(POP) La música pop a veces no casa bien con el hecho de hacerse mayor, volverse demasiado trascendente, y querer darle a todo una excesiva capa de seriedad, dejando poco espacio para el desenfreno, la celebración o la fiesta. Un difícil equilibrio que te mantiene en la cuerda floja de lo paródico si se te va la mano en las formas, pues no hay que olvidar tampoco que el hecho de querer trascender a toda costa, puede hacerte perder esa inocente frescura tan necesaria para no alejarte demasiado de ese público más amplio al que se aspira y para que la totalidad del álbum deje espacio a cierto respiro. O si lo prefieren, y para no andarme tanto por la ramas, no resulta este “From The City…” un álbum de los que entra a la primera. Al contrario, requiere un esfuerzo que tan solo harán los que aprecian la cara oculta de Lluis, tanto como su faceta más melódica y amable. Don Disturbios
(POP) La música pop a veces no casa bien con el hecho de hacerse mayor, volverse demasiado trascendente, y querer darle a todo una excesiva capa de seriedad, dejando poco espacio para el desenfreno, la celebración o la fiesta. Un difícil equilibrio que te mantiene en la cuerda floja de lo paródico si se te va la mano en las formas, pues no hay que olvidar tampoco que el hecho de querer trascender a toda costa, puede hacerte perder esa inocente frescura tan necesaria para no alejarte demasiado de ese público más amplio al que se aspira y para que la totalidad del álbum deje espacio a cierto respiro. O si lo prefieren, y para no andarme tanto por la ramas, no resulta este “From The City…” un álbum de los que entra a la primera. Al contrario, requiere un esfuerzo que tan solo harán los que aprecian la cara oculta de Lluis, tanto como su faceta más melódica y amable. Don Disturbios
(POP) “La catastrofía”, editado de nuevo por Sonido Muchacho, supone un paso adelante en el proyecto de la banda madrileña. No ocultan sus influencias: de Los Brincos ("Buenos días" y "Hablan sobre mí"), a luminarias mayoritariamente minoritarias del indie nacional de los noventa como Patrullero Mancuso -“Valdimir (no da igual)”- o El Niño Gusano -“Orden mundial” y “TQM”, donde han contado con la colaboración de Alberto Gúdar, líder de uno de esos proyectos por debajo de lo subterráneo a los que merece la pena prestar atención-. Lo que en otros podría ser un hándicap en su caso es una virtud. No pretenden llegar a donde no han llegado otros, tan sólo avanzar creando canciones con las que sentirse cómodos. J. Batahola
(EXPERIMENTAL) Su segundo disco, “The Inner Wastelands”, nos brinda un universo más oscuro y complicado que el anterior “Home Futile Home”, con una personalidad más definida y original y es que las polillas también maduran. El resultado final es un disco coherente, lleno de matices, texturas y arreglos exquisitos y en lo personal un canto triunfal a la fuerza de voluntad. Esther Al-Athamna
(ROCK) Lo primero que cabe decir a la hora de enfrentarse al segundo álbum de los murcianos Crudo Pimento es que su música no es apta para todos los públicos. Su vertiente más marciana, iconoclasta y, como su propio nombre indica, cruda, es obviamente su seña de identidad; su razón de ser como banda. Una senda que transita entre lo lúcido y lo descerebrado, entre la tradición y el caos, entre lo antiguo y lo más antiguo todavía, pero pasado por un filtro tan peculiar como particular, en cierta medida único. Por eso su música no es apta para todos los públicos, aunque si recoge registros que podrían gustar a todos. Don Disturbios
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