Pels Dies Bons, broche final con Pau Vallvé
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Pels Dies Bons, broche final con Pau Vallvé

Yeray S. Iborra — 11-12-2015
Fotografía — Pau Vallvé

Pau Vallvé pone punto y final en el Auditori de Barcelona (dos días consecutivos) a una gira de 90 conciertos que le ha llevado por toda la península y parte de Europa −15 días, 15 conciertos en una ‘gira couchsurfing’−. Es la guinda del pastel a un camino que inició con “Pels dies bons” (2014).

Jordi Lanuza (Inspira) está poniendo unos discos en la tienda BCore, mientras, Pau Vallvé trastea unos vinilos. La música acompaña, pero hoy toca sentarse; tenemos que reposar “Pels dies bons” (2014). Después de asistir a todo el proceso de producción y ejecución del disco, toca hacer balance.

Perezosos, los dos concluimos que el bar de la esquina siempre es buena opción. Gràcia está resacosa, y el bar respeta: sólo la tele perturba el ambiente, ni siquiera el propietario se presta a servirnos.

Finalmente llegan las patatas de bolsa y el crujir en la boca de Pau se suma al ruido sordo del bar. A la primera pregunta la caja de pandora se abre: “¡El balance de este año es muy positivo y muy sorprendente! Nunca me hubiera esperado que lo fuese tanto. He hecho más conciertos que nunca, ha venido más gente que nunca y he vendido más discos que nunca. Vivo de esto y antes no.”, responde Vallvé, contento. La realidad es que no ha ganado más dinero. Simplemente ha recortado intermediarios. “Sin intermediarios no hay tantos por ciento que se pierden”, añade Vallvé con otra patata en la boca.

En este año y medio, el cantautor barcelonés (ex Estanislau Verdet y U_mä) le ha dado la vuelta al mercado. Ni tantos por ciento de mánager, ni tantos por ciento de ‘royalties’ que se pierden: todo para el proyecto. “Los datos exactos no los sé, pero se genera mucho dinero, aunque son números relativos: a mí me sorprendía ver esa pasta y que siempre tuviera que acabar poniendo dinero para el proyecto". Hasta que pensó: con esa cantidad, se puede hacer diferente. No era cuestión de ganar más sino de recortar intermediarios. Pau ha vendido todos los discos (2.000), excepto unos cien que quedaron mal: él mismo los tamponeó junto a sus amigos en un proceso totalmente artesanal. Y 400 vinilos. Ahora de los 10€ de un disco que vende, se queda 8€ (2€ forman parte del coste de fabricación).

No sólo el proceso de gestión cambió. En este año y medio también ha virado su idea de giras. Curtido en mil y una batallas en Catalunya, con quince años de carrera a sus espaldas, en verano se propuso un nuevo reto: cruzar Europa y vivir experiencias tocando. Con clara tendencia por el ‘do it yourself’, el control artesanal de los procesos, Vallvé vio claro que, si quería salir, debía ser de manera diferente: una ‘gira coachsurfing’, una gira colaborativa tocando por casas de particulares. Un concierto íntimo a cambio de un sofá. Puro intercambio. Montpellier, Lyon, Paris, Ámsterdam, Praga, Viena… Y así hasta 15 ciudades en 15 días consecutivos. Acabó agotado pero ilusionado, hasta el punto que días después de aterrizar, posteó en sus redes (en constante ebullición) que se quería embarcar en una nueva aventura por el Reino Unido: #‎LaProperaGiraPelRegneUnit‬ (la próxima, por el Reino Unido). Si todo va bien, a principios del año que viene editará una película sobre el recorrido.

El futbol está apunto de empezar. Pero en el bar no se mueve ni un alma. Justo cuando la bola empieza a rodar, me pregunto: ¿Cuáles son los inconvenientes de hacértelo todo tu? “Horas, horas y muchas horas de trabajo. Yo antes tuve un sello [Amniòtic Records] y por tanto ya tenía cierto conocimiento del sector. Pero he tenido que aprender muchas cosas. Es peligroso decirle a la gente: ‘¡Es muy guay, auto-edítate!’ Si no sabes los circuitos, es complicado”. Él lo tiene claro, auto-editarse es el camino, pero plantea dar un paso más allá.

⎯¿Repetirías, sabiendo todo el curro que supone?
⎯No lo sé… ⎯duda⎯. Pero si quiero que mi música vaya adelante, esto ya no lo puedo hacer sólo. Se ha hecho grande: recibo muchos mails, muchas propuestas. Hay toda una parte empresarial que yo no controlo. El concepto será el mismo, pero el aporte profesional será necesario: no me atrae estar todo el día delante del ordenador haciendo cosas que no me motivan. Y no hablo de pasar a una ‘multi’, hablo de alguien que entienda mi proyecto y que esté en el equipo.

Nueva patata a la boca y sorbo de Coca-Cola. Y a continuación, la gran pregunta: ¿Se puede aguantar hacer 90 bolos en año y tres meses? ¿Hay suficiente circuito? El mercado catalán –el propio de Vallvé, aunque haya hechos algunos conciertos por España– es pequeño y la ‘ley’ dice que si en Barcelona has venido 100, es difícil que a Sant Just Desvern (por poner un ejemplo cerca de la capital) al finde siguiente lleves a más de 20. Pau atribuye el éxito de esta larga gira a la planificación: “Han sido 90 bolos muy pensados, no he tocado dos veces en Girona el mismo trimestre. Se puede: no me he inventado conciertos porqué sí". No ir con la infraestructura de músicos de la gira anterior, también ha ayudado: tres músicos comen mejor que cinco.

“Necesitaba un ‘break’ e irme con las gallinas, y a tomar por el culo. Durante mucho tiempo pensé que este era el final de mi carrera. Jamás hubiese dicho que el final iba a ser el principio de todo”, confiesa el músico –ya sin patatas en el plato–. No sabe qué pasará en los próximos meses, de momento prepara con mimo un libro de fotografías y nuevo material (sin fecha prevista, ni impuesta). Pau Vallvé vuelve a estar en Gràcia, viviendo en su estudio. Ahora habita la sala insonorizada. “Algún día se lo encontrarán sin aire, frito”, pienso. Hasta entonces podremos disfrutarlo sobre el escenario. Ya debe andar preparando la fiesta en el Auditori de Barcelona, de hecho. Lo tiene todo vendido para el sábado y ha añadido nueva fecha, viernes. Será la guinda del pastel después de un año y medio rodando en libertad.

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