Paul Simon .- “Graceland” (1986)
Una fantástica obra maestra de uno de mis compositores favoritos. Las letras son brillantes e inesperadas, pero al mismo tiempo profundas y tristes. Parece que hablen sobre un futuro curioso y optimista. Además las canciones están combinadas con melodías africanas existentes o reinventadas, cantos, ritmos y harmonías. Tengo un poster de este disco en mi habitación.
Roy Orbison “Mystery Girl” (1989)
Roy Orbison siempre fue un disidente. Nunca encajó en ninguna escena y siempre siguió su propio camino. Además, influyó a muchos otros grandes compositores. Este disco tiene una calidad muy especial, al tiempo que sus canciones son simples, puras y preciosas. Era un maestro escribiendo y cantando, y su banda, los tonos y las decisiones de producción eran prácticamente perfectas.
Manu Chao “Clandestino” (1998)
Este disco posiblemente sea una elección peligrosa frente los lectores españoles porque sé que Manu Chao es muy conocido y quizás os parezca una elección muy obvia. Pero nadie en Australia conocía a Manu Chao cuando escuché este disco por primera vez en los noventa, y me pasé mucho tiempo cantando las canciones en el coche cuando conseguí mi carnet de conducir cuando todavía era un teenager. Era un sonido muy original cuando salió a la luz, político, infantil y aventurero al mismo tiempo.
Bob Dylan “The Freewheeling Bob Dylan” (1963)
Una canción tras otra, poemas y sueños y melodías cuyo eco tiene una significación personal especial para mí lo mismo que la tuvo política y socialmente para una generación que llegó antes que yo. Escuchar este disco es escuchar a un joven poeta que al mismo tiempo era un genio de la música lleno de confidencias brillantes.
Dr. John “Desitively Bonnaroo” (1974)
El productor John Porter, que es un gran amigo mío, me introdujo en este disco. Es fácilmente uno de los mejores discos para freir comida y beber. Las letras son alocadas, directas y brillantes, mientras que los arreglos y los músicos suenan pantanosos.
Toumani Diabate “Toumani & Sidiki” (2014)
Un álbum que reúne a dos maestros de la kora de Mali, que además son padre e hijo. La música es muy complicada e intrincada, pero cuando la escuchas sientes una simplicidad y una claridad extrañas. A veces me pongo este disco con auriculares cuando quiero calmarme y vaciar mi cabeza durante las giras.
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