¿Cómo surgió la idea de "Una luz abrasadora, el sol y todo lo demás"?
Trabajé como guionista del documental de Grant Gee sobre Joy Division. Durante el proceso de documentación y redacción entrevisté a muchísima gente del entorno del grupo, incluidos Bernard Sumner, Peter Hook y Stephen Morris. Tenía horas y horas de entrevistas grabadas con ellos. Hubiera sido una lástima que todo aquello no hubiera visto la luz.
Y entonces te pusiste a transcribir.
Sí. Además, rápidamente tuve claro que debía ser una historia oral, un formato que nunca había usado pero que me encanta. De todas las maneras de escribir la historia de un grupo, al ceder la voz al protagonista y diluir la tuya como autor, me parece la más honesta, sincera y fiel a los hechos. Y yo lo que quería con el libro es que la gente pudiera sentir la historia como si la estuviera viviendo en primera persona, aquí y ahora.
"Joy Division son una de las bandas más influyentes de todos los tiempos”
¿Cuál crees que es el impacto de Joy Division en la historia de la música?
Muchísimo. Si hablamos de pop y de rock, sinceramente lo digo, creo que son una de las bandas más influyentes de todos los tiempos. Grabaron tan solo dos discos pero es que esos dos discos son obras maestras. Eran buenísimos, ya está. No hay debate al respecto.
Los viste en directo. ¿Cómo eran sobre el escenario?
He visto, como puedes imaginarte, a millares de grupos en directo, pero ninguno tan intenso como Joy Division. Había un elemento de intriga y peligro en su propuesta. La sensación era que en cualquier momento podía pasar cualquier cosa.
¿Por qué nos fascina tanto la figura de Ian Curtis?
Porque era un joven de talento extraordinario que se fue demasiado pronto. En este sentido es una figura parecida a la de James Dean o Kurt Cobain, jóvenes con un magnetismo especial.
Y una muerte trágica...
Se puede especular mucho sobre los motivos que llevaron a Ian a suicidarse, pero yo estoy convencido de que la causa principal fue su enfermedad, la epilepsia. Por aquella época sufría ataques constantemente y el tratamiento que estaba siguiendo no funcionaba. Eso lo estaba destrozando, afectándolo, desde lo afectivo a la música, en todos los aspectos de su vida.
¿Cómo era Manchester en aquel entonces?
Una ciudad extremadamente gris, pobre y dura. No había futuro, literalmente. Lo peor es que, con el Brexit, vamos a retornar a la misma situación social. Una verdadera lástima. Por nada del mundo siento nostalgia de aquellos días. Lo pasé muy bien y viví grandes momentos, pero prefiero centrarme en el presente, en el aquí y en el ahora.
Has dedicado el libro a Tony Wilson, fundador de Factory Records y propietario de la mítica sala The Haçienda y uno de los hombres fundamentales en la irrupción de la escena musical de Manchester en los años setenta y ochenta.
Tony Wilson es una de las figuras más importantes en mi vida, por eso le dedico el libro, más tratándose de la historia de Joy Division. Eran los años setenta, todos éramos extremadamente pobres y Tony Wilson, que también era productor de televisión, me propuso mudarme a Manchester y trabajar en uno de sus programas. Trabajar entonces en la televisión era como si te hubiera tocado la lotería. Creo que en el fondo lo que quería era que escribiera de sus grupos en las revistas en las que colaboraba. Cuando llegué a Manchester estuve dos meses viviendo en su casa. Seguramente, los dos meses más locos de mi vida.
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