Los discos de Lana del Rey del peor al mejor
Especiales / Lana Del Rey

Los discos de Lana del Rey del peor al mejor

Sergio Ariza — 09-08-2024
Fotografía — Archivo

Tras su esplendoroso paso hace unos meses por el Primavera Sound de Barcelona, no hemos podido resistirnos a la tentación de repasar la discografía de Lana del Rey clasificando sus discos del peor al mejor. Una disección que viene a revindicar la enigmática figura de la estadounidense.

Nadie se preocupó mucho de que Bob Dylan no fuera el verdadero nombre de Robert Zimmerman o que Bowie se apellidara realmente Jones, pero todo el mundo habló de personaje, de fachada sin nada de sustancia, con la Lana del Rey de Elizabeth Grant, eso sí, esta brillante compositora se rió la última, si cambiar la cara del pop del Siglo XXI con su primer disco (vamos a pasar por alto ese disco ahora descatalogado que editó como Lana del Ray) no hubiera suficiente, la cantante dio el golpe definitivo a sus detractores cuando demostró que era capaz de sacar "el próximo gran disco americano" con "Norman Fucking Rockwell!". Hay compositores muy buenos que no son estrellas y hay estrellas que no son compositores muy buenos, pero hay muy pocos compositores brillantes que hayan sido, a la vez, una gran estrella, y Lana del Rey está entre ese selecto grupo, normal que sea una de las mayores influencias en la música de lo que llevamos de Siglo XXI.

Estos son sus discos (dejando el mencionado "Lana del Ray" y el hablado "Violet Bent Backwards Over the Grass") clasificados de peor a mejor:

8. Lust For Life (2017)

Si su tercer disco, "Honeymoon", sonaba a continuación de "Ultraviolence", entonces este "Lust For Life", el cuarto, sonaba a acompañamiento de "Born To Die", Del Rey se reunía con una lista de invitados de ensueño ( The Weeknd, ASAP Rocky, Stevie Nicks, Sean Lennon y Playboi Carti) y de productores externos, a sumar a los fieles Rick Nowels y Kieron Menzies, como el mismísimo Max Martin, Benny Blanco, Boi-1da o Metro Boomin, dando como resultado su disco más largo hasta la fecha y, también, el más deslavazado. Es difícil mantener el nivel cuando tu disco se va por encima de los 70 minutos, y aquí había momentos en los que el se resentía. Además, la chica triste del pop sonaba más feliz de lo habitual, tras los gigantescos arreglos de cuerdas de "Honeymoon", "Lust For Life" la encontraba sonando más pop que nunca, más actual, con muchos toques hip hop, pero también más forzada, como si intentara buscar mantenerse relevante.

Aun así la cantidad de buenas canciones vuelve a superar a la de malas, abriéndose con otra de las mejores, "Love", un tema que podría haber aparecido en "Born to Die" y tenía toques del Badalamenti y la Julee Cruise de "Twin Peaks", rematando con un guiño final al "Don't Worry Baby" de sus queridos Beach Boys. La colaboración con The Weeknd en la canción titular era otro caballo ganador y además contaba con la maravillosa “Tomorrow Never Came”, con la ayuda de Sean Ono Lennon, en la que se veía reflejado su gusto por la iconografía pop y por citar canciones que han representado mucho para ella en las letras de sus canciones. Se terminó hablando más de "Get Free" por la demanda de Radiohead, por su evidente parecido con "Creep", pero la canción sonaba más a las Shangri-La's, una de las inspiraciones del disco, que a los de Thom Yorke, algo similar pasa con "Cherry" o la icónica "Coachella – Woodstock in My Mind". Aun así, por algún sitio teníamos que comenzar…

7. Blue Banisters (2021)

En su séptimo disco, publicado solo unos meses después de "Chemtrails over the Country Club", Lana del Rey entregaba el trabajo más desnudo y lo-fi de su carrera, enseñando su lado más espartano e introspectivo con algunas de las letras más autobiográficas de su carrera, como cuando documenta la experiencia de engordar durante la pandemia en "Black Bathing Suit", en el discotambién ajusta cuenta con sus detractores, que se habían vuelto a multiplicar tras los elogios generalizados de "Norman Fucking Rockwell!". Es uno de sus discos más personales e íntimos, pero suena un poco a los descartes de "Chemtrails over the Country Club", claro que cuando tienes descartes tan buenos como "If You Lie Down with Me", "Dealer", su dueto con Miles Kane, o la maravillosa "Thunder", da un poco igual.

6. Honeymoon (2015)

Lana del Rey emprende un largo viaje, nostálgico y melancólico, con su tercer disco, “Honeymoon”, que es una continuación de los temas oscuros deUltraviolence”, pero sustituyendo los riffs ‘noir’ y bluesy, cortesía de Dan Auerbach, por cuerdas cinematográficas y ligeros toques trip hop, siendo un disco del que se podrían sacar, al menos, 5 o 6 canciones para películas de James Bond. El disco comienza de manera lánguida con las cuerdas temblorosas de la preciosa canción titular y termina por los mismos cauces con su versión del “Don't Let Me Be Misunderstood”, más cercana a la versión original de Nina Simone que a la más conocida de los Animals.

Entre medias un disco que vuelve a superar la hora de duración y que se habría beneficiado de algún recorte, pero que, aun así, contiene varias canciones enormes como "Terrence Loves You", ese homenaje a Bowie con el que Lana empezaba a sospechar que "Life On Mars?" era mucho más que una canción, en "High By The Beach" volvía la Nancy Sinatra 'gangsta' en el único momento en todo el disco en el que parece buscar un éxito, "Freak" contenía guiños al trip hop y al trap, aunque sonando 100% Lana del Rey, en "Music to Watch Boys To" se volvía a presentar como mujer fatal, "I was sent to destroy", mientras que "The Blackest Day" era otra de sus especialidades, la balada de ruptura melodramática.

5. Chemtrails over the Country Club (2021)

"Chemtrails over the Country Club" fue un disco, en cierta manera, continuista con respecto del disco que le precedía, el imprescindible "Norman Fucking Rockwell!", aunque puede que fuera un poco más folk e intimista, un poco más Joni Mitchell y menos Carole King, dos referentes claros para esta dama de Venice Beach que suspiraba por Laurel Canyon. Puede que "Chemtrails" no tuviera ninguna canción a la altura de las mejores de su carrera; como "Video Games", "West Coast", "Venice Beach" o "A&W"; pero encajaba como un guante en su particular universo sonoro, exuberante, barroco, melancólico y un punto decadente. Uno de sus discos más cohesionados y sólidos, no tiene una sola canción descartable en él.

4. Did you know that there's a tunnel under Ocean Blvd (2023)

"Did you know that there's a tunnel under Ocean Blvd", su último trabajo hasta la fecha, fue un disco al que se le pudo describir de muchas maneras, largo, indulgente, irregular y fascinante, un trabajo que llevaba el sello distintivo de Lana del Rey, el de una compositora con un mundo propio en el que las baladas de piano seguían siendo la regla, pero a las que les continúa añadiendo cosas, los conocidos toques de hip hop, un poco de trap y en este caso particular, también un poco de góspel. No llegaba a ser la obra maestra que fue "Norman Fucking Rockwell!" pero era un disco fundamental para una artista que se confirmaba como una de las mejores compositoras de su generación. Y contenía ese ese monumento llamado “A&W”, en el que sabía conjugar a las dos Lanas, la que más se había visto en los últimos tiempos, esa heredera de Laurel Canyon de “Norman Fucking Rockwell”, con una que hacía tiempo que no veíamos, esa Nancy Sinatra 'gangsta' de sus inicios y se cerraba con un glorioso final en el que rehacía una de sus grandes canciones “Venice Beach”, se trataba de "Taco Truck vs VB", la canción más atrevida del disco, en la que soltaba esto para todos sus críticos: "Before you talk let me stop what you say/I know, I know, I know that you hate me (Antes de que hables, déjame interrumpir lo que dices... Ya sé, ya sé, ya sé que me odias)". Lana del Rey alcanzaba el momento en el que todo el ruido exterior le importa un pimiento, las críticas, las ventas, los Top Tens y casi todo lo demás. Ahora ya solo importa su legado y el suyo sigue creciendo en prestigio con cada nuevo disco.

3. Born To Die (2012)

Antes había sacado un disco que está medio descatalagado bajo el nombre de Lana del Ray pero "Bornt To Die" fue su verdadero debut, el disco que creó el mito y cambió el rumbo de la música pop en el Siglo XXI. Sin este disco, no hay Lorde, ni Billie Eilish, Clairo, ni la Taylor Swift de "Folklore" y "Evermore". En su momento fue masacrado por una crítica que no se creyó al personaje y que pensó que estaba ante una operación de marketing, pero el tiempo le ha terminado dando la razón. La propia protagonista calificó su sonido como "Hollywood Sadcore, Summertime Sadness Dope". Y usaba su propia imagen a medio camino entre los 'girl group' de los 60, Amy Winehouse y una diva sacada de una antigua película de la edad de oro de Hollywood para cantar unos temas llenos de lujosas producciones de cuerdas y ambientes cinematográficos, con percusiones sacadas del hip hop, es a lo que la propia cantante llamaba la Nancy Sinatra 'gangsta', aunque no debería olvidarse que ella era también su propio Lee Hazlewood, ya que escribía sus propias canciones. Detrás de la máscara aparecía una voz susurrante que entonaba con arrebatada convicción cosas como "they say that the world was built for two/Only worth living if somebody is loving you (dicen que el mundo se construyó para dos, solo vale la pena vivirlo si alguien te ama)". No es un disco redondo, incluso le puede sobrar alguna canción, pero su influencia fue tan grande y sus mejores momentos; como "Video Games", "Blue Jeans", "National Anthem", "Summertime Sadness" o la canción titular; que no podemos dudar de que estamos ante uno de los picos de su carrera, una especie de traducción musical de un antiguo melodrama de Douglas Sirk (o Todd Haynes) con los colores saturados y las emociones a flor de piel.

2. Ultraviolence (2014)

"Ultraviolence" fue una continuación extraña para "Born To Die", Lana oscurecía su paleta y entregaba su disco en blanco y negro, su obra 'noir' si se quiere, con la que la artista redoblaba la apuesta por su personaje, con la ayuda de Dan Auerbach de los Black Keys en la producción, dándole un punto amenazante, e incluso blues, a las baladas de Lana. Aquí nos presentaba de nuevo a la princesa de la Costa Oeste Americana, en concreto de California, un personaje desvalido y 'vintage', siempre en los brazos de un hombre problemático. El disco tenía una primera cara absolutamente perfecta, en la que aparecía la maravillosa "West Coast", donde una sinuosa guitarra daba paso a un tema que se ralentizaba en su acertado estribillo, algo que iba contra las reglas no escritas del 'mainstream'. Si el disco no alcanzaba la categoría de obra maestra era porque la segunda cara no lograba alcanzar el increíble nivel de la primera, aunque tampoco estaba nada mal, claro que pocos discos pueden estar a la altura de maravillas como la mencionada "West Coast", "Shades of Cool", "Brooklyn Baby" o la canción titular. Por si fuera poco, en canciones como la controvertida "Fucked My Way Up to the Top" ya comenzaba a reírse de la imagen que proyectaba la prensa sobre ella. La artista dejó claro con este "Ultraviolence" que era mucho más que el producto plano y vacío del que hablaban sus detractores.

1. Norman Fucking Rockwell! (2019)

Lizzy Grant destrozaba la cuarta pared entre Lana del Rey, el personaje, y ella misma y entregaba el siguiente gran disco americano y uno de los más imprescindibles del Siglo XXI. Se puede ver en este disco a una artista alcanzando todo su potencial, uno que ya se intuía claramente desde que lanzara "Video Games" en 2011. Se puede hablar de este disco como la carta de amor de esta neoyorquina a su tierra de adopción, California y Los Ángeles, destilando lo mejor de su esencia, con ecos de las mujeres de Laurel Canyon, los Beach Boys o Neil Young, mitos de una tierra de la que Lana del Rey se ha convertido en otra icono. Aquí están algunas de las canciones más grandes de su carrera como "Venice Bitch", "Mariners Apartment Complex", "The Greatest", "Hope Is a Dangerous Thing for a Woman Like Me to Have – but I Have It" o ese "Norman Fucking Rockwell" que empezaba el disco con una de sus frases más recordadas: "Dios mío, cariño, me follaste tan bien que casi te dije ‘te quiero’". La primera vez que lo escuché me gustó pero me pareció demasiado largo, la segunda vez quedé enamorado pero me seguía sin encajar la versión de Sublime, la tercera ya estaba convencido de que, como a los grandes discos, no le sobraba ni una coma. Desde entonces no ha hecho sino mejorar en mi valoración...

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