“Escalofrío” (1977)
Dirigida por Carlos Puerto, Juan Piquer Simón fue el productor, director artístico y muchas cosas más de la que es una de las joyas a nivel mundial de cine satánico. Con ideas de puesta en escena y de guión brillantísimas (las apariciones de una muñeca diabólica con vida propia, los apuntes sobre el canibalismo de los miembros de la secta diabólica, el final a lo “La semilla del diablo”), “Escalofrío”, conocida en Estados Unidos como “Satan’s Blood” y “Don’t Panic”, es una película con un bendito sentido del nonsense que la hace aun más disfrutable. Si a eso le sumamos un prólogo memorable a cargo de Fernando Jiménez del Oso sobre las sectas satánicas, su carácter erótico festivo, algunos momentos gore muy chulos y unas guapísimas Sandra Alberti y Mariana Karr, la cosas es de traca. Título a redescubrir desde ya.
“Supersonic Man” (1979)
Juan Piquer Simón es uno de los padres del exploit español, y quizás “Supersonic Man” sea el ejemplo más claro. Esta versión de serie b que bordea el trash más absoluto nació de las ganas de explotar el filón de “Superman”, estrenada un año antes. El resultado es un delirio hecho cine con varias cosas para el recuerdo: el villano loquísimo interpretado por Cameron Mitchell, una banda sonora en plan música disco muy bizarre, unos FX de baratillo pero muy entrañables, y grandes papeles secundarios de José María Caffarel y Frank Braña.
“Misterio en la isla de los monstruos” (1981)
Esta es una película de la que conviene guardar la primera impresión que te dio cuando la viste de niño. Y es que si ya sobrepasas las treintena, como es mi casi, seguro que la viste más de una vez de chaval. Lo de conservar la primera impresión lo digo porque vista ahora es muy naïf, pero no se le puede negar un amor ciego por el género de aventuras de alma bis que presenta este divertido mash up de Julio Verne (Simón dirigió tres películas basadas en obras del escritor francés). Con un reparto de lujo, ahí están Terence Stamp y Peter Cushing, siempre recordaré la impresión que me dio la peque la aparición de los monstruos marinos cubiertos de algas. Ojo a la presencia de Ana Obregón en la peli como una de las protas femeninas, eso si, yo me quedo de largo con su otra partenaire, la guapísima Blanca Estrada.
“Mil gritos tiene la noche” (1982)
Vamos a por la joya de la corona de la filmografía de Juan Piquer Simón. “Mil gritos tiene la noche” es un slasher muy pasado de vueltas que guiña el ojo a “Halloween” y a “Viernes 13” y a los giallos italianos de los setenta. Con momentos que bordean el trash (la aparición del karateca es inolvidable), la peli no ha perdido un ápice de frescura con el paso de los años, y vista hoy resulta igual de divertida y sanguinaria. Conocida en los Estados Unidos como “Pieces” (donde es considerada una obra de culto), “Mil gritos tiene la noche” es uno de los slashers más agradecidos y libres de los ochenta, y presenta a un Juan Piquer Simón inspiradísimo a la hora de planificar los asesinatos (el de la mini piscina de masaje es uno mis favoritos).
Eso si, os pongo por aquí toda la secuencia inicial de la película, uno de los inicios más over the top y más sonados del slasher de los ochenta. Dos minutos gloriosos, una pequeña obra maestra.
“Slugs, muerte viscosa” (1988)
Esta es una favorita personal. Y es que considero que “Slugs, muerte viscosa” es una de las mejores monster movies que se han hecho en este país. Con unos excelentes FX de Basilio Cortijo, Carlo Di Marchis y Gonzalo Gonzalo (se llevaron el Goya ese año), las babosas asesinas daban mucho asco y miedín, y protagonizaban más de una muerte para el recuerdo (la de la pareja de jóvenes que son comidos vivos por las bababosas tras echar un polvo es mi preferida). Resumiendo, “Slugs, muerte viscosa” es otro de esos dignos exploits que Juan Piquer Simón sabía facturar tan bien, con un sentido de la diversión muy malvado, y, por ende, muy agradecido por los fans del cine de género.
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