Cuando el “MTV Unplugged In New York” de Nirvana llegó a las tiendas el 1 de noviembre de 1994, el Día de los Muertos, Kurt Cobain llevaba muerto casi 7 meses, la actuación ya se había visto varias veces por televisión, con ese decorado con velas negras y lirios blancos que recordaban a un funeral, y todo el mundo pensó lo mismo que esto era algo así como la elegía final de la última estrella rock. Casi se tenía la impresión de que después de helar el corazón de todos los presentes con la interpretación de "Where Did You Sleep Last Night?" ese 18 de noviembre de 1993, Kurt Cobain se había ido a su casa se había metido el cañón de una escopeta en la boca y había apretado el gatillo.
Pero esta actuación no fue ni mucho menos la última de Cobain, ni de Nirvana, y más que el desolador final podría haber sido un nuevo comienzo para el tipo que había sido bautizado como la voz de su generación. Parece claro que Cobain vio en el formato una posibilidad de expresarse de una manera artísticamente exitosa, cada vez más interesado en ir en una dirección más calmada y acústica. "In Utero", en especial su abrasiva segunda cara, había servido para exorcizar sus demonios eléctricos, de lanzar una última descarga que conectara con sus orígenes punk, pero ahora estaba más interesado en otra faceta que también tenía presencia en ese disco, con canciones como "Dumb" y "All Apologies".
La gira de presentación del disco, que había vuelto a ser número uno en las listas, parecía ir bien pero el cantante se estaba distanciando del Grunge, de la fórmula que le dio el éxito, de la dinámica de los Pixies del suave/fuerte. "In Utero" (93) había sido el final de una etapa y buscaba otros sonidos, similares a los que ha encontrado R.E.M. en "Automatic For The People" (92). La oportunidad se le presentó con la grabación del "Unplugged" de la MTV. La cadena lleva intentando meter a la banda en su exitoso formato desde hacía casi dos años pero Nirvana siempre les había dado largas.
Pero ahora Cobain decidió ir por ello, en la MTV se frotaban las manos, el formato era una auténtica mina de oro, Eric Clapton había conseguido con su "Unplugged" convertirse en el disco en directo más vendido de la historia y se había llevado el Grammy a Disco del Año ese mismo 1993, la misma semana en la que se iba a grabar la actuación de Nirvana otros dos discos salidos de esas sesiones (el "MTV Unplugged" de 10,000 Maniacs y el "Unplugged...And Seated" de Rod Stewart) estaban en el Top 20 de las listas del Billboard.
“La MTV me da ganas de fumar crack”
Desde la MTV estaban convencidos de que tenían entre las manos un nuevo éxito pero desde el lado de Nirvana iban a intentar todo lo posible para hacerlo a su manera y sin ninguna concesión. Eran ellos los que más arriesgaban, Nirvana y la MTV representaban dos cosas totalmente distintas en los 90, uno era el martillo que había abierto una brecha en el 'mainstream' desde el mundo alternativo, mientras que la segunda le daba ganas de fumar crack a Beck y a toda la 'intelligentsia' de la nación alternativa. La lista de participantes en sus "Unplugged" estaba plagada de la realeza rock de la que se querían distanciar y de superventas, Paul McCartney, Elton John, Aerosmith, Sting o los mencionados Clapton o Stewart, pero Nirvana sabía que por allí también habían pasado R.E.M., Neil Young, The Cure o la banda que más había triunfado después de ellos desde Seattle, Pearl Jam.
Así que Cobain decidió que allí había posibilidades de explorar algo nuevo, de hacer un boceto de ese disco en solitario, acústico y con chelos con el que había fantaseado alguna vez. El repertorio que trajo evitaba casi todos los éxitos de Nirvana, solo tocaron una canción que hubiera salido como sencillo hasta ese momento, se trataba de "Come As You Are" y cuando los directivos de la MTV vieron que no iban a hacer "Smells Like Teen Spirit", ni el que había sido el sencillo del reciente "In Utero", "Heart-Shaped Box", comenzaron a rascarse la cabeza.
Alex Coletti, el productor de los "Unplugged" de la MTV, vio un poco de luz cuando le dijeron que iban a llevar invitados, en ese momento se encendieron los ojos de todos, todo el mundo se frotaba las manos visualizando el dueto entre Cobain y Eddie Vedder, pero Nirvana eligió a sus adorados Meat Puppets, de los que harían nada más y nada menos que tres canciones. Coletti lo resumió así: "Genial. No van a tocar ningún éxito y van a invitar a tocar a gente que no tiene ningún éxito. Perfecto".
Cobain vs Grohl
Las cosas en la banda tampoco pasaban por su mejor momento, Cobain no quería sonar como el resto de artistas que habían pasado por el "Unplugged", donde tocaban todos los éxitos exactamente igual pero con guitarras acústicas, lo suyo iba a ser un giro radical, quería tocar las canciones mucho más lentas y con una batería mucho más sutil, algo que era difícil cuando tu batería era el tipo que más duro golpeaba a las baquetas desde Keith Moon, Dave Grohl. Sus relaciones personales tampoco pasaban por su mejor momento, y durante los ensayos para el "Unplugged" las cosas no mejoraron.
Así lo relataba el propio Grohl varios años después: "Tenía una pequeña batería de cóctel y unas baquetas muy ligeras. En los ensayos, hacíamos una canción y Kurt se giraba y me decía: 'Oye, ¿crees que podrías tocarla un poco más ligera?' 'Oh, sí claro, lo intentaré'. Así que hacíamos otra toma, y él se daba la vuelta y decía, '¿Podrías bajarla un poco más?' Y hacíamos otra toma, y él decía, 'Sabes qué, aun así, ¿podrías bajarlo?' Y yo me preguntaba, '¿Debería estar aquí o irme?'".
Lo poco que ensayaron, según Curt Kirkwood, de los Meat Puppets, ni siquiera repasaron el repertorio completo, fue bastante desastroso. Cobain no solo estaba nervioso sino que sus problemas de estómago se habían agravado y sufría un enorme síndrome de abstinencia de la heroína. El día de antes de la grabación incluso se llegó a plantear la posibilidad de que alguien fuera a conseguirle algo de droga para calmarle. Un poco antes Cobain había dicho que no iba a hacer el programa, los ejecutivos de MTV se habían asustado, pero viendo como la banda seguía arruinando toma tras toma de "Pennyroyal Tea" y la versión del "The Man Who Sold The World" de David Bowie, hubo quienes pensaron que la mejor opción hubiera sido que Cobain no se presentase al día siguiente.
Desenchufado con fuzz
Es más, desde la corporación hubo quien se puso purista y echó en cara que en la versión de Bowie, Cobain usaba sus pedales para convertir a su Martin D18 en un instrumento enchufado y con distorsión. Todo parecía encaminarse hacia el desastre, Cobain había planeado la decoración del escenario como si fuera un funeral y en ese momento, el 17 de noviembre de 1993, no parecía todavía el suyo, sino el de la propia banda.
Todo partía de la desconfianza y el miedo de un Cobain que nunca se había expuesto tanto, siempre escondido detrás de un muro de distorsión y que aquí se encontraba desnudo ante un público que le seguía poniendo muy nervioso. Normal que pidiera a las pocas personas que conocía que se pusieran delante en la grabación para poder mirarles mientras actuaba, porque odiaba a los extraños.
A última hora, Coletti consiguió un juego de baquetas ligeras y escobillas, algo que, sorprendentemente, Grohl nunca antes había utilizado en lugar de unas baquetas normales y Cobain pareció, por fin, satisfecho. Aun así, nadie daba un duro de que de la suma de los nervios, mala salud y poco ensayo fuera a salir nada bueno. Estaban equivocados.
Al día siguiente Nirvana conseguiría una de sus actuaciones más memorables y Cobain enseñaría una nueva cara de su arte mucho más íntimo pero igual de descarnada y devastadora. Sus canciones se mantenían a la perfección despojadas de la electricidad, y su voz, el mejor instrumento de la banda, se convertía en el foco principal. Hay mucha gente que cree que los mejores cantantes son los que llegan a las notas más altas, capaces de hacer prodigiosos gorgoritos, pero no estoy de acuerdo, los mejores cantantes son los que saben sacar mayor emoción a su instrumento, pocos lo han logrado con mayor intensidad que Kurt Cobain. Y en este disco muestra su voz desnuda, sin el muro de distorsión que rodeaba a Nirvana. El resultado es de una crudeza absoluta y, a la vez, de una tétrica belleza.
La actuación se abría con una declaración de intenciones, recuperando una canción de su primer disco, “About A Girl”, una canción que como el propio Cobain decía en la grabación, la mayoría de la gente, en aquel momento, no conocía. Con ella demostraba que su apego por las melodías Beatles no había aparecido de la nada en "Nevermind" y colocaba a la canción a la altura de los grandes clásicos de Nirvana. De segunda canción, como para quitársela de en medio rápido, aparecía el único éxito que tocaron en toda la actuación, “Come As You Are”, recibida con una fuerte ovación en cuanto empieza a sonar su mítico riff.
‘Robando’ canciones
Luego llegaban las versiones, la primera era de una de las bandas favoritas de Cobain, The Vaselines, con "Jesus Don't Want Me For A Sunbeam", era la tercera canción de los escoceses que reinterpretaba, y lo volvía a hacer a las mil maravillas, permitiendo a Krist Novoselic tocar su acordeón, con Grohl al bajo, y con el chelo de Lori Goldston y la acústica del nuevo miembro de la banda, Pat Smear, perfectamente integrados. Luego era el turno de "The Man Who Sold The World". Después de lo ocurrido en los ensayos se puede escuchar a Cobain decir "os garantizo que la voy a joder durante esta canción". Pero no ocurre nada de eso, sino que Nirvana se une a Hendrix o Aretha Franklin en eso de robar una canción a su mítico autor original, y es que después de su aparición en este disco esta canción se convertiría en una de las más estrechamente relacionadas con Nirvana, con solo lleno de fuzz incluido.
Cobain también parece contento con la interpretación, según termina asegura "parece que no la he jodido", aunque luego añade, "aquí viene otra que seguro que jodemos". Es el turno de "Pennyroyal Tea", otra de las canciones que fueron incapaces de tocar bien en el ensayo, entonces Cobain pregunta "¿voy a hacer esta por mi cuenta?" y Dave Grohl parece tener claro que es una pregunta que va dirigida en exclusiva a él. "¿Cuál es?" pregunta. Después de que le confirme que es "Pennyroyal Tea" Grohl con dudas le dice "hazla por tu cuenta". Y creo que ahí todo el mundo supo que ese era el futuro de Cobain.
No en vano es la canción en la que canta aquella frase que dice "Dame un Leonard Cohen del más allá / Para que pueda suspirar eternamente". Los Pixies quedaban atrás, el futuro era acústico y puede que Cobain no viviera lo suficiente para cumplirlo, pero el mismo año en que apareció "MTV Unplugged In New York" también lo hizo el primer disco en solitario de Elliott Smith, "Roman Candle", y creo que por ahí hubieran ido los tiros de lo que podría haber sido su carrera en solitario. La interpretación de "Pennyroyal Tea" da una nueva profundidad a la canción. Aunque son "Dumb", "Polly" y "Something In The Way" las que nos enseñan que Cobain ya había comenzado a recorrer ese camino con Nirvana, acústicas, chelos y grandes armonías a cargo de Grohl. La última suena devastadoramente bella y trágica a la vez.
La parte con los Kirkwood sirve para rendir pleitesía a los Meat Puppets y volver a poner en el foco a bandas a las que adora pero que nunca suenan en los grandes medios. En vez de adaptar las canciones a su tono de voz, Cobain decide tocarlas en su tono original forzando sus cuerdas vocales pero logrando un resultado increíble. Pero todavía queda lo mejor. Como previo al colofón final llega la canción que cierra "In Utero", "All Apologies", perfecta para este formato, tocada de manera tan frágil que parece que se va a romper en cada momento, sobre todo en ese conmovedor final en el que solo quedan las voces de Cobain y Grohl.
Y entonces llega la interpretación de la canción tradicional "In The Pines", también conocida como "Where Did You Sleep Last Night?", basada en la versión de Leadbelly, al que Cobain presenta como su artista favorito del momento. Luego cuenta la historia de cómo un representante del Museo del gigante del blues y el folk le ha ofrecido conseguir una de sus guitarras por medio millón de dólares, Krist Novoselic bromea con pasar una cesta por el público para recaudar fondos para la compra y Cobain dice que le ha pedido personalmente a David Geffen que se la compre y que le ha dicho que no. El caso es que la guitarra que toca Cobain en ese momento, una Martin D-18E, se vendió más tarde por 12 veces esa cifra, esto es por seis millones de dólares...
Escalofríos en el alma
Pero tanto una cifra como otra son pura anécdota ante la interpretación que hace Cobain de la canción, uno de los momentos más escalofriantes de su carrera, demostrando que además de ser el mejor compositor de canciones de su generación era un intérprete totalmente único. No hay escuelas de canto, ni Operaciones Triunfo suficientes que te puedan enseñar a emocionar y estremecer con la voz como lo hace aquí Cobain, esto, como eso del duende, se tiene o no se tiene, John Lennon lo tenía y Kurt Cobain también. El momento en el que comienza a gritar es absolutamente increíble, con una voz que raspa y que hiere, sobre todo ese instante en el que mantiene la e de "shiver" hasta el infinito, haciendo que el resto de la banda pare de tocar, luego canta a la manera de un bluesman de los años 20 el "the whole", suspira, abre los ojos del todo por primera vez en toda la canción, como si hubiera visto un fantasma, y luego remata con el "night through".
Cuando a la luz de su suicidio se ve esa interpretación, parece como si Cobain fuera capaz de ver su (inexistente) futuro, pero este también podría haber sido el camino a recorrer. Lo que queda claro es que el propio cantante es consciente en el momento de la enorme fuerza de su interpretación, nada más terminar Coletti se puso a hablar con el resto de la banda y consiguió que aceptaran hacer un bis, una nueva canción, pero cuando habló con Cobain se encontró con su negativa. Después de 4 o 5 minutos de intentos, le preguntó pero ¿por qué no? A lo que Cobain respondió: "No puedo superar esa última interpretación". Tenía toda la razón.
Al contrario de lo que solía ser habitual, la banda había grabado todo el "Unplugged" en una sola toma sin tener que repetir ninguna canción, ni ninguna parte. La respuesta respetuosa del público fue tomada por frialdad por el propio Cobain, que pocos minutos después se quejaba de ser un guitarrista desastroso y que la actuación no le había gustado a nadie, "estaban ahí sentados en silencio". Pero a medida que fue pasando el momento supo que había sido algo especial. Para cuando llegó a su hotel, alguien le escuchó decir "estuve jodidamente bien esta noche, ¿no?". La respuesta no era otra que un atronador sí.
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