30 años desde que ardió Troya
EspecialesSu Ta Gar

30 años desde que ardió Troya

Urko Ansa — 06-09-2018
Fotografía — Sergio Martin

14 de agosto de 1988: Un grupo heavy que canta en euskara (!!) se dispone a ofrecer su primer concierto en un pequeño pueblo costero de Bizkaia. Obviamente el grupo tiene sus reservas ante lo que les espera, pero cuál es su sorpresa cuando se encuentran con algunos melenudos con chupas de cuero que encima hablan el idioma de su madre tierra (Amalur). La actuación cumple sus expectativas hasta el punto de que prende una chispa que en un par de años se convertiría en una gigantesca bola de fuego.

Agradecimiento a Mikel Urkia por el cartel de 1988

No es que los noventa llamaran a la puerta del cuarteto eibarrés, no; es que literalmente los tomaron al asalto. Las dos maketas ochenteras (ambas publicadas el mismo año, 1989, por extraño que parezca) ardían en los casetos de los privilegiados que pudieron hacerse con ellas en su momento. Tres de aquellos temas también se podían escuchar en el caseto “Mikelín 91”, festival anual celebrado el 21 de septiembre en Abetxuko (Araba) que aquel año reivindicaba la insumisión y donde compartieron cartel con Reincidentes, Desmond Dekker y Bad Manners. Curiosamente, entre los tres temas de los Su Ta Gar que recogía la cinta, y debido a un garrafal error de transcripción, “Hilerrietako erregina” figuraba como “Bilerru eta gorregina”, un gazapo magistral que lo convierte en una de las mejores anécdotas de su discografía. Los otros dos temas incluidos eran los tremendos “Bagoaz” y “Heriotzaren semea”. Hubo que esperar al año 1999 para ver publicados aquellos temas de manera oficial. Así, “Hilerrietako erregina” (¿o quizás deberíamos decir “Bilerru eta gorregina”?) no es otro que “Basamortuetako zalduna”; “Bagoaz” es nada menos que “Gudari”, y “Heriotzaren semea” es el único que mantiene su nombre. En la reedición mencionada (“Su Ta Gar 1987-1989” publicada por el sello Gaztelupeko Hotsak) figuran, además, “Nire zainetan”, “Infernura bidean”, la versión del “Electric eye” de Judas Priest (“Elektrik ai!) y una pista para PC del himno “Jo Ta Ke”. Con todos estos elementos nos podemos hacer una idea del incendiario repertorio que ya poseían los Su Ta Gar en los 80.

1 de agosto de 1990: La expectación es abrumadora. Una apisonadora va a visitar el pueblo donde reside el que firma este artículo, concretamente el nuevo frontón de las recién inauguradas instalaciones deportivas de la Ikastola. La gente simplemente no se puede creer lo que está viendo: Guitarras afiladas, chirriantes, dobladas a ratos; solos apabullantes, un bajo trepidante y una batería que parece golpeada por cuatro manos y otros tantos pies. Son Aitor Gorosabel (guitarra solista y voz), Xabi Bastida (guitarra rítmica), Asier Osoro (bajo y coros) y Borxa Arrillaga (batería), y lo que están haciendo es Heavy Metal. Mejor dicho, se trata de un Thrash Metal brutal y muy técnico, incluso ya en aquella época, y lo más grande que han visto la mayoría de los jóvenes allí reunidos. Una técnica sorprendente en unos músicos que, como quien dice, acaban de cumplir los 20. Aquel concierto hizo muchos fans: era lo más, aunque probablemente “solamente” se tratara de un show más, un peldaño más, para la gran maquinaria que ya se había puesto en marcha. Tras el concierto, unos pirómanos quemaron los colchones de bajo chapa, el lateral y los superiores, originando un incendio cuando menos impactante. Y llevaron al nombre del grupo a su máxima combustión: Su Ta Gar (Fuego y llamas, en su traducción literal). Por cierto, aquel fue el primer y último concierto que se celebró en aquel frontón. Además, el grupo no tuvo conocimiento de aquel incendio hasta que, 19 años más tarde, se lo conté a un asombrado Aitor en la primera entrevista que le hice.

Aquel fue un año excepcional para nuestra historia: Su Ta Gar ganaron el Concurso Villa De Bilbao junto con los no menos legendarios Estigia, y en Diciembre grabaron la versión “Haika mutil” en el disco homenaje al mítico y aún entonces vivo cantautor vanguardista Mikel Laboa: Una versión mejorada de la que ellos mismos habían grabado en su segunda maketa, hasta el punto de que, esta vez sí, la tremenda fuerza e imaginación desplegadas los hace famosos en el mismo instante de su publicación. Versión de un cantautor que ya era una leyenda en vida –y al que le quedaban aún 19 años para disfrutarla- y que venía a corregir la ruptura que había supuesto el Rock Radikal Vasco respecto a aquella gran revolución que supuso la Euskal Kantagintza Berria (Nueva Canción Vasca). El final de año (noviembre) también los lleva a grabar su primer disco, que se editaría ya en marzo de 1991. “Jaiotze basatia” (Nacimiento Salvaje) es más que un disco, es una piedra angular cuyo título lo dice todo. Sus méritos musicales (técnica, pasión, fuerza, velocidad, estribillos poderosos) no esconden el otro gran logro: aunar Heavy Metal y euskara puede parecer hoy lo más natural, mas no lo era entonces. Es cierto que hubo prejuicios, también desconocimiento. Pero sobre todo, nadie lo había hecho. No de esta manera, ya que sí hubo algo de Hard Rock y los propios Leize –muy- al principio cantaban en euskara, aunque sin llegar a grabar. Es justo, por lo tanto, darles a los de Eibar tal mérito.

Los 90 recogían el gigantesco movimiento de la década anterior expandiendo sus posibilidades y zambulléndose en una apertura estilística aparentemente ilimitada. Los propios Negu Gorriak asombraron a propios y extraños en el mismo año 90 con su alucinante fusión de Hip-Hop, Rock, Heavy y Bertso-Hop. El euskara recuperó el terreno perdido en los 80 y llegó a abarcar prácticamente todo el espectro sonoro. Y Su Ta Gar estuvieron ahí para vivirlo y para impulsarlo. ¿Cómo iban a cantar en otro idioma que no era el suyo propio? ¿Cómo iban a hacerlo, aunque fuera legítimo, si no iban a sentir lo mismo? El Thrash Metal se adaptaba fonéticamente como un guante al idioma de Aitor (nótese el doble sentido), y además, Su Ta Gar era un grupo que había surgido de la calle, y recogía ese sentimiento luchador y guerrero de la ciudad armera. Teníamos así el componente reivindicativo social por una parte, y la defensa de una cultura, lengua e identidad vascas, por otra. Todo eso, combinado con sus influencias del Heavy Metal Europeo (Judas, Maiden…) y el Thrash Metal tanto europeo como de la Bay Area de San Francisco, dio lugar a algo único en ese momento.

Su segundo disco (“Hortzak estuturik”, 1992) es, probablemente, uno de los mejores ejercicios de Thrash Metal facturados por el grupo, si no el más genuinamente inigualable. El trabajo de guitarras, imaginativo y muy técnico, es su seña de identidad, junto con los ya mencionados tambores, cajas, bombos y platillos de Borxa, que parecía superarse en cada disco, y un Asier Osoro que con su bajo penetrante y sus coros (agudos e incisivos) marcaba su territorio con autoridad. Contrariamente a lo que algunos creen, Su Ta Gar no han repetido siempre la misma fórmula, más allá de circunscribirse a un estilo musical que ya de por sí admite diferentes acepciones. La balada “Itxaropena” del segundo LP, una balada heavy en toda regla, rezuma imaginación y sensibilidad además de un estribillo adecuado, aunque a servidor le costara unos cuantos años aceptarla. Ya desde el primer disco alternaron pasajes acústicos y eléctricos, algo muy del gusto de Aitor, principal compositor. Pero es que incluso hay un piano en la intro del segundo, “Ekaitza eta barealdia”, y antes también, obviamente, en “Haika Mutil”. De todos modos, Aitor no volvería a tocar el piano en un disco de Su Ta Gar hasta 2016.

La pasión por los nuevos sonidos metálicos (por ejemplo, Pantera) tuvo su reflejo en “Munstro Hilak” de 1993, otro disco notable aunque más modernizado y brutal. El VHS “More Volumen Tour” de ese mismo año es uno de los mejores exponentes de lo que suponía ver a Su Ta Gar en todo su esplendor. Aún así, se avecinaban momentos de gran dureza.

Mayo de 1995: Un terrible accidente de Borxa Arrillaga le aleja para siempre de su instrumento y sume al grupo en una gran depresión. Habríamos de esperar hasta el 96 para ver su siguiente trabajo, “Sentimenak jarraituz”, quizás el menos popular y el más criticado, aunque considero que es un disco a descubrir y con temas tremendos aunque ya casi olvidados y desaparecidos de los set list hace muchos años, como la apabullante “Putreak”, de lo mejor de su discografía. Fue el propio hermano de Borxa, Galder, quien tuvo que resolver la papeleta para después ser sustituido por Iban Zugarramurdi. Galder volvería al grupo en 2003 para no abandonar ya su puesto. Señalar que el tema que daba título al disco fue el primer videoclip oficial en la historia de la banda.

No es el propósito de este artículo analizar a fondo su discografía, pero, a modo de resumen, queda perfectamente claro que los años 90 fueron gloriosos para ellos, con dos nuevos elepés antes de terminar la década: “Agur jauna gizon txuriari” (97) y “Homo Sapiens?” (99) con los que consolidaron su reinado en un Metal vasco que vivía momentos dulces, con una incipiente escena fruto en gran parte del empuje de los de Eibar. Sin perder un ápice de brutalidad, seguían componiendo grandes melodías y en las letras se aprecian nuevas inquietudes como la internacionalización de varios temas en el primero de ellos y ciertas licencias poéticas en ambos. El nuevo milenio nos trajo –entre otras muchas cosas- su primer disco en directo (el doble “Jo Ta Ke”, de 2001), el recomendable “Itsasoz beteriko mugetan” (2003) y un discazo de rabia endemoniada como “Jainko hilen uhartean” (2006), probablemente uno de los tres mejores discos del grupo, si no el mejor.

La videografía de Su Ta Gar es profusa, comenzando por el mítico VHS del 93 “Su Ta Gar Zuzenean”, el técnica y luminosamente espectacular “Homo Sapiens? Tour” (2000), el documental y video en directo “Une iraunkorrak” (2007, apabullante), la celebración de los 20 años del grupo, concierto espectacular que consta de dos CDs y DVD (“20 urte”, 2009) y el triple salto mortal a los teatros con “Su Ta Gar Antzokietan” (2017, otra vez doble CD y un DVD).

“Ametsak pilatzen” (11) y “Bizirik gaude” (13) son dos discos de estudio valiosos, en los que destacaría la rabia del primero (“Piztia”, “Poza eta tristura”) y el colorido del segundo, que sin embargo contiene el abrumador “Txakurrak solte”. Ambas contienen, también, preciosas baladas. 11 discos en estudio en total, la mayoría de los cuales han dejado una fuerte impronta y no solo por el primer y tremendo impacto, sino justamente por haber sabido mantener la excitación y la fuerza sin haber perdido un ápice de calidad, y con una producción musical original casi al 100%, ya que las versiones se pueden contar, literalmente, con los dedos de una mano. Fue aquel “Haika Mutil” de Mikel Laboa el gran logro en este sentido, pero habría que recordar la versión del “Electric eye” de Judas Priest que grabaron en la segunda maqueta, o “The Sentinel” que hicieran en “Metal Gods. Tributo a Judas Priest” de la discográfica Zero en 2001. El “From whom the bell tolls” de Metallica se lo hicieron para el vídeo del 93 y el directo de 2001 contó con “No somos nada” de sus admirados La Polla Records. Es decir, solo un disco en estudio de Su Ta Gar ha cobijado una versión, el “Haika mutil”, que además no fue grabada para aquel y solo se incluyó en la versión CD.

La inclusión de un ska (“Errepide hontan galdurik”, ¿o quizás un metal-ska?) en su cuarto trabajo sorprendió a propios y extraños, así como la versión de La Polla, las introducciones acústicas de algunos temas (“Ekaitza eta barealdia”, “Beti aurrera”, “Hegan”, “Ez etsi orain”…), alguna que otra introducción de piano (“Haika mutil”, “Mari”, la propia “Ekaitza eta barealdia”), sus emblemáticas baladas heavies (“Itxaropena”, “Hitz margotuak”, “Beti aurrera”, “Bere hitzen faltan”) y las no específicamente heavies (las sorprendentes “Zuloaren zuloan”, “Gazte eder baten ametsak”, “Zure albotik urrun banago”, “Zain, zure zain” o “Zure argia”), algunos giros vocales de Aitor (brutal en “Zai, hago zai” y otros muchos, o adoptando un suave y grave tono en ciertas baladas y medios tiempos) son algunos ejemplos del no estancamiento del cuarteto, de la búsqueda constante, aún sin abandonar la posición central de banda emblemática de Metal de Euskal Herria.

He querido dejar para el final el sorprendente “Maitasunari pasioa” (16) y su consiguiente disco doble + DVD en directo en el teatro: “Su Ta Gar Antzokietan” (17). En una vuelta de tuerca tremendamente arriesgada, facturan un disco de medios tiempos y baladas, pasajes electro acústicos que ya trabajaban con anterioridad (aunque ahora más profundamente), pianos… La apuesta salió bien, incluso el más difícil todavía: el salto a los teatros. Podéis encontrar todos los detalles del disco así como del directo en ésta crítica del disco en estudio y en la entrevista a Aitor donde habla del mismo y del subsiguiente disco en directo.

Lo que queda claro, más que nunca, es el propósito de no ceñirse a los mismos arquetipos, de seguir experimentando sin perder la personalidad que se han forjado en todo este tiempo, reflejada en el doble juego de guitarras hirientes de Aitor y Xabi, dobladas o cruzadas, siempre compenetradas y de una factura impecable. Su seña de identidad. Así ha sido en los últimos 30 años, desde el día en que ardió el gaztetxe de Ondarroa.

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