Entrevista a Manuel de la Fuente, autor de “Frank Zappa. Obra lírica completa”
EspecialesManuel De La Fuente

Entrevista a Manuel de la Fuente, autor de “Frank Zappa. Obra lírica completa”

Miguel Amorós — 30-01-2025
Empresa — Libros del Kultrum
Fotografía — Archivo

Se edita, por fin, el libro que todo fan del genio habría querido tener: “Frank Zappa. Obra lírica completa - Todas sus canciones en edición bilingüe”(Libros del Kultrum, 24). Véanse si no los firmantes de los textos que aparecen en una pequeña solapa añadida al libro: El Gran Wyoming, Kiko Veneno, Julián Hernández, Pablo Carbonell y Juan Soto Ivars. Todos ellos corroboran la necesidad de este tesoro.

Por mi parte diré que cuando me llegó la información de este libro, lo primero que pensé fue: ¿Quién ha sido el insensato que se ha enfrentado a semejante locura? Libros del Kultrum, en una edición de tapa dura y seiscientas ocho páginas. Pero cuando comprobé que detrás de la edición y traducción estaba Manuel de la Fuente, lo entendí todo. Este profesor de Comunicación Audiovisual en la Universidad de Valencia, especializado en cine y cultura popular, lleva años dedicado al estudio de la obra del gran iconoclasta. Suyos son los libros “Frank Zappa en el infierno. El rock como movilización para la disidencia política” (06) y “La música se resiste a morir: Frank Zappa Biografía no autorizada” (21), así como las traducciones de sus memorias, “La verdadera historia de Frank Zappa” (14) y las de su secretaria Pauline Butcher “¡Alucina! Mi vida con Frank Zappa” (16). Personalmente no se me ocurre nadie mejor que él para afrontar ese enorme reto. Para hablar sobre esta magna obra, quedamos una larga mañana con el autor y tuvimos una agradable charla que podría haber continuado horas y horas. Aquí tienen un fragmento.

“Zappa no es un fin, sino un medio para despertar el espíritu crítico”

¿Cómo prefieres que te definamos: fan, estudioso de la obra de Frank Zappa o, como he leído por ahí, Zappólogo?
Igual que están admitidos los términos shakespeariano o berlanguiano, el adjetivo para indicar “perteneciente o relativo a Frank Zappa” sería “zappiano”. De hecho, tengo previsto realizar la solicitud a la RAE para incorporar el término.

¿Nace el libro como un encargo o como un empeño personal?
Cuando me puse a trabajar a Zappa vi que había un enorme vacío bibliográfico. Se habían publicado libros, pero faltaban estudios de la misma forma que en el cine, por ejemplo, se hacen de estudios de películas o biografías. No me cuadraba la importancia de este personaje, cuya obra define gran parte de la historia cultural de la segunda mitad del siglo XX, con esa falta de información. Por eso hice mi primer libro sobre él en 2006, a partir de mi tesis doctoral. A partir de ahí se consiguieron los permisos para editar las memorias de Zappa y las de Pauline. Después escribí la biografía no autorizada, pero, mientras iba haciendo todo esto, surgió la idea de editar el cancionero bilingüe. Lo más sorprendente es que no existía hasta la fecha, ni siquiera en inglés. Como indico en la introducción del libro, hay uno en dos volúmenes en alemán, pero faltaban discos, los libretos o una edición crítica.

Es muy interesante eso que dices, porque tu libro en realidad son dos. Por un lado está el inmenso trabajo de traducir todas las letras y, por el otro, la contextualización de cada uno de los discos. Eso nos permite entender el sentido de algunas canciones, los personajes inventados que Zappa utiliza o los juegos de palabras...
Me gusta que lo veas así. Cuando redacté las introducciones a los discos, lo hice de tal manera que, leídas seguidas, funcionaran como una biografía abreviada.

[En este momento se incorpora a la conversación Julián Viñuales, responsable de Libros del Kultrum, editorial que publica el libro]

Se trata de la primera ocasión en la que se edita el cancionero completo. ¿Los derechos permitirían publicarlo en otros idiomas?
Ha sido una carrera llena de contratiempos. Empezamos hablando con Gail [esposa de Zappa], pero falleció en 2015. Después hubo un cambio de editoriales en España. Entremedio pasaron una serie de sub-empresas, incluidos cambios de las personas responsables, algo desesperante... Por fin, en febrero, ya tuvimos el visto bueno. Ahora podemos decir que tenemos los derechos mundiales en lengua castellana, aunque no sabemos si podremos vender los derechos en otras lenguas. El proyecto alcanza poder hacerlo hasta en veinte idiomas.

[Volvemos a Manuel]

¿Ha sido complicado traducir esos casi cuatrocientos textos?
La traducción es un diálogo con el texto que tienes delante. Ese diálogo consiste en preguntarte: “¿Cómo se diría esto en mi idioma y cómo lo diría el autor?”. Contrariamente a lo que se cree, la literalidad es lo menos fiel al texto. Si lo haces así, pierdes el sentido de lo que se está diciendo. Además, las construcciones sintácticas en inglés son muy distintas al español. También ocurre que históricamente los cancioneros se han traducido con bastante literalidad. Y, sin ánimo de ofender y valorando ese gran trabajo, con Zappa no se podía hacer así, porque además utiliza mucho el argot americano. Mi traducción sigue más el precepto que se utiliza en las traducciones de los autores literarios.

Aunque está descrito en el libro, ¿qué se entiende como “obra lírica completa”?
Era difícil fijar cuál era el canon de su obra lírica completa. Básicamente significa que son todas las canciones y textos que Zappa publicó en sus discos, desde “Freak Out” hasta los que dejó preparados para su edición póstuma, que acaba con “Civilization Phase III”. Quedan fuera los otros discos que han salido después de su fallecimiento, las grabaciones que dejó almacenadas y descartadas para su publicación. Y después ordenar todos esos discos. Al final han sido cuarenta y un capítulos que incluyen cuarenta y cuatro álbumes que suman unos cuatrocientos textos. Porque a las canciones hay que añadirles las introducciones habladas, los libretos y los diálogos que se dan, así que es algo complejo de recontar. A Zappa se le acreditan unas ochocientas canciones de las que alrededor de la mitad son instrumentales.

Como Julián Hernández (Siniestro Total) dice en el prólogo del libro “Zappa vio grietas en el sistema y largó todo lo que quiso y más sobre sus temas políticos favoritos: la democracia americana, la brutalidad policial, el delirio de la industria militar, los grupos religiosos, la injerencia insaciable en política internacional, los lobbies del poder, la mayoría moral y demás daños colaterales que el sueño americano produjo y sigue produciendo”. ¿Dirías que los temas sobre los que hablaban las canciones de Zappa fueron cambiando con el tiempo?
En el libro se puede comprobar una evolución como letrista, en el sentido de que va desarrollando diferentes ejes temáticos. En una primera etapa se dedica a una “canción protesta”, pero que cuestiona a la propia canción protesta al uso. Utiliza música de vanguardia con letras que ridiculizan las baladas, críticas a la industria musical o a la escena folk del momento. También se burla del rock particularizado en las canciones de amor, en las groupies y en el sexo, satirizando los estereotipos y creando una contra-historia del rock. Después cambia hacia la procacidad y se dedica a caricaturizar más ácidamente los discursos oficiales. Pasa también por una fase en la que, fundamentalmente, critica a la industria del rock para, a partir de un momento dado, iniciar una lucha contra el reaganismo y la escena política del momento. Todo ello siempre con el humor como herramienta de reflexión, ridiculizando a la autoridad y a los discursos oficiales. La finalidad es similar a la de François Rabelais: desmontar con retratos grotescos y lenguaje desvergonzado la estupidez humana.

Recuerdo haber leído, y tú me lo confirmarás, que una vez dijo que no existen palabras “sucias”, que todas las palabras están en el diccionario y que cada una tiene su significado, así que ¿por qué no utilizarlas?
Exacto, afirmaba que eran: “un invento del gobierno y de las instituciones religiosas para mantenerte estúpido”. Cuando utilizas un lenguaje directo, que es el que utiliza la gente normal, te conviertes en cronista de tu tiempo. Por eso yo lo entronco con la tradición literaria. Eso es como criticar a Francisco de Quevedo por escribir el romance “Boda de negros” o el soneto “Desengaño de las mujeres”, en el que utiliza la palabra “puto/a” en todos los versos. Por eso en la introducción del libro vinculo a Zappa con la tradición de François Rabelais. Si lees “Gargantúa y Pantagruel” verás que se utiliza un lenguaje procaz, escatológico, con neologismos, sentidos implícitos y juegos de palabras, que es lo que hace Zappa. Y aunque nunca confesara haber leído a Rabelais, ese silencio no prueba nada: también negó haber tocado con Pink Floyd y posteriormente salió a la luz una grabación en vídeo que desmentía esa negativa. Lo que diga un autor sobre su obra, en cuestiones de análisis, es irrelevante. Resulta evidente que, cuando menos, conocía “Gargantúa”, dado que hablamos de un clásico absoluto de la literatura mundial, Zappa completó los estudios obligatorios y su maestro Varèse trabajó en un poema sinfónico basado en esta obra. Además, sí nos consta que conocía “Ubú Rey” de Alfred Jarry y el dadaísmo, ambos transmisores del estilo de Rabelais para los lectores contemporáneos. Pero, sobre todo, los rasgos textuales en las canciones de Zappa desvelan de manera incuestionable esa huella rabelesiana. Que la hubiera adquirido de forma directa o indirecta, consciente o inconscientemente, es lo de menos.

"Zappa te hace ser consciente de que estás siendo manipulado. Después puedes actuar al respecto o no, todo está bien, pero debes tener la información"

Pese a la densidad de su obra, sorprende que únicamente fuese nominado en los Grammy en nueve ocasiones y solamente le otorgasen dos. Uno por mejor envoltorio del "Civilization Phaze III" y otro por el disco instrumental “Jazz From Hell”. ¿Dirías que la industria no le perdonó su crítica constante?
Exactamente. Era un artista invisibilizado por la industria. La peor censura que existe es la que sufrió él, la invisibilidad. En algún disco le censuraron algún verso, pero eso a veces eso tiene un efecto contrario. Pero si invisibilizas al autor manteniéndolo al margen de los circuitos de distribución mayoritarios, esa es la peor censura. Por eso, para poder decir lo que quería, se tuvo que buscar la vida, editar y producirse sus discos, fundar su propio sello, crearse su estudio y buscarse los medios de distribución. Hubo un tiempo en que él mismo tenía que vender sus discos por correo.

Esto que dices de la censura, me recuerda la explicación del porqué compuso “Trouble Every Day”: “Escribí esta canción mientras se producían los disturbios de Watts en Los Ángeles. Me mosqueó cómo lo cubrían los medios, su manera de presentarlo como si fuera un espectáculo. Se trataba de un tema muy serio y con la gente desesperada. Las noticias ofrecieron una cobertura nefasta. Intenté dar con alguna discográfica que quisiera grabarla, pero me dieron un no rotundo en cinco sitios”. ¡Una canción de 1966 que retrata lo mismo que ocurre en la actualidad!
Eso es justamente lo que tienen los clásicos, por eso insisto en que a Zappa había que situarlo en el ámbito literario. Cervantes, por ejemplo, cuando escribe “El Quijote” está haciendo una crítica social de la época contra la corrupción, la injusticia y la hipocresía. Él quería ser poeta, pero hace una novela humorística que ridiculiza a la España de su tiempo. La gente la leía y se descojonaba. Cuando habla de los molinos de viento está haciendo una crítica a los Fugger, los banqueros de Carlos V que habían incidido en el campesinado castellano; de este modo, cuando ataca a los molinos, en la época tenía un efecto similar a haber arremetido en el siglo XX contra el World Trade Center. Normalmente el arte está pegado a un contexto y su grandeza radica en su capacidad para trascender ese contexto particular para convertirse en un texto universal, intemporal. El “Guernica” de Picasso es un cuadro realizado para intervenir en la Guerra Civil, pero se convierte en un símbolo contra cualquier guerra. Por eso a Zappa había que rescatarlo, porque en sus textos está hablando de nuestro presente y trasciende su tiempo.

Te podría pedir una definición de Zappa, pero mejor extraigo una de tu libro: “Artista genial y transgresor que dinamitó todas las convenciones y exploró infinidad de vías expresivas hasta su último aliento”.
Zappa te hace ser consciente de que estás siendo manipulado. Después puedes actuar al respecto o no, todo está bien, pero debes tener la información. Aunque sus textos puedan ser humorísticos, en el fondo lo que transmite es un modo de estar en el mundo, una ética de pensar por ti mismo, de no creerte lo que te digan los medios de comunicación que, además, están manejados por los poderes económicos y políticos. Debes tener tu propia libertad de criterio. Y eso no es algo que esté reñido con el entretenimiento y el humor. Para mí Zappa no es un fin, sino un medio para despertar el espíritu crítico. Esto es algo que piensan muchos fans: ¡cuánto se le echa de menos y qué curiosidad por saber lo que diría hoy en día!

 

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.