20.- Touché Amoré
“Stage Four"
(Epitaph / [PIAS])
(HARDCORE) La rabia habitual del post-hardcore de los californianos más propia de su anterior “Is Survived By” se deja ver en temas como “Posing Holy”, pero esta nueva entrega es mucho más compleja. Partes más cantadas, tanteos a otros géneros como el post-punk y el shoegaze... Montse Galeano
19.- Kevin Morby
"Signing Saw"
(Dead Oceans / Popstock!)
(FOLK-ROCK) Kevin Morby tiene trazas de genio, o cuando menos de artista tremendamente especial, documentado y mágico. Sus dos maravillosos discos previos ya dieron buena cuenta del perfil del neoyorquino, y la presente entrega no hace sino confirmar la explosión definitiva de su talento. “Signing Saw” es un álbum melancólico pero cálido, consistente en contenido y (muy) cuidado en la forma, que no deja de crecer en matices y trascendencia hasta motivar su definitiva solemnidad. El indie-folk es sólo el punto de partida en torno al que trabajar estructuras, todas ellas destinadas al apuntalamiento de una aparente sencillez con la que conquistar al oyente.El ex Woods muestra amplia variedad de mutaciones del género expandidas en diferentes direcciones, y evidenciando a su paso referentes como Kurt Vile, Leonard Cohen, Destroyer e incluso The Velvet Underground y Devendra Banhart en su versión más mística. Raúl Julián
18.- Swans
"The Glowing Man"
(Mute / [PIAS])
(POST-ROCK) Está por ver cuál es el movimiento que tiene en la cabeza un tipo tan escurridizo como Gira pero, en cualquier caso, “The Glowing Man” es un disco lo suficientemente importante como para que hoy por hoy nos importe un rábano lo que está por venir. Es también el álbum más rico en matices de los que forman la serie, tanto en el aspecto de la producción como desde un punto de vista conceptual; y aquel en el que más nítidamente están presentes las diferentes facetas de Swans. Por supuesto las canciones-río que juegan con la intensidad y los crescendos épicos mostrando la faceta más salvaje del grupo: el trío “Cloud of Unknowing”, “Frankie M” (sobre un amigo cuya vida han destrozado sus adicciones) y el tema que da título al disco (que “reengancha” con “Bring The Sun / Toussaint L’Ouverture” del anterior disco) por sí solas ya se van hasta los 45 minutos de duración. A medio camino se quedan los quince minutos de “The World Looks Red / The World Looks Black”, más contenida, siempre a punto de estallar sin terminar de hacerlo y que recupera un antiguo texto del Gira más desquiciado para situarlo en un contexto completamente diferente de aquel con el que vio la luz (Sonic Youth hicieron suya la letra en “Confusion Is Sex”). “People Like Us” y, sobre todo, “When Will I Return?” (interpretada por Jennifer Gira) apuntan en una dirección completamente opuesta, acercándose al concepto canción que Gira manejó durante los noventa con Swans (la etapa Jarboe) y posteriormente en cuando pasó a firmar sus discos como Angels Of Light. Luis J. Menéndez
17.- Leonard Cohen
"You Want It Darker"
(Columbia / Sony)
(CANCIÓN) Andan los seguidores del veterano músico canadiense con la mosca tras la oreja. Y es que este decimocuarto disco de Leonard Cohen recuerda en demasía, por lo que respecta a tono y actitud, al “Blackstar” de David Bowie con su aroma a testamento existencial. Poco ha tardado en desmentirse y nos pide Cohen que nos fijemos en que no todo es oscuro y melancólico en este “You Want It Darker” sino que la esperanza también se asoma en sus letras (que no en su música). Razón no le falta aunque hay que escarbar lo suyo para encontrarse con esos retazos de luz. Empezar cantando “estoy listo, mi Señor”, ya me dirán ustedes. Nostalgia y búsqueda de paz espiritual aparte, Cohen vuelve a desmarcarse con un magnífico trabajo en el que, como no, destacan por su propio peso las letras que van de la picardía de “On the level” a la solemnidad de “It Seeemed the better”. Rotundamente magistral. Eduardo Izquierdo
16.- The Dillinger Escape Plan
"Dissociation"
(Party Smasher / Popstock!)
(HARDCORE) Como si de un réquiem se tratase, la atmósfera oscura que planea durante toda la grabación –más que palpable en cortes como la pausada “Symptom Of Terminal Illness”– sirve de perfecto hilo conductor para salvajadas impecablemente construidas como “Manufacturing Discontent”, “Honeysuckle” o la inicial “Limerenth Death”. Pero es en piezas como “Low Feels Blv.”, influenciada por el free jazz, o el tema homónimo que da título al disco (originalmente construido sobre un loop de percusión que les cedió Zack Hill, de Death Grips y Hella) en donde llegan a poner a prueba, una vez más, su capacidad de reinventarse. Quizás esa sea la gran baza de un trabajo que, además de redondo, destaca por hacer de lo imprevisible algo verdaderamente excitante y necesario. Como para no echarles de menos. Tomeu Canyelles
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