Antes de empezar hay que dejar claro que “Thriller” no es solo un disco sino un verdadero fenómeno cultural, un hito histórico y uno de los tres o cuatro álbumes que pueden presumir de haber cambiado para siempre las reglas del negocio musical, hizo de su protagonista la persona más famosa del planeta Tierra y, a día de hoy, sigue siendo el disco más vendido de la historia de la humanidad con más de 20 millones de ventaja sobre su siguiente perseguidor. Lo que consiguió Jackson fue verdaderamente espectacular y es que con un disco publicado en 1982 fue el disco más vendido a nivel planetario en 1983 y 1984, años en los que sacaron discos algunas otras de las más grandes estrellas de la década como Prince, Madonna o Bruce Springsteen
Lo increíble del caso es que esas mayestáticas cifras no fueron casualidad sino totalmente buscadas por un artista obsesionado con ser el más conocido del mundo y con hacer el disco más exitoso de todos los tiempos, alguien que llevaba subido a un escenario casi desde que tenía uso de razón y que ya había publicado cinco discos en solitario y otros 14 junto a sus hermanos, alguien que estaba harto de que los artistas más conocidos y respetados fueran blancos, que los Beatles fueran considerados los mejores, Elvis el Rey y Bruce Springsteen el Jefe, ¿dónde estaba el reconocimiento para James Brown, Smokey Robinson o Ray Charles?
Influencias
Y es que Jackson era un perfeccionista que había ido absorbiendo y asimilando directamente de los mejores, cuando era un niño se quedaba mirando embelesado tras el telón mientras veía a James Brown en el escenario, bailando, cantando, dominando a la banda y manejando a la audiencia a su antojo, luego cuando fichó por la Motown, pudo conocer de primera mano a muchos de sus ídolos, Smokey Robinson, Diana Ross, Marvin Gaye o Stevie Wonder. Mientras otros niños jugaban en el parque, Michael Jackson recibía un máster de cómo hacer música por algunos de los más importantes artistas del siglo XX, luego también absorbió como una esponja del dúo que creó el sonido Philadelphia, Kenny Gamble y Leon Huff, sin olvidarse de músicos blancos como los Beatles, contando con la colaboración de Paul McCartney para su anterior disco, “Off The Wall”.
Eso sí, pocos imaginarían que su principal inspiración a la hora de hacer “Thriller” fue la “Suite del Cascanueces” de Tchaikovski, si Brian Wilson hizo “Pet Sounds” en respuesta al “Rubber Soul” de los Beatles y estos hicieron “Sgt. Pepper's” en respuesta al disco de los Beach Boys, Michael Jackson buscó que cada canción en su disco fuera perfecta por culpa del Cascanueces: "Si coges una pieza como La Suite del Cascanueces, cada canción es un éxito, cada una. Así que me dije: '¿Por qué no puede haber un disco de pop en el que cada canción sea un éxito?'. Así que siempre intenté esforzarme por conseguirlo". Con los siete sencillos del disco colándose en el Top Ten de las listas de venta de medio mundo podemos asegurar que lo logró.
Claro que a ambición no le ganaba nadie, su objetivo era superar a todo y a todos pero, también, cambiar el mundo logrando que "los niños blancos puedan tener héroes negros para que no crezcan con prejuicios. Mi objetivo es llegar a ser tan 'Grande', tan poderoso. Convertirme en un héroe, para acabar con los prejuicios. Hacer que estos niños blancos me amen vendiendo más de 200.000.000 de discos". Otra meta titánica lograda, se calcula que Jackson vendería más de 400 millones de discos en toda su carrera, en cuanto a lo de los niños blancos teniendo héroes negros, también puedo decir que lo consiguió, como niño blanco que tenía a Jackson colgado en las paredes de su habitación. Eso sí, en cuanto al tema de Michael Jackson y los niños correremos un tupidísimo velo y dejaremos ese tema para los tribunales de la historia...
Quincy Jones
Volviendo a la música, Jackson quería un sonido perfecto y no había nadie mejor para dárselo que Quincy Jones, alguien con quien ya había trabajado en el maravilloso “Off The Wall”. Lo que buscaban con este disco era una música que llegara a todo el mundo, les gustara a los blancos pero que no dejara atrás sus raíces negras, ¿qué mejor que un tipo que había trabajado con Frank Sinatra pero también con Count Basie, Ray Charles o George Benson?
Juntos ya habían hecho una obra maestra absoluta como fue “Off The Wall”, pero, a pesar del enorme éxito comercial, el disco vendió millones de copias y subió hasta el número tres de las listas, vio como en los Grammy solo le nominaban en los premios R&B, algo que Jackson no aceptaba. El artista lo quería todo, el reconocimiento crítico y el éxito comercial, ser enormemente popular pero también respetado, y eso es lo que iba a conseguir con un disco que le convirtió en el equivalente a Elvis en los 50 o los Beatles en los 60, la figura más icónica de su década, aunque posiblemente con una mayor repercusión, ahora que la televisión y los vídeos te metían en la casa de cualquiera en todas las partes del mundo.
El caso es que “Thriller” fue su “Cascanueces”, una obra perfecta de principio a fin en el que todas las canciones (puede que menos “The Lady Of My Life”) tenían potencial para ser éxitos. El disco se abría con la increíble fuerza de “Wanna Be Startin’ Something”, uno de los temas más funk de su carrera, una muestra del Jackson más negroide, un rompepistas que se beneficiaba de la magnífica producción de Quincy Jones y de un 'homenaje/robo' al “Soul Makossa” de Manu Dibango por parte de su compositor, el propio Jackson.
En “Baby Be Mine” volvía uno de los nombre fundamentales de su carrera, el compositor británico Rod Temperton que ya le había escrito “Rock With You” y “Off The Wall” en el disco del mismo nombre. Es una de las dos únicas canciones del disco que no fue publicada como sencillo, aunque no dudo que hubiera podido serlo, gracias sobre todo a una interpretación vocal por parte de Jackson verdaderamente sublime. "Thriller", la canción titular, era otro tema de Temperton y estaba llena de efectos sonoros que le daban un toque a película de miedo, siendo el más icónico recurrir a la voz de Vincent Price para interpretar un terrorífico discurso. Musicalmente era otro rompepistas ante el que era imposible mantenerse quieto.
La segunda cara se abría con la imparable “Beat It”, otra de las canciones firmadas en solitario por un Jackson en racha (suyas son las tres mejores canciones del disco, “Billie Jean”, “Beat It” y “Wanna Be Startin’ Something”, además de “The Girl Is Mine”). Supuestamente fue idea de Jones lo de buscar un tema roquero inspirado en su querencia por el “My Sharona” de The Knack, pero la increíble melodía de Jackson funciona con cualquier riff rock detrás (como se demuestra en ese increíble ‘mash up’ entre “Beat It” y el “Can’t Explain” de los Who). Steve Lukather de Toto es el encargado de tocar el riff pero la guinda del pastel fue la inclusión de Eddie Van Halen para interpretar el vertiginoso solo. Por cierto, el guitarrista no cobró nada por su mítica intervención.
El niño no es mi hijo
Le seguía esa maravilla llamada “Billie Jean” de la que Jackson estaba seguro de que, como así, fue se convertiría en el tema más importante del disco, desde su icónica introducción, la voz no entra hasta los 30 segundos, hasta su conocida interpretación en el especial por los 25 años de la Motown, en la que estrenó el conocido paso de baile del Moonwalk, todo es especial en esta canción sobre una fan que insiste en que Jackson es el padre de su hija. Jackson ya era consciente de todo lo que venía con la fama y también quería quitarse esa imagen de niño bueno que todo el mundo tenía de él.
“Human Nature” es la mejor balada de su carrera, quizás su única contendiente sea “Ben”, la que dio título a su primer disco en solitario a los 13 años, también se convirtió en una favorita de Miles Davis, que no dudó en hacer una versión y meterla habitualmente en sus conciertos. Estaba compuesta por Steve Porcaro de Toto, que como la mayoría de compañeros de banda también tocaba en el disco, y John Bettis, pero, nuevamente, Jackson la hacía totalmente suya al cantarla. Por último llegaban “P.Y.T. (Pretty Young Thing)”, un tema líricamente insustancial (el título venía de la ropa interior de la mujer del productor) pero musicalmente imparable y “The Lady in My Life”, de Temperton, una balada al estilo crooner que era la única del disco que no alcanzaba el sobresaliente.
Hubo dos cosas que hicieron para asegurarse el público blanco y de rock, la música más popular en ese momento, llamar a Paul McCartney para que cantase y colaborase en una de las canciones, la canción de Jackson de “The Girl Is Mine”, y hacer un tema rock contando con el guitarrista cuyo sonido iba a ser el más imitado de la década, Eddie Van Halen, en “Beat It”. McCartney colaboró en la ligera “The Girl Is Mine”, una canción no especialmente memorable pero sí con encanto, juntando a dos vocalistas enormes, aunque en este caso Jackson fuera el superior, y poniéndoles a luchar por el amor de una chica. Siendo los tiempos que eran hubo una pequeña controversia por el rollo del amor racial pero en la canción ambos parecían llevarlo bien y estaban más cerca de abrazarse como amigos que de pelearse. Eso sí, si la lucha hubiera sido por controlar la madre de todas las gallinas de oro, las canciones de Lennon y MCcartney con los Beatles, entonces en vez de “The Girl Is Mine” hubiéramos tenido algo más parecido a “Helter Skelter” o “Scream”.
El caso es que la colaboración entre dos de los hombres más famosos del mundo fue elegida como primer sencillo, como explicó el propio Jackson había que quitársela cuanto antes de en medio, antes de que todo el mundo hablase sobre la colaboración entre el ex Jackson 5 y el ex Beatle. Fue un éxito considerable, número 2 en EEUU, pero a Jackson le quedaba por delante más de un repóquer de ases por lanzar. Cuando el disco salió, un 30 de noviembre de 1982, no subió inmediatamente al número uno, donde seguía el “Business as Usual” de Men At Work, sino que tuvo que esperar al 26 de febrero de 1983 para hacerlo, eso sí, una vez que estuvo en lo más alto permaneció allí cuatro meses seguidos hasta el 25 de junio. Para ese momento ya se habían publicado los dos sencillos principales del mismo, “Billie Jean” y “Beat It”, y, todavía más importante, sus icónicos vídeos.
El vídeo mató a la estrella de la radio
Pero para eso tengo que hacer un apartado especial, porque Jackson cambió por completo la industria con su forma de promocionar su disco. En agosto de 1981 había surgido un nuevo canal de televisión en EEUU, se trataba de la MTV, el primer canal de vídeos musicales que estaba enfocado al rock y a la música blanca. El primer vídeo que se emitió fue “Video Killed The Radio Star” de los Buggles, un mensaje profético que habían lanzado un par de años antes. Pero el nuevo canal no llegó sin sus propias polémicas, no era difícil ver un sesgo racista en su programación, Rick James se quejaba de que no ponían sus discos y David Bowie no dudaba en decir en plena entrevista con el canal que la cadena no ponía suficientes vídeos de músicos negros, pero eso iba a cambiar gracias a dos de las mayores superestrellas, y rivales, de la década, Prince y Michael Jackson.
En diciembre de 1982 habían programado el vídeo de “1999” del genio de Mineápolis pero fueron dos vídeos estrenados en el mismo mes, marzo de 1983, los que iban a romper esas barreras, “Little Red Corvette” del primero y “Billie Jean” del segundo, principalmente este último ya que, gracias a la presión de Jackson, el presidente de la CBS, Walter Yetnikoff, dejó claro a la cadena que no les daría más vídeos si no promocionaban a Jackson. No hizo falta más, una vez que los empezaron a poner, los vídeos de Jackson se convirtieron en los más solicitados, principalmente el que llegó poco después, en mayo, el de “Beat It”, en el que Jackson lograba calmar a las bandas de los Bloods y los Cribs, gracias al poder de su música.
Pero Jackson tenía preparada una nueva bomba y el 2 de diciembre de 1983 se estrenaba el vídeo de la canción que daba nombre al disco, “Thriller”. Era el séptimo sencillo del disco y se había lanzado al mercado un año después de su publicación, el 5 de noviembre del 83, pero para el vídeo Jackson decidió hacer algo especial, una especie de mini película de terror dirigida por John Landis, autor de una de las películas que más había impactado al cantante en los últimos años, “Un hombre lobo americano en Londres”. El caso es que el vídeo se iba a los 14 minutos, contenía algunos de los pasos de baile más reconocidos de la historia y tenía la chaqueta roja más icónica del pop (por encima de la del propio “Beat It”), con Jackson dando vida a un hombre lobo zombie, intentando quitarse su imagen de niño bueno de en medio. Como consecuencia de su éxito el disco volvía a subir al primer puesto de las listas el 24 de diciembre de 1983 y comenzaba el año siendo el disco más vendido en el mundo, más de un año después de su publicación, lugar que no abandonaría hasta el 14 de abril de 1984.
Posiblemente sea difícil imaginar para alguien de esta generación comprender el grado de popularidad del que llegó a gozar Jackson. Baste recordar que el vídeo de “Thriller” se estrenó en España en la gala de Nochevieja que emitía TVE por su primer canal, presentado por Martes y 13, cuando solo había dos canales y el otro posiblemente no emitiera nada a esa hora, se podría decir que en una noche, medio país vio el vídeo y al día siguiente no se hablaba de otra cosa. Su repercusión fue tal que hizo que se estrenara el primer programa dedicado a vídeos musicales en la historia de España, aunque antes de llegar a eso TVE cambiaba su programación para emitir el vídeo entero varias veces al día. Podríamos decir que ese vídeo fue el encargado de hacer buena esa profecía que habían lanzado los Buggles en 1979, el vídeo había matado a la estrella de la radio, había nacido la generación MTV.
La parte negativa de eso es que hizo que todo el mundo girara hacia eso, la música pasó a ser solo una parte de la ecuación, el artista tenía que saber bailar, sonreír y vender su producto a la perfección. Fue una pena porque la música que contenía “Thriller” no necesitaba mucho más pero ser el bailarín más copiado desde Gene Kelly y el coreógrafo más original desde Bob Fosse hizo que se cambiasen para siempre las reglas del juego.
Cuando cinco años después del estreno del disco apareció su continuación, “Bad”, TVE emitió un programa especial con varios invitados para presentar el vídeo de la canción titular, dirigido por Martin Scorsese, Michael Jackson era más popular que la Coca Cola pero se encontró con una montaña que no pudo escalar, su propia popularidad. Había basado su carrera en superar a todo y a todos, todos los récords y todas las marcas, pero no pudo consigo mismo. Cuando has escalado el Everest, ya no hay forma de subir más alto y, a partir de aquí, comenzó el lentísimo declinar del artista más popular de su tiempo.
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