20.- Lil Uzi Vert - "Eternal Atake"
Atlantic
RAP
Este trabajo reafirma que Lil Uzi Vert es el cantante de la nueva generación que está más que capacitado para cambiar las reglas del juego del trap cuando le venga en gana. Para ello, en un álbum que solo tiene un featuring vocal, de Syd, ha contado con la colaboración del colectivo de productores independientes Working On Dying, que han previamente colaborado con artistas como Lucki, Key! o el propio Lil Uzi Vert en “Sanguine Paradise”. En “Eternal Atake” se hacen cargo de hasta nueve temas del trabajo, incluyendo algunos de los mejores, como “Baby Pluto”, “You Better Move” o el mismo “Futsal Shuffle 2020”. El estilo innovador del colectivo es uno de los valores incuestionables del trabajo, apostando por beats que recuperan los ritmos e influencias de la música electrónica con los que nació el género, bien llevados para que encajen con el espíritu y el flow caótico del cantante. “Eternal Atake” está dividido en tres secciones que responden a los tres alter ego de Lil Uzi en esta etapa musical. Los seis primeros temas caen por la cuenta de Baby Pluto, donde reivindica su papel como referencia el sonido trap, la segunda docena por Renji, más emocional, y los últimos por Uzi, en los que se abre de forma más personal. En esta última se incluye “P2”, la segunda parte de “X0 Tour Lif3”, en la que se reconcilia consigo mismo y consigue, aparentemente, alejar a sus demonios.
Luis M. Maínez
19.- Phoebe Bridgers - "Punisher"
Dead Oceans/Popstock!
POP
“Punisher” es un disco notable, generoso en emoción y sentimiento, además de impecablemente arreglado para la ocasión. Un total de diez temas y una inquietante introducción titulada “DVD Menu” que vuelven a probar las virtudes de la angelina a la hora de componer piezas conmovedoras y cercanas al folk clásico de Nick Drake, por ejemplo en “Garden Song” o “Graceland Too”. La autora también se acerca puntualmente al pop algo más descarado y acelerado en “ICU” y, sobre todo, el single “Kyoto”; y sabe cómo mantener la esencia espiritual de las canciones al tiempo de envolverlas con un capa de actualización sonora, tal y como sucede en “Chinese Satellite” o la propia “Punisher” que da título al álbum. Por su parte, “Halloween” podría haber pertenecido a Sufjan Stevens y “Moon Song” a Chan Marshall –aka Cat Power–, quedando la vigencia de “I Know The End” como desgarrador y creciente final de la referencia. “Punisher” es, en definitiva, un disco cocinado a fuego lento y que necesariamente deben degustarse con idéntica calma para que surja la empatía.
Raúl Julián
18.- Jehnny Beth - "To Love Is To Live"
Caroline/Music As Usual
POST-PUNK
La artista de origen francés podría haber tirado por el camino fácil. Nadie se lo habría reprochado. Su abrumadora presencia escénica, junto a sus sobresalientes facultades vocales y el espléndido trabajo de sus compañeras de Savages, convirtieron al grupo británico en uno de los más justamente respetados de la era reciente. Pese a ello, Jehnny Beth sentía que la rutina estaba a la vuelta de la esquina, de modo que ha preferido empezar casi de cero con su primer trabajo en solitario. El resultado de su inquietud está a la altura de unas expectativas acumuladas –el magnífico "Adore Life" de Savages data de 2016–, pero Beth se aleja lo que puede, y hace bien, del sonido de su grupo. El resultado es un disco valiente y dislocado, que tiene en la honestidad brutal y los extremos, entre el grito desafiante y la vulnerabilidad, su mayor baza. Los ropajes instrumentales contemporáneos y el punto justo de experimentación funcionan. Atrás quedan las comparaciones con Siouxsie y los mimetismos hacia cierto post-punk vintage (cuya filosofía sigue presente): en "To Love Is To Live" hay una apuesta firme por aventurarse en arenas movedizas.
JC Peña
17.- Charli XCX - “how I’m feeling now”
Atlantic
POP
“how i’m feeling now” es un disco que no puede ser más marca de la casa. Con sus aliados A. G. Cook y BJ Burton como productores, han surgido canciones enérgicas que hablan de sentimientos universales como la ira, la frustración, la tristeza, la rabia, la excitación o el amor, potenciados todos ellos por la situación que estamos viviendo. Acercándose al pop pero siempre desde una perspectiva futurista e industrial que hace que cruce la línea con el PC Music constantemente. Muchas ganas de salir de fiesta con amigos (“anthems”), pero también con momentos emotivos y de intimidad (“forever”). Todo para terminar con un estado de éxtasis (“visions”) que roza la locura y lo estridente al final. Once canciones que te conducen por un viaje sensorial que bien podría asemejarse a una noche de rave por Berlín.
Un proceso creativo a contrarreloj que, seguro, ha sido agotador y frenético para ella y su equipo, pero que ha demostrado que bajo circunstancias extremas y a raíz de lo colaborativo nacen cosas muy interesantes. Charli XCX ha querido que “how i’m feeling now” fuera un álbum DIY y ha estado constantemente en contacto con sus fans a través de videollamadas por Zoom enseñándoles avances o demos para pedir opinión y componiendo junto a ellos. También ha querido colaborar con diferentes artistas visuales para las portadas de los singles, sometiéndolas después a votación en redes.
Álvaro Tejada
Rimas Entertainment
REGGAETON
Cuando hordas de artistas matan por una base caderona, Bad Bunny despacha multitud de temas de géneros variables, y apenas sin despeinarse (no es un chiste). “YHLQMDLG” tiene veinte canciones, sesenta y cinco minutos de metraje de alta tensión. Y más empastado que “X 100PRE”. Sin aturullar. La variabilidad de ritmos entretiene mientras las segundas capas, una especie de lounge tropical, luminoso a veces y vampírico otras, hacen emocionante el paseo y lo elevan definitivamente a electrónica de calidad. ¿Qué montaña rusa es mejor, la de crestas pronunciadas o la que mantiene la incertidumbre en cada loop?. Más allá de desvaríos puntuales (“Si veo a tu mamá”, teclado revienta seseras, y “Safaera”, un torbellino que recuerda a la época de Lorna, con Ñengo Flow y Jowell & Randy), el disco sigue un camino marcado. Se inicia en el baile y va ganando oscuridad, cadencias traperas, a medida que se cierra. Acaba con una desnuda “<3”, una agradecimiento a quienes le han sostenido. El corazoncito del joven rey.
Yeray S. Iborra
City Slang
ELECTRÓNICA
Pasa el tiempo y Caribou no defrauda. Seis años después del enorme “Our Love”, Dan Snaith regresa en 2020 con “Suddenly”, un trabajo lleno de calidez y luz que nos muestra a una de las figuras fundamentales en el terreno del pop electrónico y la música de club de los últimos veinte años en un estado de forma envidiable. "Suddenly" muestra la cara más sensible e intimista de Caribou; todo el disco está atravesado por una sensación de emotividad crepuscular, de calma casera, de alejamiento de la parte más nocturna y bailable del universo de Dan Snaith (la que explora y firma como Daphni) y el resultado seguramente sea el trabajo más accesible, completo y bonito que nos ha regalado hasta la fecha el canadiense. Paternidad, muerte, familia, amor: “Suddenly” habla de la vida en movimiento, básicamente, y la sensación que provoca su escucha es la de cercanía con un buen tipo que quiere compartir esas experiencias universales relacionadas con la madurez y el obligado paso del tiempo hablándote de tú a tú, desde la sencillez y con la intención de que, al terminar el disco, tengas una sonrisa en la cara y te sientas un poquito mejor persona.
Ricky Lavado
14.- Rina Sawayama - "Sawayama"
Dirty Hit
POP
“Sawayama”, así se titula el álbum de estudio debut de Rina Sawayama, tras su EP “Rina” de 2017, una demostración más de que nuestra protagonista sabe moverse en distintos registros y estilos musicales. Para ella, versatilidad nunca supondrá perder su esencia, sino más bien todo lo contrario. Aunque el pop futurista de “Rina” ya nos dejaba intuir el potencial de la artista, todavía no podíamos imaginar de todo lo que era capaz. Una y otra vez, la japonesa afincada en Londres entra y sale de terrenos de lo más diverso, desde el pop de aires mainstream a las guitarras metal, pasando por los sintetizadores, el R&B, incluso la música clásica. En todo caso, siempre nos muestra su lado más rebelde y su cara menos inocente. Pero no podemos quedarnos solo con eso, ya que si en algo se maneja bien Sawayama es en cambiar de rumbo, sin que se pierda el hilo conductor, algo que parece haber aprendido de su amiga Charli XCX. Sawayama ha crecido en un tiempo en el que las etiquetas se entrelazan sin prejuicios, algo que, sin duda, se refleja en su ecléctico universo.
Núria Cardús
Warner
METAL
Veinte años después de “White Pony” (00), su indiscutible obra maestra, quién iba a decir que los de Sacramento iban a seguir en plena forma y lanzando discos dignos de mención, como el sensacional “Ohms”, uno de los mejores álbumes no solo de su carrera. Las guitarras están de vuelta; el aclamado Stephen Carpenter decidió tomarse un descanso mental durante la grabación de “Gore” (16) (estaba allí y no estaba, él mismo lo ha confesado en más de una ocasión), pero en esta entrega nos compensa con un nuevo brote de inspiración que se materializa en afilados y potentes riffs. La demoledora batería de Abe Cunningham y la oscura densidad del bajo de Sergio Vega, que tan bien nos tienen acostumbrados, no se quedan atrás en una mezcla limpia y aplastante, donde en ocasiones los teclados y samplers de Frank Delgado cobran más protagonismo que nunca. Por su parte, Chino Moreno nos trae más de sus mejores registros, con inspiradas melodías que entran bien a la primera, dentro de estructuras que te llevan de la calma a la catarsis. Gran parte de semejante acierto se explica gracias a la excelente producción, firmada por, no podía ser otro, el querido Terry Date, responsable del sonido de algunos de los discos más célebres de la banda.
Jesús García Serrano
12.- Spillage Village - "Spilligion"
Dreamville/Interscope
RAP
Atlanta es y ha sido siempre una de los hubs más prolíficos de música afroamericana, con una fértil y reverberante escena que ya despuntaba entre otras ciudades americanas en la era dorada del soul, a mediados de los sesenta. Aquellas semillas no han dejado de florecer, y de su cantera siguen apareciendo agradables sorpresas. Desde los consolidados OutKast o Usher, hasta las esquinas más alternativas del hip hop contemporáneo, de donde surgen colosales artistas con mucho que decir. Desde J. Cole y su colectivo musical Dreamville, al que nos ocupa aquí: Spillage Village, otro colectivo de artistas entre los que se encuentran la pareja de rapers Earthgang, el MC J.I.D, la cantante Mereba o Lordxn Bryant y Holywood JB entre otros. El colectivo ya me convenció con su anterior obra “Bears Like This Too Much”, el cual escenificaba un hip hop de cadencias lentas y partituras fumetas, con una impronta perezosa y etérea. Pero con “Spilligion” han elevado su propuesta, se han abierto y expandido, incorporando más riqueza de recursos. Se nota que es un disco hecho en equipo (estuvieron todos viviendo juntos en pleno confinamiento componiendo y grabando). Con tiempo y una motivación sin apenas grietas, Spillage Village se adentran con esta nueva entrega en un hip hop más lirico, imaginativo y serpenteante. Bajo mi parecer el colectivo se ha beneficiado mucho de la energía femenina de Mareba que aporta plasticidad y esperanza. Unidos, lejos de estructuras monolíticas y redundantes, se reinventan en un sincretismo que integra y trasciende. Spillage Village interpretan la música afroamericana, la giran del revés, la voltean, la reimaginan y la propulsan hacia dimensiones que ni el algoritmo más espabilado de la clase hubiera podido predecir hace unos años. Todas sus canciones parecen alcanzar un protagonismo concomitante y en ese equilibrio quimérico alumbran una estructura holística donde las sombras en una canción son luz en otra.
Andreu Cunill Clares
11- Sufjan Stevens - "The Ascension"
Asthmatic Kitty/Popstock!
POP ELECTRÓNICO
Hace algún tiempo, Sufjan Stevens decidió mudarse para vivir en el campo. Compró un tractor, se desconectó de Internet y guardó sus guitarras y banjos en un almacén. Para entretenerse, trasteaba con una caja de ritmos y diferentes sintetizadores analógicos de sonido vintage. En todo este tiempo entre un trabajo y otro no ha estado en absoluto parado, pero la sorpresa ha llegado en forma de álbum entregado a la electrónica como ya lo hiciera en "The Age Of Adz" (10), su primera incursión en los sonidos sintéticos. Ahora, tras una cima creativa eminentemente acústica e íntima como "Carrie & Lowell", nos entrega otro disco enteramente dedicado a su zona personal más íntima, pero vestido con un traje muy distinto. Si en aquel indagaba en sus recuerdos de infancia y primera juventud con descarnada sinceridad, aquí nos habla de su intimidad espiritual, de su visión del mundo y de los terrores que nos acechan desde una perspectiva marcada por una cristiandad acosada por las dudas y el dolor. Nos ofrece así un tapiz denso y poblado de ideas y confesiones. El recorrido por The Ascension está repleto de vericuetos y detalles que irán aflorando con las sucesivas escuchas, y no es un recorrido fácil. Sus ochenta minutos repartidos en un total de quince canciones lo convierten en una obra a la que resulta difícil enfrentarse de un tirón, y la densidad de varios de sus cortes lo hacen un disco que demanda de la entrega del oyente.
Juan P. Holguera
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