A sus treinta y seis años de edad, Javier Macipe lleva dos nominaciones a los Goya en el apartado de cortometraje, un género en el que se ha prodigado bastante en los últimos años. Sin embargo, este Capitán Achab de largas patillas tenía su ballena blanca siempre presente: “La estrella azul”, película basada en la figura del líder de Más Birras, Mauricio Aznar, fallecido en el año 2000.
Después de un proceso que trasciende el calificativo de arduo, “La estrella azul” se estrenó en el pasado Festival de San Sebastián y se llevó dos premios: el Jurado de la Juventud y Cooperación Española, además de coleccionar emotivas ovaciones y valoraciones.
Llevas diez años con este proyecto, pero la idea te rondaba desde antes. ¿Cómo veías de pequeño a Mauricio, tu vecino en el barrio de Casablanca?
No tengo el recuerdo de haberlo visto, aunque vivíamos muy cerca y seguro que nos cruzamos. Para mí era una voz que sonaba muy a menudo en mi casa, y sus canciones me emocionaban desde niño. Las cantaba siempre.
“Mauricio Aznar tuvo que elegir entre el corazón o el pragmatismo, y no dudó mucho”
¿Hasta qué punto te ha afectado musicalmente este rodaje?
Más que el rodaje ha sido todo el proceso. Han pasado dieciocho años desde que la madre de Mauricio me dio la idea de hacer la película, y diez desde que empecé a trabajar en ella con la documentación y el guion. Me ha transformado el gusto, y también como intérprete. Prácticamente no escucho otra música que no sea folklore del interior y el norte de Argentina.
¿Cuál es la ruta de ese enamoramiento musical?
Empecé como el propio Mauricio, por Atahualpa Yupanqui, seguí con Mercedes Sosa y luego ya he pasado a los Carabajal, el Dúo Coplanacu, Los Manseros Santiagueños… Hay una riqueza musical inabarcable. Tengo unas doscientas cintas que escuchaba Mauricio. Me las dio su novia. Poder compartir con Cuti o Peteco Carabajal, viviendo semanas enteras en su casa, aprendí mucho.
¿Qué te hizo decantarse por Pepe Lorente para el papel? No hay tanto parecido físico…
Aparte de ser un gran actor, pasó muy bien la prueba musical, pero lo decisivo fue algo espiritual: le pedí que cerrara los ojos, se concentrara y tras un buen rato, cuando sintiera al personaje de Mauricio, dijera lo que quisiera. Fue tan impresionante lo que dijo y como lo dijo, que entendí que Mauricio le había elegido. En cuanto al físico, me parecía secundario un mayor o menor parecido, la verdad.
En el estreno donostiarra, lloraste tras la ovación del público. ¿Llevabas mucho tiempo conteniendo las emociones?
Me sorprendió mi propia reacción, no suelo romper a llorar de esa manera. Ahí me di cuenta de que, a veces, guardamos muchas capas de tensión sin ser conscientes de ello. He pasado mucho miedo, fueron unas cuantas las veces en que pensé que la película no saldría adelante, y encontrarnos aquella reacción tan calurosa en un festival como San Sebastián… Bueno, no olvidaré ese momento en lo que me quede de vida.
¿Por qué no triunfó Mauricio Aznar? ¿O sí triunfó?
Si triunfar es hacerse rico, no triunfó. Si es un asunto de dejar huella con tus canciones, es un gran triunfador. Si su vida hubiera sido más larga creo que hubiera tenido una posición económica más holgada. Por otro lado, tomó la decisión de abandonar el camino comercial que llevaban Más Birras, y esa decisión es lo que le hace merecedor de una película. Fue un puente que han cruzado grandes músicos. Como todo el mundo, Mauricio Aznar tuvo que elegir entre el corazón o el pragmatismo, y no dudó mucho.
Bunbury ha vuelto a hacer “Apuesta por el rock and roll” en sus conciertos, y ha visto ya la película. ¿Qué te dijo de la canción y del propio filme?
Vi la película con él, le vi emocionarse… Si me lo hubiera dicho de adolescente, no me lo hubiera creído. Mauricio era una figura de respeto para su generación, que era un poco más joven. Lo respetaban muchísimo, y conversando con él sobre “Apuesta por el rock and roll” me decía que ha sido un emblema en su trayectoria, Nos hace un gran favor cantándola de nuevo en sus conciertos, a la película y a la memoria de Mauricio. Además de gran artista, es una gran persona: a mí me ha apoyado mucho en el plano moral. Le encantó el trabajo de Pepe, dijo que no interpretaba a un músico, sino que parecía un músico.
¿Tienen Yupanqui y Mercedes Sosa el reconocimiento que merecen?
Sí, sobre todo de las generaciones anteriores a la nuestra. Los músicos los respetan mucho: Silvio Rodríguez, por ejemplo, los adora, sobre todo a Yupanqui. Por cierto, la obra literaria de Yupanqui se conoce menos, y también es extraordinaria.
Tú también es músico. ¿Pensaste alguna vez en dedicarse profesionalmente a la guitarra?
Cuando estudiaba en Madrid le ponía tanta energía a la música como al cine. Llegamos a grabar un disco producido por Rafa Domínguez, ex guitarrista de Bunbury. En esta película, la faceta musical ha sido una gran ayuda para mí, tanto para apoyar a Pepe Lorente como para aplicar ciertas rítmicas al montaje. La guitarra siempre está a mi lado. Ahora vamos a dar conciertos al hilo de la película, por cierto.
¿Por qué esta película es universal, partiendo de una figura que no lo fue?
Porque cuando una película se centra en una figura famosa, Elvis por ejemplo, termina interesando solamente a sus fans. Como nuestro músico es anónimo para el gran público, no hemos hecho realmente un biopic. Podría ser un personaje que no hubiera existido. De hecho, creo que la están disfrutando más las personas que vienen sin saber mucho de Mauricio Aznar, Más Birras o Almagato, el grupo de folclore argentino en el que se integró al final de su vida.
¿Cómo has conseguido que los números musicales de la película suenen así? Es una experiencia literalmente inmersiva…
Me encanta ese adjetivo, porque hemos puesto mucha energía ahí. Muchos ensayos, maestros de guitarra y canto trabajando con Pepe, de los músicos e ingenieros de sonido, analizando las películas con números musicales, incluyendo los conciertos de The Rolling Stones con Scorsese… Investigamos mucho para captar la sensación de estar dentro de un concierto, no idealizando la experiencia de la música en directo.
¿Qué es lo más bonito que te han dicho de la película hasta ahora?
Una mujer argentina me dijo que tuvo que emigrar de allá, estaba peleada con su país, y la película le había puesto en paz con Argentina. En San Sebastián, una mujer me dijo que llevaba tiempo deprimida y que la película le había devuelto la sonrisa, y dos personas a las que no conocía me escribieron para decirme que, tras ver la película, se compraron billetes de avión para repetir el viaje de Mauricio.
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