Estudios de grabación: donde se cocina la música (2)
Especiales

Estudios de grabación: donde se cocina la música (2)

José Carlos Peña — 09-05-2016
Fotografía — Archivo

Desde 2008 / Madrid / 300 metros cuadrados, sala de 60 metros

Discos de referencia:  “Paramales” (Xoel López), “Rojo es peligro” (Nudozurdo), “Ultraviolet Catastrophy” (Hola A Todo El Mundo), “Dos amigos” (Xoel López), “Rojo es peligro” (Nudozurdo), “Ultraviolet Catastrophy” (Hola A Todo El Mundo), “Dos amigos” (Modelo De Respuesta Polar).

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Luca Petricca y Kharim Burkhalter, productores y técnicos con más de diez años de experiencia, deciden abrir su propio estudio en 2008, con la intención de colaborar en crear escena y apoyar algún tipo de revolución artística e independiente”.  Inspirados por lo que veían de bandas como Wilco o Radiohead en sus estudios o locales, la idea de base fue desde el principio “que grabar sea una experiencia única”.

El corazón de Reno es una mesa analogica Wunderbar creada montada artesanalmente en Austin (Texas) -cuarta del mundo en su momento-, que confiere a las grabaciones un sonido “único, grande y con detalle”.  Gustan del outboard analógico y la microfonía selecta, algo “duro para el bolsillo pero bueno para los oídos”. Graban tanto en Protools como en cinta de dos pulgadas; del cliente depende que el sonido se decante hacia un tono más clásico o moderno.

La sala permite grabar a grupos enteros en directo, filosofía ventajosa: Además de abaratar el presupuesto, numerosos artistas aprovechan para grabar sus vídeos. También hay clientes que se limitan a mezclar (León Benavente, Izal…), y otros tantos que han grabado en estudios más modestos y quieren “hacer una pequeña suma y crecer un poquito. No hacemos milagros, pero hay diferencia cuando en alguna fase pasas por un equipo humano o técnico mejor”.

Luca se explaya con la problemática a que se enfrenta el estudio de hoy: “Se resume en la continua devaluación de la profesionalidad y la experiencia en pro de un presupuesto ajustado, lo cual viene provocado por la dolorosa minusvaloración de la cultura, que no interesa fomentar desde las instituciones. Se está imponiendo que se puede grabar mal porque se va a escuchar en mp3 y a fin de cuentas se va a descargar gratis. ¿Por qué hacerlo bien? ¿Por qué esforzarnos? ¡Pues porque es arte! Porque debería ser para siempre, e inspirador y eterno.  ¿Por qué, si no, estamos en esto? Por dinero ya te digo que no es”.

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