La primera frase de la canción más famosa de los Tindersticks comenzaba diciendo "Me arrastro, no sé hacia dónde ni de dónde, el centro de las cosas de donde todo surge no es donde pertenezco". Era "City Sickness" y no podía haber mejor descripción de la propia banda. Y es que no se podía estar más a contracorriente en 1993, mientras el Grunge seguía reinando con guitarras furiosas y distorsionadas, el Britpop estaba naciendo con su despreocupada búsqueda de la felicidad adolescente y juvenil, aquí había una banda que se estrenaba sonando adulta y oscura, bella y aterradora.
A finales de aquel 1993 el Melody Maker decidió elegirlo como el disco del año, por encima de cosas como el debut de Suede o el segundo disco de Blur, "Modern Life Is Rubbish", pero en un año no habría ya espacio para ellos en la prensa en la prensa británica, ni portadas para una banda que vivía fuera del tiempo y "del centro de las cosas".
Y eso que, cuando volvieron, en 1995, con su segundo disco consiguieron superar incluso este debut. Pero estar en las portadas no era el sitio que le correspondía a una banda que no pertenecía a ningún movimiento que no fuera el suyo propio, melancólico, otoñal, turbulento, maduro y fascinante, todo al mismo tiempo. Entregando un disco fascinantemente construido y sorprendentemente ambicioso, "Tindersticks" era un disco laberíntico en el que pusieron todo lo que tenían pues pensaban que, posiblemente, no tendrían otra oportunidad de grabar. Pero no se equivoquen aunque la música habla en voz baja y tempo lento, tiene un peso tremendo.
Cintas de asfalto
Los orígenes de la banda habría que encontrarlos en el primer grupo de su cantante, Stuart Staples, conocida como Asphalt Ribbons, una banda que se había formado en 1987 y que tuvo buenas críticas pero poco reconocimiento público. Cuando se trasladaron a Londres en 1991 pasaron a tener una formación muy parecida a la que sería la primera de los Tindersticks, Staples a la voz, David Boulter, al órgano y al acordeón, Neil Fraser, a la guitarra, Dickon Hinchliffe, guitarra y cuerdas, Al Macaulay, percusión y batería, y John Thompson, al bajo. Cuando Thompson dejó la banda ficharon a Mark Colwill y decidieron cambiarse el nombre a Tindersticks en 1992.
La banda comenzó a grabar demos y fundó su propio sello, sabiendo que con una propuesta como la suya sería difícil encontrar un mercado, primero apareció "Patchwork" en noviembre de 1992 y en marzo la acompañó "Marbles", la banda llegaría a grabar todo su primer disco en la cocina de Staples y se quedaron muy contentos de su sonido, Boulter sigue afrimando que aquella maqueta suena mejor que el propio disco, pero This Way Up les fichó y decidió darles dinero para alquilar un estudio de verdad, la banda decidió no dejar pasar la oportunidad y grabó todo el material que tenían.
Esa es la razón por la que este disco suena tan disperso y menos cohesionado que obras posteriores, aquí hay muchas ideas y sonidos, pero puede que ese sea también su principal encanto. El caso es que un mes antes de su publicación, en septiembre de 1993 sacaron al mercado "City Sickness", la primera de las grandes canciones de la banda, simplemente brillante. Grandes ganchos pop pero con una sofisticación poca veces vista. Impresionante pero sutil acercamiento al estribillo y luego esas preciosas cuerdas que te elevan a lo más alto, y es que el arreglo de cuerdas es tan bueno que es un estribillo en sí mismo. Y luego estaban las letras, de una madurez enorme, logrando un contraste turbio con la música, posiblemente con una velada alusión a la masturbación "tengo estas manos latiendo de amor por ti y no estás aquí para tocarte. Te envié lejos, qué más puedo hacer cuando necesito algo tanto".
Obsesiones macabras, elegancia romántica y todo tipo de fluidos
Y es que esta era una banda madura, Stuart Staples estaba a punto de pasar los malditos 27 años en los que mueren las estrellas de rock, y su voz de barítono no hablaba sobre cigarrillos y alcohol, chicos y chicas, sino sobre obsesiones macabras, maltrato doméstico, elegancia romántica y todo tipo de fluidos, sangre, whisky, esperma...
El disco se abría con "Nectar", a medio camino de la Velvet más oscura y los recitados de Nick Cave, aunque tiene hasta una guitarra jangle. La voz de Staples se intuye, ya que más que cantar susurra las palabras, claro que también hay un excelente arreglo de cuerdas, que le da belleza pero también tensión a una canción en la que se puede adivinar la futura carrera de The National. "Tyed" era todavía más extraña, comenzando con una especie de cacofonía de instrumentos sobre la que Staples comenzaba a recitar con su voz de barítono de manera casi monótona, la canción subía en intensidad en las partes instrumentales y se calmaba durante los relatos de Staples, sonaba a la banda sonora de una pesadilla, puedo entender perfectamente a Claire Dennis escuchando esta canción y decidiendo que Tindersticks eran una fuente perfecta para musicar sus imágenes.
"A Sweet Sweet Man Pt. 1" es la primera de las tres partes de esta canción que hubiera funcionado mejor si no hubieran decidido dividirla. "Whisky And Water" sigue moviéndose en aguas turbulentas, hasta que se rompe en un estribillo demoledor, eso sí, la banda no vuelve a él nunca más, prefiriendo la desazón y el caos a la melodía.
La parte principal del disco
"Blood" es una canción más tranquila, con un estribillo redondo. Es melancólica y morbosa, con una especie de oboe puntuando la melodía. Staples comienza con sus extrañas odas a los distintos fluidos, "¿a dónde va la sangre cuando huye de vidas rotas?". Una de las grandes canciones del disco, hermosa y agridulce. Es el comienzo de la parte principal del disco, con los tres primeros sencillos de la banda seguidos, primero la gloriosa "City Sickness", luego llega "Patchwork", donde se vuelve a notar su amor por la Velvet y el Lou Reed más calmados, es otro de los grandes momentos de su debut. Y remata la colección de sencillos, "Marbles", menos pop que las dos anteriores, instrumentación densa y atmósfera lúgubre, letras habladas en medio de una especie de ambiente pantanoso, una espesa maraña de sonido con interesantes retoques. "Era triste ver lo lejos que había llegado para parecer más atractiva, en el proceso de perder algo que nunca conocimos pero que echábamos de menos". Si hubiera que resumirla en una palabra, sería fascinante.
Seguía una pequeña pieza instrumental, "Walt Blues", de atmósfera circense y gótica, podría servir de introducción al "The Carny" de Nick Cave. Aunque también vale como introducción de "Milky Teeth", unas guitarras lejanas chirrían, una línea de bajo contundente aparece, la suave voz de barítono de Staples suena amenazante e intensa. No se debería poder hacer una canción tan inquietante y tan bella con un título como "lefa", que es lo que viene a significar "Jism", pero es evidente que los Tindersticks son una banda muy peculiar y están muy interesados en la belleza, pero en una belleza turbia y peligrosa.
No todo funciona al mismo nivel, pero todavía quedan unas cuantas canciones reseñables en un disco que se alarga más allá de la hora y cuarto y contiene 21 canciones. "Piano Song" es ligeramente 'jangle', aunque con una capa melancólica, habla de brutal violencia doméstica sobre el fondo de una de las canciones más tranquilas y bonitas del disco, "Soy más fuerte sólo cuando soy débil y cobarde y te hago esos moretones sólo por hablarte". "Tye-Die" es una revisión de los extraños sonidos de "Tyed", pero como si hubieran invitado a tocar a John Cale su amenazante viola.
Los rincones oscuros
"Raindrops" es quizás la más representativa de su sonido, bella, triste y otoñal, mientras que "Her" es una de las más originales, algo así como una especie de post-punk flamenco con toques de Spaghetti Western. Es también la canción que te trae a la memoria la portada del disco, una reproducción del cuadro "El vestido rojo" del pintor español Francisco Rodriguez Sanchez Clement. En definitiva, otra de las maravillas del disco.
"Drunk Tank" es otro tema en el que la banda se mete con éxito por lugares tenebrosos, una canción nerviosa y tensa, emocionante y amenazadora. "Paco de Renaldo's Dream" un poema recitado, ambientado con una atmósfera realmente oscura. Una línea de piano repetida y lo que parece una trompeta al fondo, una marejada musical que se calmaba en el bello final con "The Not Knowing", muchas veces pasada por alto, pero esta es otra de mis canciones preferidas del disco, una especie de bello final barroco, como si fueran una orquesta de cámara pero con las palabras de Staples poniendo siempre el contrapunto espeluznante, "Y el no saber es fácil y el sospechar está bien, sólo no me digas con seguridad que nuestro amor se ha ido".
Y así, encerrados en una habitación como un cuarteto de cuerda en la oscuridad, esta banda de cámara pop, se alejaba todo lo posible del "centro de las cosas" porque Staples y los suyos siempre encontraron la inspiración y la belleza en los rincones más oscuros, alejados de los focos y las portadas, en su particular universo propio.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.