Nuevas normalidades
El segundo año más raro de nuestras vidas, bien empatadito con el primero, no nos pondremos tontos con eso, ha tenido sus cosas buenas. Buenísimas. Si la “nueva normalidad” significa que el disco más potente de 2021 sea un alegato feminista vívido y emocionante, sin dogmas, al contrario, complejo en el fondo pero universal (ha corrido como la espuma)… ¡Viva la “nueva normalidad”! “Puta” es el colofón pop a un cambio de paradigma muy pero que muy luchado en las calles. También es la consagración de Zahara. La pandemia ha afianzado pocas cosas. Y las pocas que ha afianzado, eso de enseñar un pasaporte en todos lados, no molan demasiado. Paradojas, en otro año extraordinario como el vivido, los hay que se han sabido asentar (y escalar): C. Tangana y su “El madrileño”, los que más.
Hay más ejemplos. Que mutar no solo muta el virus: Maria Arnal i Marcel Bagés han dado un giro magnánimo a su sonido. Lo mismo que Baiuca y su mágico “Embruxo”.
Son muchas las mascarillas que han caído. Pero sólo una, en singular, ha revolucionado el panorama musical. La máscara tras Alizzz, productor de lujo del nuevo sonido urbano, reciente ganador de diversos Grammy por su trabajo con el citado C. Tangana, ya no existe. Él únicamente usa gafas cromadas. Este ha sido el curso de ponerle rostro a una nueva forma de reinterpretar el electro pop: “Tiene que haber algo más” es su soberbio estreno en solitario. Había voz tras los cachibaches. La voz, qué importante. Un mundo cambiante necesita voces de cambio. Y en esa treta no está sola nuestra número uno, Zahara, o la veterana Maika Makovski, pues Queralt Lahoz ha llegado para hacer ruido en aguas agraciadamente removidas, las del sonido de raíz. Hacia puertos similares se encaminan los discos de Derby Motoreta’s Burrito Kachimba o de los inigualables Califato ¾.
2021 nos ha abierto los ojos en muchas cosas. También los oídos. Pues en una misma lista se hacen añicos debates caducos: guitarras, autotune, electrónica… Tonterías. Caben la épica de Medalla, la melodía precisa de Ferran Palau y el rap eterno de Toteking. Y apuestas que lo trabajan casi todo junto, como el callejero pero sofisticado aluvión de Hijos de la Ruina o el enésimo paso al frente de Goa. Con la que ha caído, no estamos para hacerle ascos a nada. Al contrario, la “nueva normalidad” nos los ha dicho alto y claro: todo es refugio si consuela y transforma, así que, como diría Zahara, ¡a la puta con los prejuicios! Yeray S. Iborra
1.- Zahara
Puta
G.O.Z.Z. Records
POP
Hay que tener cuidado con el abismo, sí, pero también con ignorarlo. Lo que hace aquí Zahara es exponerlo, aceptarlo y trabajar con lo que ese abismo le ha dejado. Es probablemente lo más sano, pero también lo más difícil. “Puta” es un fresco que por un lado representa sin tabúes ese proceso en la salud mental de la artista. Pablo Tocino
2.- C. Tangana
El Madrileño
Sony Music
POP
“El Madrileño" supone un cambio de paradigma respecto de lo que había sido hasta ahora la carrera de C. Tangana. Aquí plantea un disco de hits absolutamente coral, en el que se acompaña de las voces y los instrumentos de algunos de los artistas más grandes de la música contemporánea en castellano. Luis M. Maínez
3.- Maria Arnal i Marcel Bagés
Clamor
Fina Estampa
ELECTRÓNICA
“Clamor” es un estado febril y curativo al mismo tiempo, una alquimia que marca un nuevo principio tras un final. Una invitación al juego, a bailar y saltar en el abismo de la mano de Maria Arnal i Marcel Bagés. Once pistas de pop electrónico mutante en las que vuelven a redimensionar el concepto de tradición y lanzarlo al futuro. David Pérez
4.- Alizzz
Tiene que haber algo más
Whoa/Warner
POP
A medio camino entre el indie y lo que ahora definimos como nuevo pop –con algo de urban que la forma de entonar los fraseos en algunas estrofas–, “Tiene que haber algo más” es un álbum sin dobleces. En cada uno de sus temas, Alizzz habla de lo que parece que habla, simple, directa y francamente. Joan S. Luna
5.- Medalla
Arista rota
Limbo Starr
POP-ROCK
Los de Barcelona afianzan su trayectoria con un tercer trabajo ambicioso en el que muestran su capacidad para atacar y combinar géneros distintos, del kraut-rock robusto a la psicodelia e incluso la bossa nova, todo bajo el paraguas de una personalidad cada día más propia y que huye de los tópicos. JC Peña
6.- Queralt Lahoz
Pureza
Say It Loud
POP
Cuando lo peor que se puede decir de un álbum es que es excesivamente corto, alguien ha hecho bien su trabajo aunque sea breve. “Pureza” incide, al igual que “1917”, en esos aires sureños de tinte post-moderno, sustentados con una personalidad arrolladora y un carácter que la ha empujado siempre adelante con paso firme. Don Disturbios
7.- Baiuca
Embruxo
Raso Estudio
ELECTRÓNICA FOLK
“Embruxo” sigue deshilachando la tradición gallega: muerte y naturaleza, inspiradas en el “Cancioneiro popular galego: Romances tradicionais”, Rosalía de Castro o Manuel Curros Enríquez. Y en esencia, sigue revisitando la propia identidad de Alejandro Guillán, pero desde un lugar más inclusivo, más pop, con vistas a la universalización. Yeray S. Iborra
8.- Ferran Palau
Parc
Hidden Track
POP
Esta es una obra que se deshace en el paladar como excelsa grasa sonora, y que corrobora el estado de gracia de Ferran Palau. El artista construye un imaginario de sigilosa sensualidad, cualidad no fácil de oir entre tanta canción construida con “seny”, y embelesa a sus seguidores a ritmo de una erótica de lo escaso: suficiente es suficiente. Andreu Cunill Clares
9.- Derby Motoreta’s Burrito Kachimba
“Hilo Negro”
El Segell del Primavera
ROCK
Imagina una evolución musculada de Triana, cuyos integrantes fuesen (figuradamente) hasta las cejas, añádele mucha guasa y varios kilos de distorsión, algo de stoner, de rock alternativo, una pizca de electrónica y aderézala con montañas de psicodelia. No quedan dudas, DMBK son los nuevos reyes del Rock Andaluz. Jesús García Serrano
10.- Maika Makovski
MKMK
BMG
ROCK
Maika Makovski, con su nuevo disco, quiere celebrar la vida tal como es. Algunas veces más arrugada y pérfida y otras extrañamente lacia y bella, pero siempre espontánea y llena de aprendizajes. Y el propósito es solícito. Celebremos nuestro monstruo. Juntos. Al menos hasta el próximo embiste. Andreu Cunill Clares
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