No me considero en absoluto melómano. Algunos creen que lo soy porque han visto mis películas y han advertido la importancia de algunas canciones o piezas musicales en ellas. Es verdad que me gusta pensar el cine desde la vida y desde otras disciplinas artísticas que son también la vida, como la pintura, la literatura o la música. Algunos de los momentos más intensos de nuestra vida han venido determinados por la escucha de una canción y es por eso que luego he intentando crear algunos momentos de intensidad musical dentro de mis películas. En otras películas advierto que las canciones sirven a la película de una manera más funcional, para que la historia avance y se sucedan las escenas por ejemplo. En mi caso es todo lo contrario, me gusta que cuando suena la canción la película se detenga también a escucharla, porque de alguna forma esa canción habla por sí sola. Así hice con “La estación de los amores” o “Canción para follar” en “Todas las canciones hablan de mí”; o con “Cabalgar” de Abel Hernández “El Hijo” en “Los ilusos”; o con “Oda al amor efímero” y “Solo me has rozado” de Tulsa en “Los exiliados románticos”… En mi cuarto largometraje, “La reconquista”, se escuchan varias canciones de Rafael Berrio, y además podemos sentir envejecer y rejuvenecer su voz a través de esas mismas canciones en diferentes tiempos de la película.
Berrio es un músico admirable y un escritor de canciones fascinante, como no hay otro igual en nuestra país. Es por eso que he decidido hacer mi particular playlist sólo con canciones de Rafael Berrio, en orden un poco cronológico, a lo largo de sus años, para vivir y revivir sus emociones y pensamientos, humores y tristezas, a través de sus grupos Amor a Traición, Deriva y ya con su nombre más recientemente...
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