Además de músico (ha formado parte de infinidad de bandas underground), Sergi Puyol resulta un tipo simpático, divertido y de desarmante sinceridad cuando se pone a hablar del cómo y el porqué de su nuevo cómic. A los cinco minutos de estar hablando por teléfono con él, ya tienes ganas de ser su amigo. No resulta demasiado difícil, por tanto, imaginarle como al protagonista de “La sangre extraña”, Arnaldo, tomando unas cervezas en una terraza y manteniendo animadas conversaciones.
¿Cómo empezaste con este proyecto?
Cuando plantee hacer algo largo ya tenía el personaje definido con algunos textos escritos y algunos dibujos, pero no sabía qué iba a hacer con él. Por otro lado, leí el cuento de “La sangre extraña” de Sholojov, que me gustó mucho, entonces al principio había pensado en adaptarlo, pero luego pensé en hacer una historia diferente. Pensé que podía unir las dos cosas y salió esto.
Sholojov no es un autor excesivamente conocido. ¿Te preocupaba que, al ser un referente tan importante dentro de la historia, pudiese hacer que el lector no conectase?
No me lo había planteado así. Para mí es un referente, prefiero coger un cuento de alguien que no es tan conocido que una historia o algo que conoce todo el mundo, porque me interesa más.
¿Qué es lo que realmente te atrajo de este cuento?
Me fliparon varias cosas, además de la reflexión sobre el otro, cómo alguien ajeno puede acabar siendo importante en tu vida, pero lo que más me emocionó fue ese momento en que los padres que han perdido un hijo ven una manera de recuperarlo, y se van olvidando del autentico hijo, porque hay una nueva persona. Es mucho más emocionante esa recuperación que el momento en el que el hijo muere.
Hay mucho del primer Linklater también en “La sangre extraña”, la manera de ser del protagonista, el rollo slackery obsesivo…
El personaje se fue definiendo poco a poco. Al principio lo tenía como bastante hecho antes de decidir cómo iba a ser la historia. Hubo un momento en que decidí que iba a estar bebiendo todo el rato y que iba a ser un holgazán, porque me pareció como un retrato más generacional de lo que vemos cada día o hacemos, y me resultaba interesante.
A mí me lo resulta esa especie de afán por buscar la cara B de la realidad
Mucha gente me ha preguntado si me interesan las conspiranoias y todo eso, y no especialmente. Me gusta hacer ficción, empiezo a hacer algo, veo que un personaje es de una cierta manera y tiro por ahí. Sí que me gusta dejar cosas abiertas o no dar todo mascado, que haya diferentes interpretaciones, con miradas, silencios…
Utilizas un lenguaje muy literario, lo cual es muy llamativo porque el personaje es muy de la calle. ¿Lo has buscado conscientemente? ¿Es premeditado?
Intento que esté bien escrito. Muchas veces, en los cómics, echo de menos eso. Al principio utilizaba muchas muletillas que veía en fanzinesy tal, pero luego preferí alejarme de eso, quería hacer algo un poco más literario, mezclado con el macarrismo del protagonista y en una historia entre lo cotidiano y un misterio un poco loco. Para mí no desentonaba, al revés, hacía que te pudieras tomar un poco más en serio la historia. A veces tiendo a justificar todo lo que hago, pero no siempre hay un motivo súper pensado, voy haciendo. Hay cosas que salen por intuición.
¿Cómo ha sido volver a trabajar en un cómic de esta extensión?
Es la segunda obra larga que hago, pero la anterior es de hace mucho tiempo, con lo que casi ha sido como volver a hacerlo otra vez. Para hacer cualquier cosa necesito tener unas cuantas páginas superacabadas para ver cómo va a ser la cosa. Y luego, a partir de ahí, lo ideal es hacer el guión, dibujar, entintarlo, porque tiene más unidad, pero no siempre lo consigo porque, claro, esto no es mi curro, voy haciéndolo cuando tengo tiempo libre. Me pongo y hay días en los que me viene mejor entintar porque no tengo la cabeza para escribir guión... y voy haciéndolo un poco así. Sí tengo una idea clara de lo que va a pasar, y como hacer un cómic es tan largo, te da tiempo a ir puliendo guión, alargándolo, viendo nuevas partes… llega un punto que ya tengo todo hecho y ya me pongo, cuando llevo la mitad. No tengo una metodología totalmente definida porque no me dedico únicamente a esto. Si tuviera muchas obras, supongo que sí tendría una dinámica. Ha sido pesado, la verdad, lo he pasado mal (ríe). Al final tenía ganas de sacarlo y ya está, pero también quería corregir muchos dibujos, muchos textos… se me alargó mogollón.
Así que tenías una idea general y, a partir de ella, has ido avanzando?
Sí. Por ejemplo, lo de la historia de la tía que se despierta en Australia se me ocurrió y me encajaba con un montón de cosas. A veces estoy entintando una página y decido cambiar el texto en ese momento.
¿Piensas que esto te va a animar a hacer obras mas largas? ¿Te ha servido para sacar conclusiones?
Pienso varias cosas, una de ellas es que para hacer algo largo quizás debería buscar una manera para ir más rápido y que no se alargue tanto el proceso. Y luego lo que te comentaba, que estaría bien ser capaz de ir parte por parte. Por otro lado, después de “Cárcel de amor”, mi primer cómic largo, estuve mucho tiempo para hacer el siguiente. Después de este espero no tomarme tanto tiempo, pero sí creo que van a ser uno o dos años antes de empezar otro largo, porque también disfruto haciendo fanzines e historias cortas y esto también te absorbe mogollón. En esta ocasión he renunciado a muchas cosas para poder acabarlo.
Hay varios momentos en que planteas soluciones que cambian el tono de la obra. ¿Tienes un interés particular por experimentar maneras de abordar la página?
Además de que que soy diseñador y estoy muy acostumbrado a hacer composiciones, siempre he leído cómics y tengo muchas referencias del lenguaje del cómic. Siempre he consumido cómic y, por otro lado, siempre me ha gustado experimentar, abordar las paginas de maneras distintas, no repetir la misma fórmula todo el rato. Van surgiendo soluciones poco a poco y voy buscando una manera original de plantear la historia. Aunque también es verdad que, a veces, busco soluciones muy clásicas.
Además son soluciones que tienen mucho que ver con el ritmo narrativo, con lo que pasa en la historia...
Claro, es importante que todo eso no sea gratuito.
¿De qué estás más contento en “La sangre extraña”?
Estoy muy contento con la portada porque me costó mogollón. La portada y las guardas es el protagonista en el pozo de sus ideas, que arriba se tiñen de sangre. Estoy contento de cómo ha quedado. La veo muy potente. Como soy diseñador de Apa Apa y de otros libros, sé lo importante que es la portada para que destaque en una librería.
¿Cómo ha sido el trabajo editorial dentro de “La sangre extraña”? ¿Has tenido total libertad, has hablado con el editor si tenías dudas?
He tenido total libertad, pero Toni (Mascaró, el responsable de Apa Apa) y yo siempre estamos hablando de cómics, somos superpesados con el tema, porque nos apasiona. Hasta que no lo tuve prácticamente acabado no se lo enseñé a Toni. Lo quería acabar antes, pero Toni me dijo que no. Me quedaban pendientes las últimas diez páginas para cerrar bien el libro. No podía más, pero sabía que eran necesarias, así que al final las hice. También me ayudó mucho a la hora de fijar el ritmo del cómic. Casi todas las páginas dobles me las propuso él.
¿Es un buen momento para ser dibujante en España?
Sí, sin duda. Cada vez hay más gente que dibuja y que lee cómics. Es importante que haya un poco de mercado, porque si no no puede haber editoriales como Apa Apa, que hacemos todo con mucho amor, pero que tenemos que vender porque si no no tenemos dinero para el siguiente libro.
¿Has pensado alguna vez en intentar dedicarte únicamente a ser dibujante?
Me lo había planteado muchas veces antes. Soy diseñador gráfico, pero antes había tenido otros trabajos. Ahora, como me dedico a rotular cómics y diseñar libros, y es algo que domino, no sé hasta qué punto querría dar el salto. Tengo casi cuarenta años y sería una decisión muy importante. Yo lo disfruto tal y como es ahora. Y la verdad es que es muy difícil ganarse la vida haciendo cómic alternativo.
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