Nos hemos quedado con diez grandes cómics para nuestro top ten, pero el mundo del cómic español está en muy buena forma. No hay más que atender a todo lo que queda fuera para hacerse una idea. Y todo ello sin hablar de los autores españoles que trabajan para el mundo superheróico estadounidense, porque esa es otra historia. Pero solamente con citar títulos como “Fuego de bengala” (David Sánchez), “Elia” (Fermín Solís), “Tiburón Blanco” (Genie Espinosa), “Fahrenheit 451” (Víctor Santos), “Hecha a si misma” (Alicia Martín Santos), “Cuando veo cables me acuerdo de ti” (Arnau Sanz), “Yo no soy Mikel Laboa” (Unai Iturriaga y Harkaitz Cano), “Un enemigo del pueblo” (Javi Rey), “Lubianka” (Pablo Auladell y Felipe Hernández Cava), “Soma” (Fernando Llor y Carles Dalmau), “Tokio y yo” (Luis Mendo), “Hecha a sí misma” (Alicia Martín Santos), “Boomers” (Bartolomé Seguí), “Qué” (Max), “Se busca” (Miguel Brieva), “El cuerpo de Cristo” (Bea Lema), “Vamos a comernos el mundo” (Lluc Silvestre y Mr. Ed), “La lista de Orwell” (Carlos Hernández), “Cómo salvar la industria del cómic sin tener ni puta idea” (Javier Marquina y Rosa Codina), “Spleen” (Esteban Hernández), “La última cena de los veteranos” (Carlos Giménez), “Que no se olvide” (Marina Velasco Marta), “Fouché” (Kim), la cuarta parte del monumental “La balada del norte” o la segunda de “Blacksad 7. Todo cae” cualquiera puede estimar que estamos muy bien. Y podríamos ampliar todavía más la lista. De las cifras de ventas ya hablaremos en otra ocasión, pero mejor no nos quejemos. Y nada mejor que despedirnos leyendo “El gran libro de Cuttlas”, el gran volumen que se le debía al malogrado Calpurnio y buscando, una vez más, en nuestra estantería nuestros títulos favoritos de Francisco Ibánez. —Joan S. Luna
1.- Ronson
César Sebastián
Autsaider Cómics
De un tiempo a esta parte, el mundo del cómic estatal nos está dando gratas sorpresas relacionadas con el costumbrismo patrio, con historias enmarcadas en la España rural o en la trabajadora de décadas pretéritas desde perspecti- vas diversas. La última de ellas es este “Ronson”. Palabras mayores lo conseguido por César Sebastián, y no solamente por su precioso dibujo –claro y realista– y colorido —con una paleta limitada con toda la intención–. La infancia y la adolescencia a partir de sus momentos decisivos, pero tam- bién a través de sus miserias, descritas con suma precisión y enmarcadas en un único pueblo, pero que en realidad po- dría ser cualquiera de los millares dispersos por nuestra geografía. Choques generacionales, la constante presión ideológica/política de aquellos años y el descubrimiento de la dureza del mundo real, todo ello dibujado con mano maestra y narrado con una veracidad que bascula entre la melancolía y la crudeza, entre la nostalgia y la sensación de que cada pueblo es un mundo. — Joan S. Luna
2.- El abismo del olvido
Paco Roca y Rodrigo Terrasa
Astiberri
Cuando alguien me pregunta si el cómic tie- ne la capacidad de emocionar de otros artes, acostumbro a poner a Paco Roca como ejem- plo cercano. Y, joder, el tipo lo ha vuelto a conseguir, aunque esta vez junto al periodis- ta Rodrigo Terrasa. Juntos firman una novela gráfica que no es “otro cómic sobre la guerra civil”, sino que “El abismo del olvido” es el cómic más brillante que pueda hacerse sobre las fosas comunes. —Joan S. Luna
3.- La alegre vida del triste perro Cornelius
Marc Torices
Apa Apa
Lo que conocimos a través de fanzines propios y colaborativos, se ha convertido en algo grande gracias a recuperar y ampliar las historias realmente locas y cargadas de humor negrísimo de Cornelius. Más todavía con este experimento a través de cien estilos distintos que convierten este título en una obra casi inabarcable y que encaja a la perfección en la editorial que las ha reunido. —Enrique Gijón
4.- Aquí hay avería
Lorenzo Montatore
ECC
Que nadie lo ponga en duda. Lorenzo Montatore está sembrado. Sus últimas obras como “La mentira por delante” (21) o “Queridos difuntos” (20) y su también reciente antología, le han hecho crecer todavía más de lo que imaginábamos. En “Aquí hay avería” se mueve entre lo psicotrópico y lo cómico, dejando también su buen espacio para lo dramático.—Mercè Gutiérrez
5.- Judee Sill. Éxtasis y redención
Díaz Canales y Alonso Iglesias
Norma Editorial
Espectacular volumen sobre Judee Sill, una artista maldita, pero reivindicable y que puede convertirse en una de tus favoritas. En esta obra impecable, Iglesias y Canales plantan su candidatura a novela gráfica del año, reconstruyendo su vida y su caleidos- cópica personalidad, partiendo de un guion magnífico y de un gran tratamiento del dibujo, y sobre todo del color. El talento de Sill queda en las manos de dos grandes del cómic español. —Eduardo Izquierdo
6.- Contrition
Keko y Carlos Portela
Norma Editorial
A una novela gráfica como “Contrition” hay que llegar advertido. Es un cómic in- cómodo, muy incómodo, más todavía cono- ciendo su conexión con el mundo real. Y es mérito del gallego Carlos Portela –junto al efectivísimo dibujo de Keko– mostrar todas las dudas morales para que debamos ser los lectores quienes tomemos partido. Un thriller psicológico que nos enfrenta cara a cara con la raíz del mal en el ser humano. —Joan S. Luna
7.- Por culpa de una flor
María Medem
Apa Apa/ Blackie Books
Podríamos decir sin miedo que “Por culpa de una flor” es una barbaridad. Portento de luz y de color, de expresividad, de auténtica experiencia sensorial casi sinestésica. Las páginas de Medem no solo se admiran y se leen, sino que se vuelven a admirar y a leer. Ahí encontramos paz, pero una paz recobra- da, una que vivimos antaño, en la niñez, en la vida inocente antes de la falacia presente. ¿El cómic puede ser poético? El cómic debe ser poético. — Octavio Botana
8.- El pájaro y la serpiente
Borja González
Reservoir Books
Las pequeñas secuencias que articulan "El pájaro y la serpiente" están unificadas por una lograda atmósfera de terror y melancolía que evoca a la de esas escasas películas que consiguen transmitir la sensación de que acontecen, a la vez, en este mundo y en un universo paralelo, con sus propias reglas secretas, como “Suspiria” de Dario Argento o “Picnic en Hanging Rock” de Peter Weir. Como en su caso, lo importante es dejarse llevar en el viaje que proponen. Vale la pena. — José Martínez Ros
9. María la Jabalina
Cristina Durán y Mi- guel Ángel Giner Bou
Astiberri
Cristina Durán y Miguel Ángel Giner Bou, referentes indiscutibles de nuestro cómic levantino, abordan la memoria histórica desde la perspectiva de género, recuperando la figura de esta joven anarquista que representa a todas aquellas mujeres que fueron represaliadas por la dictadura franquista. Y lo que ambos autores juntos consiguen en “María La Jabalina” es dar forma a un título devastador e imprescindible. — Laura Madrona
10.- El cielo en la cabeza
Antonio Altarriba, Sergio García y Lola Moral
Norma Ed.
Aunque de aspecto colorido, fresco y vital, “El cielo en la cabeza” está lleno de esce- nas que revuelven el estómago y causan estragos en la conciencia moral del lector. Es un puñetazo en el mentón de Occidente propiciado por el guante de seda de la narración gráfica. Es una novela gráfica, aunque al tratarse de un álbum de gran formato pudiera no parecerlo, que incomo- da, desazona, y angustia. Nos hace abrir los ojos. . — Quim Pérez
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