Día 5/6 de octubre
Barcelona-Madrid Madrid-Guadalajara
Salíamos de Barcelona para llegar puntuales a nuestras citas programadas en diferentes puntos geográficos con el público mexicano. Por delante quedaban horas y kilómetros con una idea clara en la mente: El primer mezcal para unos, los primeros tacos para otros y que llegara todo el material para el resto. Era la segunda visita del año y venía cargadita de emociones. Nuevas ciudades, nuevas colaboraciones y la vuelta al Auditorio Nacional de CDMX. Un espectacular recinto en una de las ciudades más pobladas y excitantes del planeta. Al llegar a Guadalajara tuvimos tiempo para encontrarnos con amistades, cocinas y rincones que ya son familiares para nosotros. Descompresión, siestas a deshoras, risas tontas y los primeros nervios. Visitas técnicas al recinto, prueba de sonido, encaje de agenda y la necesidad de dormir en un colchón.
Al ataquerrr
Día 7 de octubre
Guadalajara
El concierto se sucede en un recinto peculiar a las afueras de la ciudad. La finca de Vicente Fernández da acogida a esta edición del Tecate Coordenada. Ya hemos tocado en alguna ocasión en dicho festival y lo realmente especial es comprobar que poco a poco el nombre de la banda ha ido posicionándose en los mejores horarios. Todavía no estamos en el escenario principal… pero la evolución es favorable. Tenemos algunas entrevistas y compromisos. Nos cruzamos con bandas en los camerinos, pequeños compartimentos asépticos, los graves hacen temblar las paredes, el wi-fi es débil, como la intimidad que proporcionan. Salimos a tocar como con rabia, con ganas de convencer y dominar la situación. A todos los conciertos no podemos viajar con el equipo o crew habitual. Nos falta Jaume de monitores, Roger de P.A, Nin de backline, Bibi de luces y tanta gente que se convierte en familia, que cuando no los ves mientras estás girando, te sientes algo indefenso. La gran ausencia al girarme es Marc Clos, el activo malabarista-percusionista que nos acompaña desde hace años.
Día 8 de octubre
Guadalajara-Toluca
Sin demasiado tiempo para el recreo y las festividades salimos hacia Toluca. Es la primera vez en esa ciudad y resulta que hemos vendido más de dos mil entradas. Flipante. No deja de fascinarme. La acogida que ha tenido la música de Love Of Lesbian en este país parece una anomalía. Lo dicen las bandas, la prensa local y los mánagers de las bandas extranjeras que vienen a tocar desde hace años. Son esos que vienen a conocerte y a examinarte como si fueran a encontrarse con un unicornio y se van con cara de “Pues no lo entiendo, parecen normales”. Me propongo recuperar algo de sueño en la furgoneta, pero las carreteras y los amortiguadores mexicanos conspiran en contra. Una vez en la ciudad, compruebo que se respira diferente, hay ambiente de pueblo, vida de calle, mercado y terrazas. Hace frío. Me gusta. Nos esperan seguidores de la banda y compartimos un rato con ellos. El teatro es precioso y preparamos el set list. Hemos decidido no hacer un repertorio igual en toda la gira. Llevamos preparadas unas cuarenta canciones y decidimos durante el día la vibra que le daremos a la noche. Aparecen canciones que no solemos tocar en España. El público y los gustos son diferentes, como la comida regional. Hay que estar atento para notarlo y ser flexible para adaptarse. El concierto es una locura. A los diez minutos, el público puesto en pie aplaude durante lo que parecen más de cinco minutos, sin dejarnos hablar, sin poder actuar. Cae el telón y entramos extasiados a los camerinos. Cubiertos de muñecos, banderas, regalos lanzados al escenario. Hoy también costará conciliar el sueño y bajar la adrenalina.
Residuos inorgánicos
Día 9 de octubre
Toluca-CDMX
Resulta que Toluca está a tan sólo una hora y media de viaje. Pero tardamos cuatro y media. Lo normal en esta mega ciudad de polución, contrastes y colores a la que se le coge tanto cariño. La llegada al hotel no está exenta de problemas y se nos acaba el tiempo para aprovechar la única tarde libre desde que hemos aterrizado. Hay tantas buenas opciones para sentarte a cenar… que al final cada uno elige su opción. La noche podría seducirme, pero a la mañana siguiente empieza la promo a las 6.30a.m, por eso mismo elijo ducha caliente, colchón de superficie enorme y ocho almohadas amontonadas.
Día 10 y 11 de octubre
CDMX
Cuando tienes dos días por delante de promoción en esta ciudad sabes que la paciencia es algo importante que tienes que tener bien cerquita. Recurrir a ella con asiduidad. El tráfico es una auténtica locura durante varios tramos horarios del día. Hemos llegado a pasar dos horas atascado en un túnel que atravesarías en cinco minutos y no, no exagero. Las entrevistas son una prueba a tu equilibrio mental. Las hay ligeras y entretenidas, superficiales y frívolas. Algunas cerebrales, reflexivas y sesudas. Auténticos retos mentales con periodistas que conocen tu discografía y tienen la capacidad de relacionar aspectos de tus canciones que no habías vislumbrado antes. Un tipo de challenge que, si te coge con la guardia debilitada, puedes quedar como un artículo decorativo en un caza bombardero. Algo inútil, vamos. Vas pasando por estudios, cámaras, redacciones, maquillajes, pruebas de micro, comes algo rápido y picante, esperas en pasillos, te cruzas con personajes, tertulianos, te sientes un poco parte del circo pero quieres creer que no, que tú eres diferente. Los dos días transcurren como una nebulosa ajena. Deberías estar agradecido por todo lo que ocurre, pero sientes que te gustaría estar en otro lugar, disfrutando de esas calles, conociendo garitos, plazas, mezclándote con la gente, perdiéndote en los pasillos de todos los mercados.
Días de promo
Durante la tarde del 11 tenemos los primeros ensayos con los invitados que vendrán a los dos conciertos que haremos en la ciudad: El Auditorio Nacional y el Teatro Metropolitan. Vueltas y variaciones a canciones que suenan diferente gracias a la aportación de viejas amistades y nuevas conexiones. Al acabar, cuando llegas al hall del hotel a eso de las 21h y ya te visualizas debajo del agua caliente en el silencio de la ducha, te encuentras con gente de tu crew que tiene muchas cosas urgentes que explicarte, que decidir, que debatir y aclarar. La suerte es que todos y todas son familia y no hay que fingir, por eso se llevan tu cara más agria y a dormir.
Día 12 y 13 de octubre
CDMX
Poco puedo decir de estos dos días. La noche del 11 no pude dormir ni veinte minutos. Mi cabeza era una licuadora de ideas. Una trituradora mental capaz de destruir ánimos y poner en duda todos los pasos y decisiones tomadas. Me levantaba para aprovechar el tiempo y me ponía a tocar la guitarra. Nada salía. Me acostaba a escuchar algo. Un podcast. Dos. Tres. Me doy una segunda ducha, va. Nada. Toco. Nada. Leo algo. Nada. Veo algo. Nada. Intento dormir. Tampoco. Uy, quedan dos horas para salir. Me visto. Joder, es muy pronto. Me desvisto y vuelvo a la cama. Nada, ni una siesta. Me vuelvo a vestir. Me estiro en la cama vestido. Va, bajo a desayunar. Me encuentro a Ulía. Le digo que me encuentro mal. Me dice que el día será ligero, que tengo una entrevista importante con El País por la que ha luchado mucho y que debería ir. En realidad, no escucho nada de lo que dice. Está claro que en esto no va a ser una aliada. No como nada y me vuelvo a subir a la habitación. Bajo al rato porque van a eliminar al Barça de la Champions. Está toda la banda y yo los veo como en otro plano. Está claro que no estoy ni veo nada de lo que hace mi equipo. Salimos a hacernos unas fotos para ilustrar la entrevista. Al tipo le dicen que tengo una gastroenteritis y veo que a alguien le da vergüenza decir que me he vuelto loco. El tabú de la ansiedad. Me escondo en mi habitación hasta la hora del encuentro con fans. Se amontonan hordas de seguidores con camisetas, regalos, sus caras de emoción e ilusiones descomunales. Chillan, hace fila, son pacientes. La cola da la vuelta a la manzana y el recinto parece un matadero a mis ojos. Bajamos de la furgoneta y el griterío es tan fuerte que me pone la piel de gallina. No me quito las gafas de sol para que no se me vea el pánico. Me siento como un hobbit entrando a una cueva llena de orcos aullando. Escalofrío, debilidad, miedo, temblor. Me siento en un sofá con las manos entre las piernas y mirando al suelo. Salva, un buen amigo que viaja con nosotros, ve de verdad lo que está ocurriendo y me dice: “Vamos al hotel”. De pronto ya no lo veo como una persona, para mí es un salvavidas redondo, rojo y blanco en medio del océano. Le doy la mano y me dejo llevar. Me devuelve a mi habitación. Me pone una pastilla acabada en …”azepan” y me quedo durmiendo, en silencio y a oscuras las siguientes veinticuatro horas.
"Mi cabeza era una licuadora de ideas. Una trituradora mental capaz de destruir ánimos"...
Día 14 de octubre
CDMX
Es el día marcado a fuego en la agenda. Tocamos en el Auditorio Nacional para un aforo de diez mil personas con todas las entradas vendidas. El espacio es un auténtico desfase. No hay nada parecido para hacer música en nuestro país. NADA. Los nervios de los conciertos habituales son diferentes en recintos y fechas como la de hoy. Se siente la presión desde el día en que se anunció la fecha. Conocemos lo que ocurre en este icono arquitectónico de la ciudad de México porque en el 2018 ya hicimos un primer concierto colgando también el sold out. Fue la confirmación de que algo serio estaba ocurriendo en este país. En los alrededores del Auditorio Nacional hay calles de merchandising ilegal de la banda. Es un hormiguero de gente y tienditas formando un mercado apabullante de mecheros, tazas, libretas, sudaderas, bolígrafos de todos los colores. La energía es desbordante. Por suerte, he podido dormir y me siento descansado, y entero. Reconstruido. Necesitaba dormir y tratar de equilibrar un jet lag que no he tenido tiempo de digerir. Sin embargo, noto como todo el mundo me mira de un modo delicado. Supongo que es normal. En sus miradas hay algo de lástima y miedo. Una cierta distancia y trato suave al que no estoy acostumbrado. Parece que lleve en la frente escrito eso de “Handle With Care”. No me importa. Siento y sé que estoy bien. La mejor curación ha sido el rato que paso con Francisco Serrano, director del Auditorio Nacional, en su despacho. Sabe de mi quiebro y confiesa que él ha lidiado con eso durante años. Me sirve un mezcal y disfruto del sol que entra por la ventana. La charla, su mirada y el abrazo que me da al despedirnos me cura para el resto del día. La pruebas de sonido van perfectas. Los invitados lucen con propiedades únicas. Abren puertas y en los camerinos todo son caras de felicidad, de reconocimiento y disfrute. Vamos guapos, somos familia inquebrantable y esta noche no la olvidaremos. Antes de salir pasamos por delante de la Virgen de Guadalupe que hay entre bambalinas. Nada puede salir mal. Se suceden las canciones y el fervor es ensordecedor. La comunicación con el público es intensa y entre aplausos, risas y emociones me encuentro en el camerino brindando por todo lo que ha ocurrido. Nos felicitamos, nos abrazamos, nos damos palmaditas en la espalda. Alguien me carga al vuelo. Subimos a saludar a amigos y amigas, grupos y gente de la industria que ha venido a ver el concierto. Todo halagos, todo buenas caras. Creo que hoy todos dormiremos en una cama king size con un ego king size.
Día 15 de octubre
CDMX-Querétaro
Viajamos temprano para llegar a Querétaro. Por lo que parece y leemos en redes y prensa, lo de ayer no me lo imaginé. El concierto ha sido un éxito y parece que en España también se han enterado. Cuesta llegar. Todos tenemos carencias y reproches de cómo nos tratan. En el fondo de todo, siempre está la falta de autoestima de todas las bandas, estoy seguro. Durante el trayecto, la furgoneta es silencio y digestión de lo ocurrido. También una muestra de auriculares con reducción de ruido, iPads, listas de reproducción y lecturas. El paisaje es cambiante y nos sorprende. El verde se adueña de la carretera. Las cunetas están pobladas por talleres, restaurantes y negocios salidos de una secuela de Mad Max. Al llegar a Querétaro nos damos cuenta que el mercado de merchandising nos ha adelantado y ya están montando su negocio. Al final pareceremos una caravana freak show. Nunca habíamos estado en esta ciudad y parece que las entradas también se están vendiendo bien, aunque no agotaremos. Volvemos a cambiar el repertorio y elegimos una serie de canciones que queremos tocar en el Metropolitan de CDMX, para darles el músculo del directo y testearlas. Se nota el cansancio en todos. El concierto de ayer pasa factura, no por su dificultad, sí por la presión. El público nos lleva hasta las gradas más lejanas del recinto. Lo sentimos como un lazo de unión. Notamos su agradecimiento y sacamos el fuá. Todo el amor recibido cura el cansancio y cualquier herida. Eso y el mezcal, claro.
"Al llegar a Querétaro nos damos cuenta que el mercado de merchandising nos ha adelantado"...
Al acabar el concierto tenemos algo de tiempo para recibir a algunas amistades que han venido a saludar. Pedimos comida para llevar al hotel y no perder el tiempo que nos queda para el descanso. Ya en la habitación pienso si estaré haciendo bien en presuponer que volveremos a Querétaro. Si hoy era el día que tenía para conocer esta ciudad. Me acabo la sopa azteca y me dejo el resto. Duerme, anda.
Día 16 de octubre
Querétaro-León
Todo se va calmando. Todo se va poniendo en su lugar. Llevo veinticuatro horas sin tomar química. Me sienta bien el CBD y unas pastillitas naturales. Se ha quedado un silencio sereno en mi habla. Voy más a poco a poco. Observo. Analizo. No hay bruma. Sólo lentitud. La banda se nota más descansada y vuelve el humor canalla a la furgoneta. Hemos podido dormir todos y encima el trayecto se hace corto. Al llegar a León buscamos un buen lugar para comer y compartir todos mesa. Normalidad y bienestar. Siesta y prueba de sonido. Nos avisan que el público de León es frío y que no se parece al resto del país. El lugar del concierto es bastante especial. Un escenario ubicado dentro de un lago, en el agua. Una pasarela comunica la orilla y las gradas del público con el escenario. Pinta que tendremos un atardecer de película. Hay público que está esperando desde el mediodía y gritan: “Santi te quiero!” muy fuerte. Recuerdo aquella chica que le gritó una vez: “Santi, quiero ser tu cocinera!” Y no hubo otra reacción que reírnos por lo desubicados que nos dejó. El concierto se convierte en otro precioso karaoke de canciones lesbianas en tierras lejanas. Calentamos otra hornada de canciones que no solemos tocar como “Houston, tenemos un poema” o “El astronauta que vio a Elvis”. Quizás la distancia entre el escenario y el público es demasiada pero desmentimos completamente que el público de León sea frío. Volvemos al hotel con la cenita en bolsas para aprovechar el tiempo. Esta vez algunos buscamos una habitación para compartir algo de noche juntos. Mañana salimos temprano hacia CDMX para aprovechar algo de tiempo libre en la ciudad y saltarnos el taco de tráfico que se produce a mediodía en ese trayecto. Aceptamos a regañadientes porque a estas alturas poder dormir más y mejor es un bien preciado.
Querétaro
Día 17 de octubre
León-CDMX
Con la idea de tener una tarde libre y poder salir a pasear por CDMX y comprar algunos detalles nos metemos en la furgoneta. Cuando llevamos dos horas de trayecto, el conductor nos hace señales y tuerce el gesto. Nos quitamos los cascos y percibimos que tanto por delante como por detrás y hasta donde nos alcanza la vista hay una hilera infinita de coches y camiones. Parece que ha habido un accidente. A medida que pasan las horas y sin movernos un ápice, aparecen las risas nerviosas, las ganas de que ocurra algo, la gente se pasea por la calzada, orinamos en el campo, alguien saca media botella de mezcal como por arte de magia, hay un vehículo que aparca en el sentido contrario. El sentido que todavía tiene vida y riego. Carga consigo patatas de bolsa con picante. Compramos porque no sabemos si será lo único que comeremos hoy. Nos da subidón y sudor. Cuando todo se pone en movimiento han pasado muchas horas. Paramos a comer algo en la carretera. Pido una sopa de arroz y me traen un plato de arroz con tenedor. Creo que ya lo sé todo en este país y no. Lección aprendida. Cuando llegamos al hotel de CDMX han pasado nueve horas de trayecto. Adiós a nuestro día libre. Ducha, cenar en frente del hotel y a dormir. Mañana tenemos otro de esos conciertos importantes que hacen tragar saliva: El Teatro Metropolitan con todas las entradas vendidas.
"A medida que pasan las horas y sin movernos un ápice, aparecen las risas nerviosas, las ganas de que ocurra algo"...
Día 18 de octubre
CDMX
Amanece y las vibras son buenísimas. Desde el concierto en el Auditorio Nacional tenemos a casi toda la crew disponible. Tenemos a Marc a la percusión y a Roger en la P.A. El equipo titular que se enfrenta a sus conciertos de clasificación, vamos. Hoy tenemos de invitados a Leiva que está de gira por México y a Silvana Estrada que ya colaboró con nosotros en aquel concierto del 2018 en el Auditorio. El repertorio de hoy es casi un regalo para nosotros. No tiene nada que ver con lo que estamos haciendo durante esta gira. Llevamos días preparando canciones diferentes para esta noche y pinta que se van a romper todos los automatismos y dinámicas, pero nos da igual. Este concierto es para gozarlo regados de música, en amistad y buscando una soldadura en caliente con el público. El dato es que en menos de cuatro días hemos vendido 13.500 entradas en la ciudad de México y queremos agradecer este vínculo que se estableció desde la primera visita en el Caradura, ante trescientas personas. El viaje ha sido hermoso. En la sala todo son caras de emoción y brillo. Se notan las ganas de ponerle un broche de oro a este último concierto del año en la ciudad. Los bares de alrededor ponen canciones de Love Of Lesbian a modo de precalentamiento. Brindan, jalean, riegan cervezas y corean melodías creadas a miles de kilómetros de allá. Hay gente buscando entradas a última hora, el mercado de merchandising ilegal rodea el teatro, el tráfico se detiene por culpa de la gente. Bocinas y desorden fuera. Concentración y abrazos dentro. Estamos felices. El concierto se desborda con poco control. Pero no hay daños colaterales. El público canta y llora. Aplaude y baila. Nosotros nos sentimos afortunados desde el primer acorde. Leiva se marca un "Incendios de Nieve" memorable, como nunca antes sonó. Silvana nos regala su voz en un “Domingo Astromántico” que estremece y conmueve. Nadie quiere que esto acabe. Santi controla su dolor. Antes de llegar le diagnosticaron unas hernias y ha venido quejándose. Hoy parece que las endorfinas lo anestesian y su cara está radiante. Hoy no ha dejado rehenes y muerde el escenario. Acaba el concierto y tenemos convocado un after party cercano para desfogar la energía sobrante. Mañana tenemos el día libre y sabemos cómo aprovechar las horas que quedan.
Adiós Defectuoso!
(Así llamaban en esta ciudad al antiguo Distrito Federal -DF- ahora Ciudad de México-CDMX)
Leiva se marca un "Incendios de Nieve" memorable, como nunca antes sonó.
Día 19 y 20 de octubre
Día off y viaje hacia Monterrey
El día off sirvió para encerrarnos en nuestras respectivas habitaciones y sanar la deshidratación cerebral producto de las celebraciones. Regresaba a España parte de la crew que nos acompañó esos últimos conciertos y seguíamos con un equipo básico para los siguientes. Al día siguiente, nuestra llegada a Monterrey fue plácida y teníamos prevista una jornada de reuniones y planificaciones para los próximos meses entre la banda y las oficinas de management. De ahí salió parte de la estrategia que aplicaremos para el 2023, el final de gira de “V.E.H.N.”, la grabación del próximo disco y la perspectiva de los años venideros. Una chapa, vamos. Una chapa que nos ocuparía medio día. Por suerte, coincidí con Kase.O y su banda, donde conozco a algunos de ellos y comimos tacos baratos, vimos clips de Bon Jovi y compartimos algunas anécdotas de lo que es girar tan lejos de casa. El resto del día creo que lo pasé en pantalones cortos y pantuflas haciendo llamadas a España y tratando de ahorrar energía. El cansancio era notable.
Día 21 de octubre
Monterrey
El concierto de Monterrey sucede en el Auditorio Pabellón de la ciudad. En Monterrey se nota la proximidad de los Estados Unidos. Hay algo de la idea que tenemos de México que se va difuminando a medida que te acercas a la frontera norteamericana. Se la nota competitiva y el dinero se vislumbra en las calles de otro modo. Coches altos, coches grandes, restaurantes lustrosos, comercios desarrollados. El hotel y el Auditorio están comunicados y son parte del mismo complejo. La cocina regia es diferente y el acento suena diferente. No es la primera vez que venimos a tocar por aquí y trato de estar atento a las diferencias con afán de aprender y reconocer.
Nosotros seguimos a la nuestra, queremos hacer un repertorio atípico y salimos a jugárnosla. Hoy vienen como invitados al concierto Kase.O y su crew y además nos enteramos que Lng/Sht, un rapero local al que sigo desde hace unos años y que tuvimos como invitado en el concierto del Auditorio Nacional, también toca en la ciudad. Lo liamos y decide presentarse en el escenario. Hoy se marca un “Universos Infinitos” repleto de flow y buenas barras. Algo me dice que hay conexión y que no será la última vez que nos crucemos. Desde la primera canción tengo varios problemas técnicos que me impiden disfrutar del show. No me escucho en los cascos, me pasan guitarras que están desafinadas, tengo problemas con las frecuencias, hay ruidos en mi equipo… todo eso me despiertan una cierta desazón e incomodidad que creía controlada. Reconozco lo que está pasando. Aparece una intranquilidad firme que me cuesta controlar. Nadie del equipo consigue arreglar las dificultades y ya empiezo a desear que todo esto se acabe para encerrarme en mi habitación. Para colmo, hoy el llamado para salir del hotel es a las 03.30h de la mañana. Sé que no voy a poder dormir. Y la última vez que no pude dormir tuve un desequilibrio y escuché que algo se rompía por dentro. Acaba el concierto, la gente está feliz, parece que nadie se ha dado cuenta de mis obstáculos para llegar al final del concierto, me despido de todos y me esfumo como un ninja a mi habitación. Confirmo. No duermo nada esa noche. Hago y deshago maleta varias veces. La dejo perfecta. Me doy cuenta que no tengo mi ordenador. ¡No lo encuentro! Pienso en todo lo que he perdido y me bloqueo. Llamo a casa a las 03h y Laura me recomienda lo más sensato: “Llama a recepción, va”. A las 03.20h recupero el ordenador y salgo del hotel a las 03.30h destino al aeropuerto. Respiro como si no pasara nada. Trato de respirar como si no pasara nada.
Día 22 de octubre
Monterrey-Puebla
Todos salimos hacia el aeropuerto con cara de poca broma. La adrenalina de los conciertos no es la mejor química para tratar de conciliar el sueño. Cargamos todo el equipo y, cuando subes con todo eso al avión, cruzas los dedos para que acabe llegando hasta la última pieza. Hasta la fecha hemos tenido bastante suerte. Pero esta vez no, no llega todo. Llegamos a Puebla y falta la maleta de Ezequiel, nuestro técnico de luces. Puebla amanece gris y encapotada. Parece que quiera empatizar con nuestro cerebro. Lo curativo dentro de esta banda siempre ha sido el humor. Siempre hay alguien con la chispa precisa para encender un incendio de risas. Reímos de chorradas simples, es una risa floja y blandengue. Si fuésemos niños estaríamos cerca del berrinche. De todos modos, reír o llorar me parece bien en estos momentos. Seguro que ayuda a liberar ese nudo en mi estómago. Tocamos dos días seguidos en el festival Tecate Comuna. Lo alucinante de este Tecate es que se vendieron las entradas del primer día y propusieron a todas las bandas repetir el mismo cartel al día siguiente. Sin embargo nosotros, erre que erre: Dos repertorios diferentes para los dos días. Esta vez no podremos hacer prueba de sonido, con lo que saldremos directos al escenario sin tener muy claro cómo suena. Por la tarde tenemos algunos compromisos como una rueda de prensa y algunas fotos. La incertidumbre, al no hacer prueba, la tengo presente. Me va saltando como una alarma. Tenía que ser hoy, justo después de un concierto como el anterior donde todo a mi alrededor fue un campo de minas. No pasa nada. Déjate llevar. Confío en mis compañeros y los veo tranquilos. Salgo al escenario algo atropellado e inseguro. Lo bueno es que en un festival como este, y tal como tengo el pulso, el repertorio suele ser corto y sin concesiones. Hoy llueve pero tenemos el escenario lleno de gente coreando nuestras canciones. Salimos algo salvajes, con los puños apretados y mordiendo. ¡Me encanta! Se me pasan todas las tonterías con el primer golpe de guitarra. Pocas medicinas mejores que la música. Poca terapia mejor que la unión que aparece en una banda engrasada que disfruta con lo que hace.
Tocamos dos días seguidos en el festival Tecate Comuna
Día 23 de octubre
Puebla
El festival acoge a un sinfín de bandas de diferentes estilos. Y es aquí donde coincidimos con nuestros queridos Dorian. Una banda que lleva años visitando México y forjándose una carrera a base de conciertos y giras. Es bueno encontrar a gente de “tu barrio” cuando está lejos de casa. Comentamos nuestros próximos pasos, recogemos las recomendaciones literarias de Marc y pregunto por Belly a quien al final no consigo saludar. Por fin tengo oportunidad de hablar con algunas personas a la que llevo tiempo buscando y nos emplazamos para futuras conexiones. Siempre ocurren. Suelo ser tenaz.
El concierto es una despedida de México y se nota entre nosotros. Después de muchos kilómetros, este concierto cierra la mayor gira que hemos hecho en un país que no es el nuestro. Ya en casa haremos una revisión y valoración de cómo ha ido todo, pero estamos completamente satisfechos. Felices. Tardaremos tiempo en comprender qué ha ocurrido. Buscaremos la calma para digerir todo lo vivido. Elegimos que la última canción de hoy sea “Allí donde solíamos gritar” y la coda final, sin instrumentos y junto a Santi, la hacemos toda la banda delante del escenario. Le damos las gracias al público de Puebla, pero sentimos que proyectamos un agradecimiento a todo el público que ha venido a vernos durante estos días. A lo largo de la geografía mexicana. ¡Gracias!
La noche se vuelve desahogo en el hotel y gastamos nuestros últimos pesos en el servicio de habitaciones. Hoy somos ruidosos y verbeneros en la habitación 312. Celebramos el momento y que la maleta de Ezequiel ya está entre nosotros. Hacemos fotos desordenadas y nos peleamos por ser el DJ de los próximos diez minutos. Mañana ya veremos quién aguanta nuestras cabezas. Hoy la perdemos un poco.
"Hoy somos ruidosos y verbeneros en la habitación 312".
Día 24 de octubre
Puebla-CDMX
Volvemos a la capital para hacer un reset y empezar la segunda parte de la gira. Esa que transcurre en Estados Unidos. Por delante vienen tres conciertos en Texas. La banda se desmiembra y casi todo el equipo humano que nos acompaña vuelve a casa. Por así decirlo, queda el esqueleto de Love Of Lesbian para defender los conciertos que haremos con Enjambre, una banda mexicana con la que ya hemos colaborado. Precisamente Luis Humberto, su cantante, también participó como invitado en el concierto del Auditorio Nacional que hicimos… ¡¿Hace siglos?! No, hace tan sólo unos días pero parecen meses. Es un día de despedida, reflexión y mentalización. La próxima aventura aporta algunas dudas y sabemos que hay un riesgo palpable. Desde que empezó todo el trabajo técnico algo presagia poca atención. Las salas han cambiado varias veces de lugar. Algunas de ellas cuesta encontrarlas en Google. Es normal que nuestro management haya manifestado ciertas dudas para seguir adelante, pero sabe que tenemos ganas de tocar en USA y no siempre cuadran las agendas de dos bandas para plantear una colaboración como esta. Por lo tanto, parece una oportunidad que acaba venciendo al primer instinto.
Día 25 de octubre
CDMX-Austin
Hoy es mi cumpleaños y voy a pasarlo entre México y USA. Chúpate esa Phileas Fogg.
Día 26 de octubre
Austin
Hace muchos años vinimos al SXSW que se celebra en esta ciudad. Parecía una tremenda oportunidad, según decía en aquella ocasión la que era nuestra oficina de management, pero en realidad lo único bueno que me llevé a nivel personal de aquella visita fue la compra de un banjo y una botas camperas que todavía conservo. A nivel colectivo, lo mejor una de las aventuras más desternillantes que tenemos como banda. Hoy tenemos el día libre en la ciudad de Austin y cada uno de nosotros monta su plan. Algunos juntitos. Yo en cambio llevo pidiendo soledad desde hace días y no tiene nada que ver con el mal humor o la falta de conexión. Tiene que ver con que mi nostalgia es como mantequilla. Algo empalagosa.
"Hoy tenemos el día libre en la ciudad de Austin y cada uno de nosotros monta su plan"
Día 27 de octubre
Austin
Llegamos a la sala del concierto que está a veinte minutos del centro de la ciudad. MAL. Llegamos a la hora indicada y no hay nada montado. MAL.
La prueba de sonido empieza algo así como tres horas más tarde. MAL. Se propone abrir puertas más tarde. MAL. Nos enteramos de que las entradas valen 45$. MAL. Hoy tocamos con Enjambre y Alvaro Suite y Los Santos Inocentes. Todos amigos y gente a la que respetas y con las que quieres compartir buenos momentos. El tiempo es muy justo. El promotor propone que Alvaro no toque. FATAL.
El ambiente se enrarece y no sé dónde meterme ni porqué estamos ahí. Las bandas se ponen de acuerdo y conseguimos que las tres propuestas se pongan a tocar. BIEN, MUY BIEN.
El concierto y las canciones suelen ser un bálsamo momentáneo. Se te olvida todo lo malo por un rato. Acuden ochenta personas como mucho al concierto y lo lamentas. Lamentas también no haber vuelto a casa para celebrar tu cumpleaños.
Día 28 de octubre
Austin-Houston
Disfrutamos de la carretera y los paisajes. Disfrutamos de la locomoción americana y sus amortiguadores. Gracias a esa suma podemos descansar durante el viaje. Aprovechamos las paradas para comprar detalles y guarradas yankees que no solemos ver en carreteras ibéricas. Reímos y disfrutamos. Sabemos que quedan pocos días y hay que disfrutarlos. Sabemos también que queda poco para volver a casa y lavar la ropa, abrazar tu almohada y sentarte en tu lavabo. Ya queda menos. El concierto en Houston pinta mejor. La sala es brutal. El ambiente se agita en las calles. Se juegan las series mundiales de la liga americana de béisbol y precisamente coincide el partido de los Houston Astros como locales contra los Philadelphia Phillies. Hoy se repite el elenco de grupos de ayer y creemos haber aprendido de lo que ocurrió ayer. Pero nada. Las pruebas vuelven a ser largas y tediosas, pero sin el estrés de ayer ni las malas maneras del promotor. El público es mayor y nos da un respiro. Hay muchas camisetas de la banda a pesar de que nosotros ya no cargamos con merchandising y no hay rastro de aquellos mercados en las afueras del recinto. Disfrutamos y hoy nos vamos algo menos golpeados por la frustración. Cenamos deliciosas hamburguesas y disfrutamos del ambientazo que respira la ciudad.
Día 29 de octubre
Houston-Dallas
Después de unas cuatro horas llegamos a Dallas y las noticias no son buenas. Algo indica de que hoy es el día del colapso. Las señales lo indican. Parte del equipo viaja al recinto donde vamos a tocar y al cabo de unas horas nos mandan llamadas informando de que nada indica que podamos tocar. El panorama es desolador allá. Parece ser que hay un equipo enorme por montar, igual que el escenario y que se niegan a montar nada hasta que no les paguen. Además, nadie sabe que hoy esté programado concierto alguno. Per-fec-to. Nosotros le pedimos a Falkner, que ha desarrollado un instinto profesional para buscar restaurantes, un buen sitio para comer y olvidarnos de todo. De hecho, ya casi es Halloween y todo son fiestas de disfraces, decoraciones y ganas de dar sustos. A nosotros ya nos lo han dado y nada nos hace efecto. Decidimos gastarnos los últimos dólares en una coctelería, una buena pizza y darnos abrazos sanadores dándonos las gracias por la paciencia que cada uno ha tenido todos estos días con el resto.
" Falkner ha desarrollado un instinto profesional para buscar restaurantes"...
Día 30 de octubre
Dallas-Madrid-Barcelona
Durante el viaje intento revisionar los últimos veinticinco días para tenerlos frescos. Soy analítico y sé que necesito hacer este proceso para valorar lo que ha ido bien y lo que hay que mejorar. Es un trabajo que hacemos entre todos, pero prefiero tener mi propia opinión antes de encarar ese tipo de reuniones.
Lo de tener una banda es una aventura cargada de golpes y victorias. Las bandas y sus redes sociales muchas veces ficcionan el éxito, las capacidades de los lugares. Se vende éxito o no se dice nada. La ansiedad, las debilidades y las derrotas se esconden. Un grupo como Love Of Lesbian despierta amor y odio. Hay gente que piensa que todo siempre nos ha ido bien. Que estamos montados en el dólar y no peleamos cada semana. Somos trabajadores constantes y persistentes. En todos los flancos. El compositivo, el estratégico, el funcional, el imaginativo. Como la mayoría de las bandas hemos invertido dinero y años de nuestras vidas, discusiones y meses fuera de casa. Algunas veces han tenido sentido y otras han supuesto lecciones. Estoy seguro que en algún momento dejará de ser así, pero de momento… pensamos seguir.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.