Durante ese tiempo detectó un alto nivel de sufrimiento en los profesionales que trabajaban en la industria, lo que la impulsó a estudiar psicología y a especializarse para poder aliviarlo. Hoy, tiene una consulta privada (M.I. Therapy) desde la que atiende principalmente a músicos, además imparte talleres y consultorías a empresas del sector, con las que también colabora para brindar apoyo al personal de grandes giras.
Podrías empezar hablándonos un poco acerca de tus inicios y motivaciones para especializarte como psicóloga dedicada principalmente a la industria musical.
Entre otras cosas, empecé a observar que había mucho arte que se quedaba por el camino debido al sufrimiento. Los motivos eran muchos y variados: bloqueos creativos, personas con tinnitus que tenían que estar en sitios con música alta... Eso les disparaba la ansiedad, adicciones, estrés producido por la alta exposición… A todo ello se añadía el problema de que, cuando estas personas acudían a psiquiatras o terapeutas que no conocían en profundidad el sector, se las recomendaba cambiar de trabajo. Era algo que me sorprendía bastante y lo que a mí me llegaba era que esos profesionales médicos, aunque fueran buenos en lo que hacían, no se daban cuenta de algo que para mí es fundamental y es que, para muchos de los que se dedican a la música, su trabajo no es simplemente un trabajo. Es su identidad. Hoy las personas que llegan a mi consulta saben que es un lugar en el que se van a sentir comprendidas y no juzgadas, por ejemplo, por no dormir, tomar sustancias o por estar semanas fuera de su casa en lugar de con su familia. Esto es algo muy importante, porque este trabajo es así y estas cosas forman parte de su idiosincrasia.
“Todos mis pacientes demandan ‘estar tranquilos’”
Tras tantos años trabajando en la industria, ¿podrías contarnos cuáles son tus percepciones sobre el estado actual de la salud mental de los que trabajan en ella?
Podría decir que en la actualidad la parte del directo es la que más sufre, porque también es la que más impacto económico tiene. Si hablamos por segmentos, los músicos sienten que hay mucha presión y exposición. Por otra parte, managers, bookers y demás puestos similares también sienten esa presión, además tienen un alto nivel de exigencia y se suelen culpar mucho de lo que sucede a su alrededor. Si hablamos de los técnicos, veo que hay mucho sufrimiento invisibilizado.
¿Cuándo decide un profesional ir a tu consulta? ¿Qué les lleva hasta tu puerta?
Debo decir que cada vez vienen antes. En los últimos años en eso sí hemos evolucionado. Al principio venían después de haber tocado fondo dos o tres veces, sin haber visto a ningún profesional o con varios diagnósticos que se solapaban, incluso habiendo tenido ya sustos a nivel físico y estando a punto de dejar la carrera. Ahora vienen cuando sienten que hay algo, alguna dificultad, algún síntoma o algún bloqueo o sufrimiento que les está impidiendo dar lo mejor de ellos o de ellas en su profesión o que les está dificultando la vida a nivel relacional. Lo que es cierto es que casi todos priorizan el desarrollo de su carrera profesional ante su vida personal. Aunque, como decía antes, no están tan alejadas una de otra.
Además de esto, ¿hay algo más que todos tus pacientes tengan en común?
Pues sí, el burnout debido a un estrés sostenido durante mucho tiempo. Estrés crónico y que justamente se ha dado más después de la pandemia. También el que todos demandan “estar tranquilos”, sentirse bien con lo que hacen. Yo lo interpreto más como una necesidad de estar presente. Conectados con el cuerpo, experimentar emociones agradables. Sentirse en plenitud, que no es lo mismo que sentir felicidad.
¿Cómo crees que podemos mejorar la salud mental de la industria?
En la industria de la música se unen las presiones del sector, con los problemas de salud mental y un alto porcentaje de neurodiversidad. Entonces, siento que sería beneficioso que hubiera talleres y espacios seguros dentro de la industria, en las compañías, en los tours o en los festivales, en los que promover herramientas para mejorar la salud mental. Introducir directorios de profesionales y servicios bonificados de sesiones de terapia especializada son otras iniciativas que deberían incorporarse. Vamos bien pero nos queda mucho camino por recorrer.
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