4. Todavía una canción de amor (Calamaro/Sabina) (4:50)
Cuenta la leyenda que Calamaro estaba comiendo en un restaurante con Sabina cuando le pidió una letra para su nuevo disco, y que el “Dylan de Úbeda” volvió a los diez minutos con el tema escrito. Andrés le puso música, dando como resultado uno de los mejores cortes del álbum.
5. Para no olvidar (Calamaro) (4:21)
Los Rodríguez volvían a esa mezcla de rumba y rock que tan buenos resultados les había dado en "Sin documentos". Esta vez con la guitarra flamenca de Raimundo Amador, que se pasó por El Cortijo junto a Juan Maya y Conchi Heredia, que pondrían por su parte cante y palmas. Se lanzó como cuarto single.
6. El tiempo lo dirá (Calamaro/Rot) (3:58)
El rock vuelve a ser el protagonista con un aire a las bandas sonoras del spaghetti western de Ennio Morricone, culpa sin duda de los arreglos de Ariel. “Solamente lo que había era una carta y propaganda en el buzón, y la carta no era mía” era puro costumbrismo calamariano.
7. En un hotel de mil estrellas (Calamaro) (4:17)
Los ritmos se relajan y el piano (adornado por los fraseos de armónica) toma protagonismo en esta balada que Andrés le dedicó a la gente sin techo.
8. Mucho mejor (Rot) (3:53)
Uno de los temas más cantados y bailados de Los Rodríguez. Toda una canción del verano apodada popularmente como “Hace calor”. Un rock canallesco obra de Ariel, quien se turna en la voz con Andrés y el invitado de honor: Coque Malla (otro gran amigo de la banda). “Podrían acusarme, ella es menor de edad”: la letra difícilmente podría defenderse hoy día, pero en los noventa causó sensación siendo el quinto y último single.
9. La puerta de al lado (Makaroff/Calamaro/Rot) (4:43)
Tal y como comentábamos más arriba, el músico argentino Sergio Makaroff le echaba de nuevo un cable a sus compatriotas en la composición. Esta vez escribiría la letra a medias con Calamaro, dejando a Rot la parte musical.
10. Una forma de vida (Calamaro) (2:37)
El rock regresa en esta breve composición de Calamaro, con Rot poniéndole el aire sureño gracias a sus arreglos de guitarra slide.
11. Extraño (Infante) (3:52)
El momento de gloria de Julián Infante, que además de aportar su única aportación compositiva asume la voz principal y la guitarra solista. “No es una canción de amor, eso al menos pienso yo, es algo más sano”, afirmaba el músico.
12. Diez años después (Calamaro) (3:39)
Otro de esos temazos calamarianos: pegadizo, stoniano, simple y emotivo. En su día pasó desapercibido, pero fue el elegido para abrir el recopilatorio "Para no olvidar" de 2002.
13. Algunos hombres buenos (Calamaro) (5:40)
Y aquí unas pinceladas de los desbarres que Calamaro desarrollaría más adelante en su carrera en solitario, con casi seis minutos de sus reflexiones particulares como colofón del último disco de Los Rodríguez.
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