Raúl, te descubrí en los vídeos que hiciste con Vengamonjas para la promoción de “Demasiada pasión por lo suyo”. Después de eso me interesé por tu trabajo y entendí por qué su humor y el tuyo encajaban tan bien. ¿Cómo has hecho para prepararte el personaje de José Ramón si es la persona más mundana que existe?
A lo mejor estoy loco (o con toda probabilidad) pero yo no veo distancia entre Vengamonjas y Pepón y Juanito. Cuando empezamos en Paramount Comedy, antes incluso de “La hora chanante”, recuerdo que hicimos un programa de sketches para un especial de Nochebuena y allí nos pusieron como referencia unos sketches suyos que habían hecho con Luis Guridi y eran tan surrealistas como fue después Vengamonjas o “Muchachada Nui”. Perdona que parezca el abuelo cebolleta, lo que digo es que a la risa se llega por varios caminos y me gustan todos o casi todos. En el fondo, todos somos gente que se aburría en clases, unos dibujaban corazones y otros pollas con alas, pero el caso es que ninguno estaba en lo que tenía que estar.
He visto que parte de las risas que me ha arrancado la serie se deben a cómo juegas con tu corporalidad. ¿Eres consciente en tu trabajo de ello? ¿Ensayas movimientos o ya te viene con el personaje?
Tanto José Ramón como Berta son personas que les falta ímpetu, prácticamente encajan todo lo que les viene sin rechistar… pero la cara es el espejo del alma. Eso dicen, ¿no?
“Yo agradezco la búsqueda y experimentación, pero también encuentro valor en la gente que no se mueve un centímetro de su baldosa. Probablemente, sea más valiente aún”
Eres una persona que no para de hacer cosas, que no se detiene nunca. ¿Qué te pareció interpretar a alguien que está varado en el ritmo de la cotidianidad?
Sí, he hecho programas de tele, monólogos, teatro, series, películas y cómics. Pero después siempre he mantenido la vida normal con mis amigos de siempre; y eso es por puro egoísmo, porque ese es el pozo de dónde saco todas las ideas y dónde creo que el ser humano es feliz. Al lado de los suyos, aunque no le den más que disgustos. La gente necesita a la gente. No tengo datos, pero apostaría a que cuando no había Instagram subía menos gente al Himalaya. La rutina tiene mala prensa, pero si la analizas detenidamente no hay nada más absurdo que el día a día.
Aunque no sea el elemento principal de la serie, se nota que la música es algo presente a lo largo de ese vaivén de emociones. ¿Sentiste que la selección apelaba a lo que querías expresar con tu personaje? ¿Se adecuaría a la banda sonora de tu vida? Si no, ¿qué banda sonora llevarías?
A la banda sonora le pasa como a todo en esta serie. Es pequeña, concisa, sin grandes lucimientos. Pero así son los personajes, el montaje, la dirección… Salvo las entrevistas que, como ves, las hago de manera espectacular. La sintonía me encanta y eso es lo que encontraría en mi banda sonora. Por momentos me recuerda a “Sin perdón”, pero cualquiera que me conoce sabe que tengo las orejas para sujetar las gafas, cero oído.
Siguiendo con el hilo de la música (lo siento, somos una revista principalmente de música), ¿a qué concierto que hayas ido llevarías a José Ramón para animarle el día? ¿Por qué?
A Jose Ramón me lo llevaría a ver a los Burning, que empezaron haciendo canciones de las cosas que pasaban en el barrio de la Elipa y cuarenta años después siguen igual. Yo agradezco la búsqueda y experimentación, pero también encuentro valor en la gente que no se mueve un centímetro de su baldosa. Probablemente, sea más valiente aún.
Ahora solamente me queda preguntarte si tienes algún nuevo proyecto en mente y, si lo tienes, ¿qué podrías comentarnos al respecto?
Sí, quiero sacar otro cómic, queremos seguir con “Los Broder Tolquin”, que es un podcast que hago con los parroquianos de un bar al que va Javier Coronas (hablando de barrio), y este verano ruedo dos cosas muy chulas, pero como aún me pueden despedir prefiero no decir nada.
“Poquita fe”
“Yo agradezco la búsqueda y experimentación, pero también encuentro valor en la gente que no se mueve un centímetro de su baldosa. Probablemente, sea más valiente aún”
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