Del punk pop festivo de su primer LP al pop caleidoscópico forjado en “Kiss Me Kiss Me Kiss Me” (1987), su carrera está plagada de cambios de dirección, en los que el más significativo y dañino fue “Pornography” (1982). Cuarenta años después de su publicación, conserva latente la primigenia intensidad malsana que lo elevó a la condición de disco autodestructivo, antecedente oscuro del sublime “Disintegration” (1989), que a continuación diseccionamos canción a canción.
1.- “One Hundred Years”
Que la primera frase escupida por un disco sea “no importa si nos morimos todos” es una declaración de intenciones que, en ese caso, define la atmósfera dantesca tejida desde esta canción, primer peldaño hacia los infiernos del grupo comandado por Robert Smith.
“One Hundred Years” es una muestra contundente de lo que nos espera a lo largo de un trabajo grabado en tres semanas repletas de instantáneas antológicas de lo que supone descender hasta el precipicio de uno mismo, con escenas como las montañas de latas de cerveza que fueron apilando en el estudio y que pidieron expresamente que no se limpiara.
Sumidos en un enfermizo consumo de alcohol y drogas, “Pornography” desprende la brutalidad de tres tipos que, en aquel 1982, estaban exhaustos debido a una gira con más de doscientos conciertos. En cierta manera, este corte es la representación más fidedignamente posible del estado de paranoia alcanzado, con esa cuchillada eléctrica obsesiva de Smith, la línea de bajo devastadora de Simon Gallup y esos sintes de aura gótica, que envuelven hasta el postrero latido de tan generosa demostración de intensidad sin filtros.
2.- “A Short Term Effect”
Tras habernos arrastrado a la desesperación a las primeras de cambio, “Pornography” prosigue su rumbo inquebrantable mediante “A Short Term Effect”, directamente influida por los efectos del LSD que vivieron durante la grabación de este, el álbum que cerraba la denominada como “trilogía siniestra” del grupo.
En este corte en particular se intuye el gusto por la psicodelia arábiga, que tanto influyó a Smith en posteriores trabajos como “Kiss Me Kiss Me Kiss Me”. Dicho cauce instrumental es una metáfora del estado de locura permanente vivido por Smith, Gallup y Tolhurst durante la confección de un disco en el que, literalmente, acabaron luchando contra sus propios demonios interiores y entre ellos mismos. Tanto que, al terminar su grabación Gallup salió del grupo.
3.- “The Hanging Garden”
“The Hanging Garden” fue el único single extraído del disco y que sucedía a “Charlotte Sometimes”, pop desbocado de intimidante proyección emocional que anticipó los vertiginosos rasgos existencialistas que alimentan cada átomo de “Pornography”.
En el videoclip realizado para este corte, podemos ver por primera vez el icónico pelo cardado de Smith, imagen patentada que ya no abandonó nunca más. En el videoclip, dirigido por Chris Gabrin, la alusión al suicidio codificada en la letra de la canción toma forma absoluta mediante una representación de máscaras alusivas al estado de trastorno absoluto en el que vivía el trío de aquella. No en vano, el propio Smith recalcó que para la grabación del videoclip quería que se les viera totalmente enajenados.
Este tema es una muestra perfecta de la seña de identidad marcada por las profundísimas y demoledoras líneas de bajo desplegadas por un Gallup que ya daba pistas de cómo sería el esqueleto rítmico de lo que, siete años después, fue “Disintegration”, piedra filosofal del sonido patentado por The Cure.
4- “Siamese Twins”
Al igual que el retumbar antológico originado por las cuatro cuerdas de Gallup, el toque de batería obsesivo, entre ceremonioso y tribal, ejecutado por Tolhurst se convirtió en parte intrínseca del ADN moldeado en este LP. En esta canción en particular, el golpeo de Tolhurst es sincopadamente enfermizo, mecánico, sin alma, doblemente impactante por el uso trascendental que hicieron de los espacios abiertos para su grabación.
En “Siamese Twins”, las heridas siguen tan abiertas como en el resto de canciones precedentes. La influencia de Siouxie & The Banshees se hace evidente a lo largo de cinco minutos y medio de tempo tortuoso, con el que cierran una primera cara, definitivamente, angustiante. Una que define al dedillo lo que Smith expresaba acerca de la recepción del disco: “Hay un cierto tipo de fan de The Cure que considera ‘Pornography’ con más estima que cualquier otra cosa que hayamos hecho. Pero, en aquel momento, la mayoría de la gente lo odiaba. Son las únicas canciones que hemos tocado donde la gente se iba o tiraba cosas después de asistir a nuestros conciertos. Pero entonces probablemente no éramos tan buenos sobre el escenario”.
5.- “The Figurehead”
“The Figurehead” arranca la cara B sin dar un respiro. La depresión cobra forma total y absoluta en esta canción, marcada por ese “no volveré a estar limpio jamás”, enunciado por un Smith que puntea alguna de líneas eléctricas más desesperadas y hermosas que se hayan compuesto jamás. Esta forma de tocar la guitarra define la ortodoxia instrumental de la generación slowcore, encabezada por grupos como Codeine y Seam, que tanto le debe al estilo forjado por un Smith que, más que nunca, en “Pornography” dejó su sello mediante una exposición terriblemente afligidas de las seis cuerdas.
“The Figurehead” también se convirtió en uno de los estandartes más representativos en directo de un grupo que para la gira correspondiente firmó una serie de conciertos ejecutados siempre al borde del abismo. Representación total del desolador momento anímico en el que se encontraba el grupo.
6.- “A Strange Day”
“A Strange Day” posiblemente sea la piedra roseta de lo que debería entenderse como synthpop gótico. Puro deleite desde el lado misterioso del pop con el que Smith firmó una de las canciones más emblemáticas del grupo. Una de esas tantas que no fueron single y que, tal como “Dressing Up” o “Screw”, e incluso caras B de singles como “2 Late”, confirman por qué Smith es uno de unos autores más versátiles y originales que nos ha brindado la cosmología pop.
En esta canción en particular, el mayor enemigo de Barbra Streisand (como bien es sabido desde “South Park”) vuelve a brindarnos una colección esplendorosa de acordes de guitarra antológicos, de fastuosa aura mercurial. Otra prueba de cómo hacernos caer en la belleza sin remisión a través de la representación sin ataduras de la depresión total.
7.- “Cold”
A diferencia de su predecesora en el álbum, “Cold” desecha todo rastro de hermosura y nos empuja a un precipicio de desesperación absoluta. Uno que pone rostro a los recuerdos a Smith sobre lo que significó la documentación sónica de una depresión en conjunto. Instantánea sin medias tintas sobre la que llegó a decir lo siguiente: “Es un hecho que se registraron algunas de las canciones en los baños para obtener una sensación verdaderamente horrible, porque los baños estaban sucios y sombríos. Simon Gallup no recuerda nada de eso, pero tengo una foto mía sentado en un inodoro, con la ropa puesta, tratando de remendar algunas de las letras. Es una foto trágica”.
8.- ‘Pornography’
Si “Cold” es un dique a la deriva, la canción que cierra tan angustioso trayecto expone la claustrofobia en toda su crudeza. Una para la que, tomando como ejemplo “My Life in the Bush of Ghosts” (1980) de David Byrne y Brian Eno, vertebran una atmósfera invernal y cortante de voces sampleadas, extraídas de un documental sobre sexo.
La depravación autodestructiva se hace carne en esta canción que refrenda lo que Smith expresa cuando le toca recordar lo que significó la grabación de este álbum: “Nos sumergimos en el lado más sórdido de la vida, y tuvo un efecto muy perjudicial en todos los miembros del grupo. Nos pusimos en contacto con algunas películas e imágenes muy inquietantes para ponernos de humor. Más tarde, pensé: ‘¿En verdad, valió la pena?’. Estábamos solo en la veintena, y nos sorprendió más de lo que me había dado cuenta. Sobre todo por el hecho de cómo podían llegar a ser las personas de malvadas”.
“No tengo buenos recuerdos de ‘Pornography’, pero creo que es de lo mejor que hemos hecho, y nunca se habría hecho si no nos hubiéramos tomado las cosas en exceso. A menudo, la gente ha dicho: ‘Nada de lo que has hecho después ha tenido el mismo tipo de intensidad o pasión’. Pero no creo que puedas hacer demasiados álbumes así, porque no seguirías vivo”.
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