Simplificando, ninguna de esas dos últimas premisas se dio con los Damned, pero juzgarlos ad aeternum con la vara de medir que los sitúa junto a los nombres más recurrentes de la generación del imperdible tampoco ayuda a calibrar su obra en su justa medida. Al fin y al cabo, la banda que formaron el cantante y guitarrista Captain Sensible y el batería Rat Scabies (quienes se habían conocido en 1974) formulaba más una aleación continuista respecto al ácido sulfúrico de The Stooges (e incluso con la jarana pub rock de Dr. Feelgood) que una estruendosa ruptura en la reciente línea discursiva del rock. Esta idea de continuidad fue reforzada cuando el componente teatral de Alice Cooper o The New York Dolls comenzó a ser subrayado con la incorporación del vocalista Dave Vanian, quien junto al guitarrista Brian James redondeó la primera formación de la banda, el cuarteto que daría pie al visceral y efervescente “Damned Damned Damned” (1976). La producción de Nick Lowe (por algo militaban en Stiff Records) remarca que, pese a la contagiosa ebullición que emana de sus surcos, The Damned están más cerca de la reforma que de la ruptura.
El resto de su carrera, interrumpida por continuos parones, cambios de formación y discográfica, proyectos apéndices y decisiones que oscilan entre lo errático y lo simplemente desafortunado (la producción de su secuela, el entonces vapuleado “Music For Pleasure”, de 1977, a cargo de Nick Mason, cuando ellos en realidad bebían los vientos por Syd Barrett, o las luchas de egos), sirvió para delinear, con trazo algo guadianesco, su creciente influencia sobre las hordas del rock gótico (sobre todo a partir de “The Black Album”, en 1980) y reforzar su ascendiente sobre la generación del primer hardcore norteamericano de los ochenta y del revival punk rock de la costa californiana en los noventa. Por el camino, en trayecto irregular pero constante en el tiempo, fueron manifestando repuntes como “Phantasmagoria” (Off Beat, 1985), “Grave Disorder” (Nitro, 2001) o “So, Who's Paranoid?” (English Channel, 2008), capítulos que sumar a algunos de los mejores discos de su primera época, como “Machine Gun Etiquette” (Chiswick, 1979). Así hasta alcanzar los cuarenta años como banda, con Captain Sensible y Dave Vanian como supervivientes originales.
Disco imprescindible: “Damned Damned Damned” (Stiff Records, 1977)
La emblemática línea de bajo de Captain Sensible en “Neat Neat Neat” da la bienvenida a uno de esos debuts que prácticamente definen y justifican una carrera, aunque años más tarde la discografía de los londinenses se abonase a otros intereses para ampliar su gama de grises. Sin coartadas intelectuales, sin manifiestos políticos, sin dar pábulo a relecturas en clave académica. Funcionando más como un puente entre la tradición del garage rock y el frat rock de finales de los sesenta y la actualidad de entonces que como un kilómetro cero. Generacionalmente, les delata el minutaje de sus temas (firmados en su mayoría por Brian James), pero bajo su musculosa complexión punk bombea el flujo eterno del rock and roll.
Están de actualidad por: Su cuarenta aniversario como banda, que llevan celebrando con una serie de conciertos cuya gira recala este mes de diciembre en nuestro país: el 13 en Barcelona (Razzmatazz 2), el 14 en Valencia (Loco Club), el 15 en Madrid (Arena), el 16 en Vitoria (Jimmy Jazz) y el 17 en Xixón/Gijón (Teatro Albéniz). Con Dave Vanian, Captain Sensible, Monty Oxy Moron, Pinch y Stu West en la formación. Y con la promesa de un nuevo álbum, previsiblemente autoeditado.
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