Origen: Hornsey (Londres), Reino Unido.
The Monochrome Set siempre fueron la clásica anomalía británica. La excepcionalidad insular, rebosante de clase, que mereció mejor suerte. El fino estilete que pinta estupendamente bien como nombre de referencia, pero cuya obra apenas se conoce. Otra prueba más -una de tantas- de que en el relato del indie real, el que perfiló un universo de referentes a partir del ejemplo autogestionario del punk, no era tan importante llegar antes que los demás como estar bien posicionado en el momento correcto. También es verdad que The Monochrome Set carecieron de hits con potencial para colonizar las listas de éxitos. Pero, en esencia, el distinguido porte de sus canciones no debería haber resultado tan inadvertido a los ojos de los fans de The Smiths, Pulp, The Divine Comedy, Belle & Sebastian o Franz Ferdinand, porque todos ellos han mamado de su música, de una u otra forma. Johnny Marr, Graham Coxon, Norman Cook o Alex Kapranos les han reivindicado en más de una ocasión. Y no es de extrañar, dado que su agudo sentido del humor, su forma de recoger el guante de la tradición melódica británica de los sesenta a través de elegantes riffs de guitarra y su pericia para embutir textos inteligentes en melodías perdurables imprimió su huella en todos ellos.
Su historia casi se podría explicar a través de su travesía por diferentes sellos: de epítomes del primer indie como Rough Trade y Cherry Red, de ahí a la autoedición y finalmente a la alemana Tapete, especialista en rescatar en la actualidad a nombres tan insignes como Lloyd Cole, Robert Forster, The Lilac Time o The Telescopes. La banda se formó en 1978, de las cenizas de The B-Sides, formación en la que militaba también Adam Ant, quien luego reventaría los charts por su cuenta. Su líder, Ganesh Seshadri –conocido como Bid- , Lester Square, John D. Haney y Charlie Harper (luego reemplazado al bajo por Simon Croft, Jeremy Harrington o Andy Warren) integran su primera alineación. Todo lo que editaron desde entonces hasta 1985 sirve para cimentar su reputación: demasiado esquivos para la new wave, demasiado efervescentes para el sombrío after punk y -desde luego- demasiado abigarrados para el floreciente synth pop y la legión de new romantics que deparó. En discos como “Strange Boutique” (DinDisc, 80), “Love Zombies” (DinDisc, 82), “Eligible Bachelors” (Cherry Red, 82), el recopilatorio “Volume, Contrast, Brilliance...” (Cherry Red, 83) o “The Lost Weekend” (Cherry Red, 85), con aquel “Jacob's Ladder” que podría haber sido un single de éxito, está todo.
La segunda etapa de The Monochrome Set se desarrolla entre 1990 y 1998, tras un parón de cinco años, con Bid, Lester Square y Andy Warren reclutando a Orson Presence y Mike Slocombe (luego reemplazado por Trevor Ready), en un puñado de álbumes igual de elegantes aunque con menos aristas, despachados en Cherry Red, entre los que destacan “What A Whopper!” (Cherry Red, 92) o “Misere” (Cherry Red, 95). Tras una segunda ruptura, Bid se centra en su proyecto The Scarlet's Well, más folk, artesanal y colaborativo, con cuatro álbumes facturados entre 1998 y 2010, todos editados en España por Siesta. La tercera encarnación de la banda tiene lugar tras el treinta aniversario de Cherry Red, en 2008, y da lugar a discos como “Platinum Coils” (Disquo Bleu, 12), “Super Plastic City” (Disquo Bleu, 13) o “Spaces Everywhere” (Tapete, 15), con Helena Johansson, Steve Brummell o John Paul Moran sumándose a una formación de la que sale Lester Square, y que supera el aneurisma sufrido por Bid en 2010.
Disco Imprescindible: “Compendium: A History, 1979-1995” (Cherry Red, 96)
Aunque ni faltan álbumes de referencia -cualquiera de los tres primeros- ni recopilatorios completísimos -cualquiera de las dos entregas de “Volume, Contrast, Brilliance... ” (la última es del año pasado) o “The Independent Singles Collection” (Cherry Red, 08), seguramente esta compilación sea la mejor puerta de entrada para el neófito.
Están de actualidad por: La edición del notable “Cosmonaut” (Tapete, 16), su decimotercer álbum de estudio, disponible a partir del 9 de septiembre. Un trabajo que preserva las cualidades habituales de su música, ubicadas en un limbo paralelo del que podría nutrirse cualquier fan de Franz Ferdinand, The Smiths o The Divine Comedy. Tienen un montón de fechas para este otoño, pero de momento ninguna en nuestro país.
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