Los seis discos de... Lori Meyers
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Los seis discos de... Lori Meyers

Redacción — 19-07-2024
Fotografía — Archivo

Aprovechando su paso por el Alma Barcelona, le hemos preguntado a los miembros de Lori Meyers cuáles son aquellos discos que les han marcado a lo largo de sus vidas. Y no, no incluyen a NOFX. Podrás verles mañana sábado 20 de julio en el Poble Espanyol de Barcelona junto a Anni B Sweet en el marco del festival.

Alejandro Méndez (guitarra)

Teenage Fanclub "Grand Prix" (1995)

Este segundo disco del aclamado grupo escocés nos abrió al mundo del power pop. Una gran banda de grandes canciones, o cómo llevar el folk-rock californiano y las armonías vocales de los sesenta al contexto de los años noventa.

Midlake "The Trials Of Vancouver" (2006)

Una banda de músicos provenientes de otros estilos musicales como el jazz juegan a hacer canciones indie pop revestidas con texturas y ritmos muy atractivos. Temazos como Roscoe o Young Bride han sido muy escuchados en la furgoneta durante las largas giras del grupo.

Noni López (cantante y guitarra)

Nirvana "Nevermind" (1991)

El disco con el que cambió nuestra juventud. Grandes canciones con la rabia del momento. Creo que es el disco que me hizo dedicarme a la música

The Beach Boys "Pet Sounds" (1966)

“Pet Sounds” fue el disco que les consagró como compositores y con el que rompieron con su primera época surf. Una auténtica obra maestra en producción.

Alfredo Núñez (batería)

Elliott Smith "Figure 8" (2000)

Recuerdo oír el disco y quedarme enganchado en bucle por la colección de canciones melancólicas pero luminosas que reúne. Algunas son aparentemente sencillas y otras turbias y llenas de arreglos. Todo acompañado de su peculiar voz doblada y de melodías increíbles con una producción genial de la que se podía aprender mucho.

Jeff Buckley "Grace" (1994)

Es un disco que culmina para mí lo que, “de alguna manera”, más me gustaba del grunge, fuera por su estética noventera, aunque tampoco creo que realmente tuviera mucho que ver con la música grunge de aquel momento. Estas canciones me llevaban a un lugar al que nadie me había llevado hasta entonces y además con una calidad que se podía apreciar desde la primera escucha. Por momentos parecía una ópera, en otros era rock sinfónico y en otros pop más melódico. Creo que es el único del que no me importó volver a escuchar una y otra vez esas subidas altas de voz a modo de exceso de gorgoritos. Las baterías me parecían brillantes, tanto que fueron clases personales en mi cabeza durante muchos años.

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