Barry Adamson lleva publicando discos en solitario desde 1988, pero también ha tocado y compuesto en Magazine (ayudando a crear la corriente más oscura e ilustrada del post-punk) y en los The Bad Seeds de Nick Cave hasta 1987 y cubriendo ocasionalmente la baja de Thomas Wylder durante la grabación y gira de "Push The Sky Away" (15). No se glosa su paso por Visage o Buzzcocks o su trabajo para David Lynch porque la retrospectiva se centra en las creaciones en solitario de su autor.
Estilísticamente a Adamson se le ha coronado erróneamente como padre del trip-hop de Bristol y el lounge, por su capacidad de anticipar la historia sonora británica de los noventa. Es una de las mentes más interesantes de la música contemporánea desde el punk pero, ¿por qué mira ahora hacia atrás con esta benevolencia? “Sobre todo es una celebración de mi cumpleaños. Hace poco cumplí sesenta años y es una buena causa”. Es un hito que enseñará a los no iniciados las colaboraciones de Jarvis Cocker o A Certain Ratio, y que allana el camino cada vez más pop, también cinematográfico, del futuro de Adamson. “Me veo como en un pasillo en el que una puerta se está cerrando mientras que la otra se está abriendo y no sé realmente lo que hay detrás".
"Memento Mori" es un corolario circular y no un epitafio. “Cuando Bowie presentó la canción 'Where Are We Now?' y vi el vídeo, pensé que había algo en su cara cuando canta la canción… y le puse una cruz a partir de ese momento. Luego leí esa gran cita que dice que “el arte alivia”, sobre todo a la gente que lo hace, y pensé que eso también es el arte para mí en este mundo de pérdida constante, sobre todo cuando puedes encontrarte en momentos como los que me he encontrado, por eso he ido edificando una barrera para poder levantarme sobre ella”.
Sus canciones son aventuras nocturnas urbanas que siempre tienen un componente de búsqueda de redención y de liberación del dolor personal. Adamson confesaba a esta revista en 2002, que “Oedipus Schmoedipus es la defunción de mi padre, Soul Murder es la defunción de mi madre, y Moss Side Story es la defunción de mi hermano”. Pero aquí sigue en 2018. “Mis trabajos lidiaban con un potente sentimiento de pérdida inmediata, personal, y un poco de tristeza y dolor; pero también hay luces muy brillantes, gracias a las que hay grandes sombras con las que estoy sintiéndome cada vez más cómodo. Ocurre porque ahora tengo sesenta años y ya se trata de mí mismo y de ser un soñador espiritual. Hay que recordar que un día la gente te echará en falta”. Dedicarse a los propios sueños, gran oficio. O sea, que no vuelve a The Bad Seeds. “Nunca se sabe lo que va a pasar, lo que hice ya está terminado, pero no tengo ni idea. Le comenté a Nick [Cave] que quería volver a hacer cosas por mi cuenta, porque cuando estás en The Bad Seeds es difícil hacer nada solo porque están siempre de gira y no hay tiempo para nada más”.
Discos Imprescindibles:
Barry Adamson - "Oedipus Shmoedipus" (1996)
Álbum circular en el que se aúnan con elegancia las corrientes musicales propuestas con anterioridad por Adamson. Jarvis Cocker abre y Nick Cave cierra un disco por el que transitan personajes de cine negro empapados de referencias a Miles Davis, Milt Jackson y Thelonius Monk, pero también hay un recado para Massive Attack: si el trip-hop y el lounge hubieran estado en manos más encallecidas, los noventa hubieran sido otra cosa. Esta es la prueba.
Barry Adamson - "As Above So Below" (1998)
Así en el cielo como en la tierra, en la novela negra como en las barricadas. Adamson ya no está de luto, se empapa de ritmos urbanos y de consignas callejeras para abandonar la neurosis y el padecimiento, y combinar realidad y fantasía para no hacer tan dura la aceptación de los golpes de la vida. Explora el spoken blues en vez del rap, el góspel pagano en vez del r&b, y la torch song en vez del pop, y además incluye una versión de Suicide.
El apunte:
Iggy Pop - "The Idiot" (1977)
Barry Adamson enseña a reescuchar The Idiot desde el punto de vista de ser la posible acta fundacional del post-punk y la pieza que falta para entender a los crooners oscuros que habrían de venir a partir de entonces. Grabado por David Bowie antes de Low, pero publicado después para no pensar en cuál influenciaba a cuál, The Idiot es una crónica de la noche urbana cerebral y sinuosa como muchos de los relatos de Adamson.
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