Así que para celebrarlo vamos a repasar aquel disco en 10 datos imprescindibles:
Adiós a las influencias africanas, bienvenido el pop de cámara
Mucho se había hablado en los primeros discos de la banda de la poderosa influencia de la música africana, aunque claramente tamizada a través del trabajo de estrellas de pop anglosajonas como el Paul Simon de “Graceland” o el Peter Gabriel más cercano al Womad, pero en este disco esas influencias se evaporan completamente, cambiando las percusiones jubilosas y las líneas de guitarras líquidas y acuosas por clavicordios y ritmos mucho más lentos.
Es claramente un disco de maduración personal y eso se nota en una música menos radiante y un punto más oscura, como si se hubieran vuelto más insulares, creando la versión indie pop y Siglo XXI del sonido de pop barroco de bandas como Left Banke o los Zombies del “Odessey & Oracle”, aunque puede que las analogías con Simon siguieran, lo que pasa es que este es su “Parsley, Sage, Rosemary & Thyme” en vez de su “Graceland”.
La madurez y la fé
Ese sonido se ve reflejado en las letras de Ezra Koenig que sirven de diario de unos tipos que se acercan a los 30 y comienzan a madurar, dejando atrás sus días de vivir despreocupadamente como universitarios pijos, algo con lo que el propio cantante y letrista está de acuerdo: “Los ingenuos y alegres días de colegio al principio. Luego la expansión del mundo, viajar, ver otros lugares, aprender un poco más sobre cómo vive la gente. Y luego el final es un poco madurar, empezar a pensar más seriamente sobre tu vida y tu fe. Si la gente viera nuestros tres primeros discos como un ‘bildungsroman’, me parecería bien”.
Y es que aquí a las bromas y a la alegría de vivir les sucede la idea de la fe y la mortalidad en canciones como "Unbelievers", "Worship You", "Everlasting Arms" o “Ya Hey” o la relación rota de “Hannah Hunt”.
"Hannah Hunt", su particular "America"
Pero ¿cuál es la mejor canción de un disco tan lleno de grandes canciones? Pues "Step" está muy cerca de serlo, y a los que prefieren la exuberancia juvenil de los dos primeros discos les gustará más "Diane Young" pero, puestos a elegir, me quedo con "Hannah Hunt".
Es el corazón del disco y la esencia del mismo, un viaje por EEUU junto a un antiguo amor que es, en esencia, su particular “America”. Y es que se nota que siguen idolatrando a Paul Simon. No en vano es el artista al que más recuerdan, tan blancos, tan neoyorquinos, tan intelectuales y universitarios, parecen tan inofensivos y, sin embargo, incluso sabiendo que nunca ganarán un concurso de gente 'cool', qué melodías, qué letras, cuánta calidad.
La canción es un viaje por el país pero también por una relación que empieza y acaba. Una canción de ruptura en el que la maravillosa letra de Koenig va pareja con la perfecta producción de Rostam que se le ajusta como un guante.
La canción surge espontáneamente como una conversación de fondo y sonidos cotidianos, mientras un bajo espartano y un ligero motivo de piano se abren paso. Tan tranquilo como una suave brisa junto a la playa, Koenig canta con una delicadeza extrema la primera estrofa, adentrándose en el tema recurrente del disco de la ciudad como símbolo. El punto de partida es Nueva York, y la relación está en su mejor momento.
Pero entonces comienza el viaje hacia el oeste y, volviendo a citar a Simon, las aguas turbulentas se abren paso. Hannah está llorando el cantante camina hasta el pueblo a comprar leña para el fuego, y cuando vuelve Hannah rompe el New York Times en pedazos. Lo que en un primer plano nos hace creer que rompió en pedazos el periódico para encender el fuego pero que traducido literalmente también puede ser que destrozó la memoria de su tiempo en Nueva York, la relación está rota.
Entonces el motivo de piano desaparece y la serenidad musical que había definido a la canción se acaba y da paso a un estallido emocional (y sonoro) absoluto, con el cantante volviendo a cantar, pero está vez gritando, el estribillo, transformando por completo su significado, esta vez cuando dice eso de "Tú y yo, tenemos nuestro propio sentido del tiempo", ya no es un tiempo compartido sino dos completamente diferentes.
Un 'sample' de ida y vuelta
Pero, quizás, la canción más significativa y representativa de todo el disco sea "Step", que fue lanzada, junto a "Diane Young", como sencillo de doble cara de presentación del disco, pero mientras "Diane Young" era la canción más movida del disco, nacida de una serie de acordes punk de Rostam, y la que más recordaba a la exuberancia juvenil de sus primeros discos, "Step" se movía en una dirección muy diferente, hacia el pop de cámara y barroco, con guiños al sonido de Left Banke en “Pretty Ballerina”.
El caso es que “Step” tenía sus orígenes en una canción del grupo de rap Souls of Mischief, "Step to My Girl" (publicada en 1993), en concreto de la melodía de un saxofón que sonaba y, también, del estribillo de la misma que decía "Every time I see you in the world your always step to my girl". Así que Rostam, el principal compositor de la música se puso en contacto con el grupo para conseguir su permiso para utilizar su canción, el grupo se quedó encantado con lo que habían hecho los Vampire Weekend y les dio permiso pero también les anunció que el saxo era, a su vez, un 'sample' de la canción "Aubrey", grabada en 1973 por el saxofonista de jazz fusión, Grover Washington, Jr. Pero esa tampoco era la versión original del tema, ya que la canción estaba compuesta por el grupo de soft rock Bread que la había publicado ese mismo año...
Un viaje por una melodía que había dado a una canción de pop barroco, a través de un grupo de rap, un disco instrumental de jazz fusión y unos seguidores de los dulces sonidos de Laurel Canyon. Eso sí, eso tampoco fue el fin de las fuentes originales, ya que el estribillo de la canción de rap tampoco era obra de los Souls of Mischief sino que era otro 'sample' de la canción "Who's That Girl" del rapero YZ que era el que decía aquello de "Every time I see you in the world you always step to my girl".
Lo increíble es que consiguieran encapsular todo eso, sin tener ni idea, en una canción que sonaba como la más perfecta actualización del sonido del pop barroco llevado al Siglo XXI.
Ariel Rechtshaid, co productor con Rostam
Rostam es el arquitecto detrás del sonido de todo el disco, como recientemente declaró Ezra Koenig, "creo que éste es el disco de Vampire Weekend en el que más brillan la composición y la producción de Rostam, que merece un elogio y una atención especiales por su trabajo". Pero este fue el primer disco de estudio de la banda en el que no estuvo solo en las tareas de producción, ya que pidió ayuda a su amigo Ariel Rechtshaid, un tipo que había conseguido un número uno en la lista de sencillos de EEUU como productor de la canción "Hey There Delilah", de Plain White T en 2006. Aquel tempranero éxito le había colocado como uno de los productores más buscados y solo un año antes de co producir este disco junto a Rostam, había trabajado con No Doubt, Sky Ferreira, Charli XCX, Usher e, incluso, con Justin Bieber.
Una de las cosas que se le acreditan directamente a él, es la línea de bajo del puente de otra de las canciones fundamentales del disco, "Ya Hey". Con este disco ganó el segundo de sus cuatro Grammys, el primero fue por la canción "Climax" de Usher y los otros dos serían por su participación en el "25" de Adele y por otro disco con Vampire Weekend, "Father Of The Bride". Sigue siendo uno de los productores más buscados y este mismo año aparece en uno de los mejores discos de lo que llevamos de 2023, el "Desire, I Want to Turn Into You" de Caroline Polachek.
Jugando con el tono
Cuando comenzaron a grabar este disco los cuatro componentes de Vampire Weekend tenían claro que querían buscar un nuevo sonido, algo que no sonara a sus anteriores discos, pero tampoco a nada pasado. Uno de los elementos que encontraron en este disco fue el cambio de tono, juguetear artificialmente con el tono tanto de instrumentos como de voces.
Es precisamente en la voz de Ezra Koenig donde más se puede apreciar esto, con su voz pasada por un Eventide H949 y 910 en canciones como “Ya Hey” o “Diane Young”, en específico esos “baby, baby, baby” tan propios de la historia del pop y que, en cambio, aquí suenan totalmente distintos.
La foto de portada
La icónica foto de portada, que aquellos que tengan el disco en vinilo tendrán en tamaño póster, recoge una fotografía que apareció en el 'New York Times' en 1966. Se trata de una toma aérea, tomada desde lo alto del Empire State Building, de la ciudad de Nueva York, cubierta por un gruesa niebla que le da un aire distópico como de película de terror y que Koenig, Batmanglij, y los directores artísticos del proyecto, Matt de Jong y Asher Sarlin, consideraron que era una especie de visión futurística de una ciudad condenada por el cambio climático y la polución global.
¿El mejor disco del año?
Si hacemos caso del estupendo sitio de listas agregadas Acclaimed Music es el mejor disco de 2013 por delante de "Yeezus" de Kanye West y "Random Access Memories" de Daft Punk (que acaban de publicar su versión décimo aniversario) y el décimo mejor disco de la segunda década del Siglo XXI (del 2010 al 2019).
Fue elegido mejor disco del año por revistas tan prestigiosas como Pitchfork, Rolling Stone, Pop Matters, Slant Magazine, State, Under The Radar o nuestros compañeros de Muzikalia, y en innumerables más estuvo entre los 10 primeros puestos, incluida esta santa publicación que lo colocó como 4º mejor disco del año, solo superado por el "Yeezus" de Kanye West, el "AM" de los Arctic Monkeys y el "Overgrown" de James Blake.
También ha aparecido en casi todas las listas de medios especializados entre los mejores discos de la segunda década del Siglo XXI siendo el segundo mejor disco de la década para los mexicanos de MeHaceRuido, el quinto mejor para Consequence Of Sound o Hipersónica, el sexto para Slant, el séptimo para Pitchfork, el octavo para Uproxx, el noveno para Spin y los italianos de Ondarock o el décimo para Northern Transmissions.
Por supuesto también ha aparecido entre los puestos de honor cuando se han comenzado a hacer listas sobre los discos imprescindibles del Siglo XX!, siendo uno de los 21 imprescindibles de la revista GQ o el 44º para The Guardian. Y en 2020 la Rolling Stone lo colocó como el 328 mejor disco de todos los tiempos en su lista de 500.
Lo que queda claro que estamos hablando de un clásico y un favorito de la crítica internacional que ha pasado a la historia como uno de los grandes terceros discos de la música popular junto a otros populares ‘terceros’ como “Born To Run”, “London Calling”, “The Queen Is Dead” u “Ok Computer”.
Éxito de ventas
"Modern Vampires Of The City" fue el segundo número uno consecutivo de Vampire Weekend en las listas de Billboard, vendiendo 134.000 unidades en su primera semana, fue además número 3 en el Reino Unido y se coló entre los 10 primeros en varios países del mundo como Australia, Bélgica, Canadá, Portugal, Noruega o Irlanda. En España consiguió un más que digno 13º puesto, la misma posición que alcanzó en Japón. Para finales de 2014 ya había vendido más de medio millón de copias solo en EEUU y más de 200.000 en toda Europa. En Spotify el disco tiene dos canciones por encima de los 100 millones de reproducciones, "Step", con 102 y "Unbelievers" con 113. El disco, en total, está cerca de los 500 millones de reproducciones si sumamos todas sus canciones.
Último disco de Rostam
Es imposible pensar en este disco y no sentir tristeza sabiendo que es el último de la banda con el hombre que definió el sonido del mismo, el productor, multiinstrumentista y compositor de origen iraní, Rostam Batmanglij, que dejó la banda el 26 de enero de 2016 para perseguir proyectos en solitario y en colaboración con otros artistas. Aun así, volvió a colaborar con Vampire Weekend en su siguiente disco, "Father Of The Bride", en concreto en las canciones "Harmony Hall" y "We Belong Together". Destacar su colaboración con Frank Ocean en el imprescindible "Blonde", donde produjo "Ivy" y ayudó a componer "Segfried" y su notable disco junto a Hamilton Leithauser, de otro gran grupo neoyorquino, The Walkmen, "I Had a Dream That You Were Mine" publicado en 2016.
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