Ric Ocasek (The Cars): factoría de hits
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Ric Ocasek (The Cars): factoría de hits

Marcos Gendre — 18-09-2019
Empresa — Elektra
Fotografía — Archivo

Ric Ocasek  (The Cars) nos dejó el pasado 15 de septiembre, a la edad de 75 años . A él le debemos buena parte de la estética que influyó a John Hugues en sus películas de los años ochenta, aunque mucho más importante fue su aportación al mundo del videoclip, un surtido de hits que se burlaban de la alta cultura y producciones para álbumes tan hermosos como el segundo de Suicide. Hitos de una trayectoria de la que seleccionamos quince momentos muy especiales de su cosecha: diez canciones y cinco producciones.

10 Canciones

1º “Just What I Needed” (1978)
Sí, vale, esta es una canción cantada por Benjamin Orr, su mano derecha en The Cars. Pero la esencia de todo el primer álbum del grupo, el exquisito “The Cars” (1978), se nutre de la inspiración de Ocasek, que para el vídeo de la canción muestra su imagen sophisti-glam, con la que propició que los años ochenta comenzaran de forma oficial dos años antes. Su mérito no fue solo adelantarse a Michael Jackson, sino haber ideado el riff molde básico en toda banda noventera post-Pixies, colindando entre la frontera que separa underground de mainstream.

2º “Let’s Go” (1979)
Ocasek era un visionario. No hay más que fijarse en ese teclado de fondo, tan típico en los discos con los que Prince inició su reinado en los ochenta, y que anticipa el background sinte de clásicos como “Around The Word In A Day” (1985). Pero “Let’s Go” es mucho más: el primer single de otro álbum de cinco tenedores, como “Candy-0” (1979), donde vuelve a ceder el protagonismo vocal a Benjamin Orr, paladín de Ocasek a la hora de integrar la savia nuevaolera con tics futuristas de indudable regusto kitsch.

3º “Touch and Go” (1980)
Con un título igual al del mítico sello post-hardcore de incunables como Big Black y The Jesus Lizard, Ocasek mostraba al mundo una delicatesen pop con dejes reggae desde la ejecución de los teclados, recurso del que también hicieron tan buen uso en su momento The Police. El brillante trote sincopado de la canción muestra a un grupo en estado de gracia, buscando nuevos horizontes a su molde new wave.
Con “Touch And Go”, estamos ante la quintaesencia de ese refinamiento pop con el que implantaron un sello sencillamente inconfundible. Respecto a la chaqueta de rayas blancas y negras de Ocasek en el vídeo, qué decir: la elegancia personificada de un visionario de la laca y los sprays para el pelo.

4º “Shake it Up” (1981)
El single estrella de su cuarto LP, “Shake it Up” es su canción más tarareada. No es para menos, resulta harto complicado despegarse de un estribillo tan corto y preciso, especialidad de un Ocasek que para su LP de 1981 decidió retomar la senda del pop directo, y retroceder un paso con respecto a las ansias de experimentación que tanto le inspiraron en 1980: año en el que también fue el productor de “Alan Vega and Martin Rev” (1980), el memorable segundo LP de Suicide.
En cuanto al party-video ideado para la ocasión, ¿quién puede pensar en algo más ochentero que esto? Como guinda, solo recordar sus 22 semanas seguidas que se mantuvo en las listas americanas de singles más vendidos.

5º “Magic” (1984)
1984 fue el año en el que The Cars se subieron a lo más alto del cajón de la popularidad. Cuando Ocasek se pone a andar sobre las aguas de la piscina de la mansión del videoclip de esta canción, la metáfora está implícita en todo momento: está tocado por una varita mágica que, valga la redundancia, le sirve para sacar adelante estribillos tan magnéticos como el del segundo single de “Heartbeat City”; seguramente, el equivalente musical a lo que representó “El club de los cinco” en los ochenta. Y es que la fusión entre este riff de tres acordes y el tintineo insistente de teclados a cámara rápida es la expresión milimétrica de una era sintetizada en un ritmo.

6º “You Might Think” (1984)
El primer single extraído de “Heartbeat City” les llevó a ganar el primer premio de la MTV concedido al mejor vídeo. Y es que la importancia de The Cars en este terreno llevó a implantar una moda de imagen desenfadada, de la que la banda de Ocasek eran los reyes totales y absolutos. La misma que en este videoclip elevan al cubo por medio de un collage de imágenes donde el propio Ocasek llega a aparecer mutado en mosca, y eso antes de que Jeff Goldblum lo hiciera para la icónica película de David Cronenberg. Sobre la canción en sí misma, qué decir: otra dulce filigrana a la hora de encauzar pop vitamínico con cierto tono melancólico, y siempre a lomos de un incesante cabalgar nuevaolero.

7º “Drive” (1984)
Que “Heartbeat City” es el álbum más representativo de la maestría de Ocasek para moldear hits de hechuras perfectas para la emisión radiofónica lo demuestran singles como “Drive”, donde todo el protagonismo es para Orr. Curiosamente, tuvo que ser con un ampuloso baladón de corte sinte como lograron el tercer puesto, su posición más altas en los charts de singles norteamericanos. Para la ocasión, todos los sonidos de batería están filtrados a través de una computadora. No en vano, Ocasek era una rata de laboratorio, siempre enfrascado en la búsqueda tecnológica con la que poder abrillantar su, ya de por sí, elegante fórmula pop-rock.

8º “Tonight She Comes” (1985)
Tras haberse consagrado como una de las bandas más exitosas y representativas de la primera mitad de los ochenta, Ocasek también tenía tiempo para impulsar nuevas formas de actuación dentro de la industria musical. Una de ellas fue hacer del “Greatest Hits” un punto inflexión discográfico, y no una mera compilación musical. En este sentido, Ocasek dotó de aura mayor a su “grandes éxitos” con un single de aúpa como “Tonight She Comes”: corte que iba a utilizar para su disco en solitario, pero que terminó comandando esta colección de hits, cuyo solo de guitarra acabó siendo objeto de admiración del mismísimo Steve Vai

9º “Emotion in Motion” (1986)
Para desgracia de Ocasek, su trayectoria en solitario, más allá de The Cars, nunca alcanzó el éxito de la banda nodriza. “Emotion in Motion” fue el single con el que consiguió el éxito más cercano a los cosechados al frente de su marca más reconocible. Dedicada a la modelo Paulina Porizkova, su pareja de aquel entonces, la interpretación vocal de Ocasek desprende soul neutro por los cuatro costados. Romanticismo al cubo, que nunca cae en la trampa de la sobredosis azucarada, por medio de una producción tan detallista como abierta al pop pluscuamperfecto de la escuela instaurada por Roxy Music y Kate Bush.

10º “You Are the Girl” (1987)
La continuación de “Heartbeat City” fue el único punto decepcionante en la trayectoria de The Cars. Uno de los pocos reductos salvables del, a la postre, disco final antes de su ruptura, en los ochenta, fue “You Are the Girl”. Otro de sus ejemplos de cómo armar pop inmaculado al que, para la ocasión, dieron soporte visual con uno de sus vídeos más delirantes que se recuerdan. Serie B sci-fi sin filtro, donde nos topamos con uno de los testamentos más significativos de una década que ya comenzaba su ocaso, y atisbaba el transcendentalismo rock tan en boga de los noventa. Definitivamente, una década para la que ya no estaban hechos.

Cinco producciones 

11º Suicide: “Alan Vega & Martin Rev” (1980)
Algo se debió alumbrar la cabeza de Rick Ocasek cuando recibió una copia del “I Feel Love” de Donna Summer y Giorgio Moroder como ejemplo al sonido que debía tener el segundo elepé de Suicide. De la pauta a seguir, surgió una hilera de alumbramientos synth-pop de los que hasta Bruce Springsteen tomó buena nota para su perfil más electrónico. Solo por haber logrado el efecto hipnótico de “Diamonds, Furcoat, Champagne”, habría que canonizar a Ocasek. Pero es que el resto del álbum corrobora la teoría de que la verdadera obra maestra del mítico dúo neoyorquino no es su primer álbum, sino este encadenado de hipnótico robotismo achampañado.

12º Bad Brains: “Rock for Light” (1983)
El que para muchos es la cúspide del hardcore-punk tuvo su continuación a través de “Rock for Light”, un trabajo para el cual la presencia de Ocasek como productor no deja de ser tan sorprendente como significativa. Un nigromante meticuloso capaz de inducir al brutal combo punk afroamericano a buscar un sonido más definido, que en ningún momento hace perder intensidad a su empuje frenético. A esto hay que sumar el giro propuesto hacia derivas más jamaicanas en su receta. Cómo no, otro discazo para el currículum de un tipo de mirada, ciertamente, panorámica.

13º Weezer: “Blue Album”
Que Ocasek acabara siendo el elegido por Weezer ante la presión de Geffen Records para que encontraran productor para “Blue Album”, su debut discográfico, fue toda una jugada maestra que definió la influencia del cuarteto en años posteriores. Pero la clave la proporciona el cerebro de The Cars, cuando les convence para que la guitarra y el bajo sonaran como un instrumento de diez cuerdas, limitando la reverb al máximo. De ahí, surge la definición eléctrica de un álbum sin el que sería imposible explicar la evolución del rock posterior al boom Nirvana de los años noventa.

14º Guided By Voices: “Do the Collapse” (1999)
Dentro de sus incursiones en terreno indie, si había un grupo al que Ocasek parecía empujado a grabar, ese era la banda de Robert Pollard. La conjunción de dos mentes saturadas de ingenio dio como resultado a un trabajo a reevaluar, donde “Teenage FBI” acabaría en la banda sonora de “Buffy cazavampiros”. “Hold on Hope” también tendría trayectoria televisiva, al formar parte de la serie “Scrubs”. Y es que el pulido que Ocasek le pegó al lo-fi en carne viva de los Guided By Voices es digno de mención. Toda una cirugía estética que revirtió en el posterior sonido del grupo para discos tan exultantes “Earthquake Glue” (2003).

15º Le Tigre: “This Island” (2004)
La mirada parcial de la crítica abonada a la “pureza indie” contemplaban las intrusiones de Ocasek en este mundo como una domesticación del género, a todas luces injusta con trabajos como el realizado para Le Tigre en “This Island”, donde su labor no se limitó a buscar una versión más exuberante del trío, a través de gemas punk-pop como “TKO”, sino a ofrecer un perfil menos rabioso de la voz de la gran Kathleen Hannah. ¿Qué más se puede decir ante ejercicios tan perfectos disco-punk como “After Dark”, que resuenan a la versión siglo XXI de The B52s?

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