La salvación del rock: Quince años de "Is This It"
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La salvación del rock: Quince años de "Is This It"

Guillermo Chaparro Terleira — 30-07-2016
Fotografía — Archivo

Grabadas estas tres canciones, Raphael las guardó en una carpeta junto a otras 300 canciones de otros grupos que había copilado durante todo el año. Un cajón de sastre en el que estos temas y la propia banda habrían caído en el olvido posiblemente, si no fuera porque alguien de Rough Trade Records de Londres logró apoderarse de una copia de aquellas grabaciones, tal y como cuenta el propio Raphael en The Guardian. Aquel trío de temas llegaron a los oídos de Geoff Travis, fundador de Rough Trade Records y descubridor de bandas como Pulp o The Smiths. Le gustó tanto aquel sonido llegado de la Gran Manzana que a los pocos días estaba llamando a Gentles para hacerles una oferta que consistía en editar y publicar este EP bajo su sello y llevarles de gira por Reino Unido. La cosa se empezó a poner tan seria que Gentles dejó su trabajo en el Mercury Lounge para dedicarse únicamente a la banda.

En tierras británicas fue otro cantar. Gracias en gran parte a Travis, los conciertos eran sold outs uno tras otro y “The Modern Age”, que salió publicado el  29 de enero de 2001, consiguió ser elegido mejor single de la semana, por la prestigiosa revista NME. La misma revista  les dedicó un artículo al poco tiempo de desembarcar en Inglaterra. Todo esto mientras que en América seguían sin tener sello. Geoff Travis consiguió en poco tiempo más de los que los neoyorkinos habían conseguido en más de dos años de innumerables conciertos, grabaciones frustradas y rechazos de discográficas. Ya se sabe: nadie es profeta en su tierra.

 

En tierras británicas fue otro cantar. Gracias en gran parte a Travis, los conciertos eran sold outs uno tras otro y “The Modern Age”, que salió publicado el  29 de enero de 2001, consiguió ser elegido mejor single de la semana, por la prestigiosa revista NME. La misma revista  les dedicó un artículo al poco tiempo de desembarcar en Inglaterra. Todo esto mientras que en América seguían sin tener sello. Geoff Travis consiguió en poco tiempo más de los que los neoyorkinos habían conseguido en más de dos años de innumerables conciertos, grabaciones frustradas y rechazos de discográficas. Ya se sabe: nadie es profeta en su tierra.

 

 

The Strokes

Anhelando a un salvador

Que una revista como NME te dedique un artículo es un empujón importante para tu carrera. Pero si además te sacan en portada dos veces en un periodo de tres meses, eso puede ser una catapulta inmediata hacia lo más alto del panorama musical, y es justo lo que pasó con The Strokes. Echando la vista atrás, es innegable afirmar que el éxito inmediato de la banda neoyorkina se debe, en buena parte, al entusiasmo y respaldo que obtuvo de la prensa musical.

Nikolai justifica este acto de fe por parte de los británicos hacia ellos haciendo referencia a que “en el Reino Unido están mucho más abiertos a hablar de bandas nuevas y, desde luego, mucho más ansiosos por descubrir nueva música que la prensa estadounidense. Por eso no era extraño que se fijaran en nosotros y nos brindaran su apoyo”. Pero aparte de esa mentalidad abierta, había algo más en el interés de la prensa inglesa. La llegada de Strokes a la escena musical no solo supuso el simple debut de cinco chavales americanos con intención de rocanrolear. Fue un halo de esperanza en medio del panorama musical mayoritario en aquel momento. Tal y como cuenta James Oldham, antiguo editor de NME, en una entrevista realizada para Pitchfork: “Se hacía difícil llenar cada semana las páginas de la revista. Las dos tendencias predominantes eran el nu metal, con grupos como Linkin Park, o grupos y cantautores sensiblones, como Travis o Embrace, que tenían un par de buenas canciones pero se hacían aburridos”. Ante esta situación, es fácil entender que cuando llegaron los primeros sonidos de The Strokes a las orejas de tipos como Oldham, estos mismos los presentaran como los salvadores del rock and roll que tanto estaban esperando.

 

 

The Strokes

"Una banda del pasado que hiciera un viaje al futuro para hacer su disco"

Con la conquista de las tierras británica y el apodo de “la gran esperanza blanca del rock and roll”, los Strokes volvieron  a Estados Unidos con un gran recibimiento de las discográficas en forma de ofertas. Era tal el entusiasmo que la revista Rolling Stone hablaba de ellos sin ni siquiera tener todavía un álbum. Y ese precisamente era el objetivo de la banda en ese momento: grabar su primer LP. Llegaban numerosas ofertas de discográficas importantes y también de estudios independientes. Pero las primeras no convencían al grupo y las segundas no tenían dinero suficiente para pagarles. Lo que son las cosas, ahora eran The Strokes quien enviaba cartas de rechazo.

Ninguna de las propuestas convencía al grupo hasta que recibieron la llamada de un viejo conocido, Rough Trade Records, para grabar con su sello y bajo la producción de Gil Norton (Pixies, Foo Fighters). Debido a su reciente grata experiencia en la edición de su EP con el estudio londinense aceptaron la oferta. Aunque la banda no estaba del toda convencida de la producción de Norton, por eso Julian intentó convencer a Raphael para que se posicionara como su productor. Pero éste, con la intención de evitar meterse en líos con Rough Trade y Norton, rechazó la oferta. A lo que Julian respondió con un conciso “¡Que te jodan!”.

La grabación comenzó y los temores de la banda acerca de Norton se iban materializando día tras día y la sensación de insatisfacción empezaba a predominar en el estudio. “Demasiado limpio”. “Demasiado pretencioso”. Ni rastro del sucio y atractivo sonido, que aquella habitación cutre y sin apenas tecnología del estudio de Raphael ,había conseguido sacar. Al final el enfrentamiento de egos entre productor y banda acabó con las tres canciones que tenían grabadas en la basura y rompiendo el acuerdo con Rough Trade Records. Vuelta a empezar.

Mientras Gentles y sus chicos seguían mirando ofertas, ofrecieron una serie de conciertos por Estados Unidos, esta vez con las salas llenas y pagando buenas cantidades de dinero por las entradas. Fue durante esos bolos cuando Steve Ralbovsky, vicepresidente de RCA Records, empezó a mostrar interés por ellos. Después de tres conciertos, el último escuchado desde fuera del local Bowery Ballroom de Nueva York a través de una ventana debido al llenazo, Ralbovsky decidió reunirse con ellos para hacerles una oferta antes de que iniciarán un tour de conciertos por Manchester. Tras finalizar esta gira, The Strokes anunciaban su acuerdo con RCA.

Ya con sello en su tierra natal se pusieron manos a la obra. Volvieron a contactar con Raphael para la producción y esta vez sí aceptó. Julian tan solo le dio una indicación: "queremos sonar como una banda del pasado que hiciera un viaje al futuro para hacer su disco". Con este objetivo marcado, empezó un proceso de grabación que se presentaba excitante pero difícil por toda la expectación que había alrededor. “Todos teníamos la sensación de que el mundo entero nos estuviera mirando expectante a ver qué pasaba”, confesaba Raphael años después.

Durante seis semanas (marzo y abril del 2001), el grupo volvió al East Village de Manhattan para grabar en aquella lúgubre habitación de los estudios Trasnporterraum que tan buenos frutos les había dado. Los conocimientos en música industrial de Raphael fueron la clave para encontrar lo que no conseguieron con Norton. La banda buscaba un sonido que se acercase lo más posible a sus directos. Para ello tomaron la idea de “eficacia cruda” de Casablancas y únicamente grababan las canciones una sola vez (No tenían el tiempo suficiente para hacer un disco perfecto por lo que convirtieron ese contratiempo en virtud y marca personal el álbum). Aquel sonido garagero y destructivo que comenzaba a germinar de las tripas de aquella habitación no era apto para sibaritas de la industria y cuando el delegado de RCA apareció para ver cómo estaba yendo su inversión, este salió muy descontentos con el resultado y Raphael recibió todas las represalías: “Me dijeron que era horrible, que sonaba poco profesional, y yo estaba arruinando la voz de Julian matando cualquier posibilidad de que la banda tuviera una trayectoria”. Finalmente, la labia de Casablancas y una cinta que entregó a la dirección de RCA con unos temas perfectamente pulidos convenció al sello para seguir otorgando plenos poderes de la grabación al grupo y a Raphael.

De aquellos días de grabación, el productor recuerda que, pese a no ser sesiones y ensayos musicalmente perfectos, se respiraba y se sentía una magia y una emoción que en aquellos tiempos se echaba en falta en los grandes estudios con las bandas de renombre. Todo ello acompañado de una gran profesionalidad y un genial talento, en especial por parte de Julian que, tal y como cuenta Raphael, era capaz de haber bebido 13 cervezas y estar con los ojos cerrados y despertarse en cualquier momento para corregir un golpe de batería a destiempo.

“Is This It” fue el resultado de todo aquello.

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