En primer lugar, debo decir que, en nuestra revista, algunos somos grandes fans de su trabajo y que sus dibujos nos parecen uno de los más claros ejemplos de que el arte verdadero existe en el mundo del manga y del cómic. ¿En qué proporción considera que lo que Suehiro Maruo hace es diversión para el lector o arte?
Cuando dibujo lo que me apetece dibujar, el resultado se aproxima al arte. En cuanto a la proporción entre la diversión y el arte, creo que se trata de encontrar un equilibrio entre entretenimiento y la obra en sí, y hacer que la obra sea comprensible.
A lo largo de los años hemos entrevistado a otros mangakas, algunos de ellos de horror como Junji Ito o Hideshi Hino, y fue una sorpresa descubrir lo educados y tranquilos que eran. El artista sangriento era la otra cara de la misma persona. ¿Dónde nace la cara más violenta, sexual y sangrienta de Suehiro Maruo?
Creo que, sin duda, en mi obra ha influido la escena cultural de los años sesenta y setenta, que viví durante mi adolescencia y mi juventud. Creé mi propio estilo teniendo como influencias las obras oscuras e intensas de precursores como Tadanori Yokoo, Shûji Terayama, Jûrô Kara o Tatsumi Jijikata. También me han inspirado enormemente el experto en literatura francesa Tatsuhiko Shibusawa y el experto en literatura alemana Suehiro Tanemura. Aprendí muchísimo de sus obras. Por ejemplo, la obra “El jardín de los suplicios” de Octave Mirbeau han tenido una gran influencia en mí, y supe de esta obra gracias a los libros de Tanemura.
¿Es difícil abandonar su malsana visión del mundo cuando no está creando mangas?
No hago nada en particular. Creo que no tiene por qué haber una relación entre la obra y la vida personal de un autor.
Siempre intento descubrir por qué un artista crea imágenes violentas sin abandonar la belleza de sus dibujos. Y me gustaría insistir en eso. Algunos autores dicen que es una buena forma de expulsar “demonios personales”, otros que es simplemente una forma de dejar volar su imaginación, otros que les permite equilibrar su personalidad... ¿Cómo empezó Suehiro Maruo a combinar oscuridad y belleza?
Debuté como dibujante de manga en una revista de cómic erótica, así que empecé dibujando a mi manera un contenido adecuado para ella. A medida que fui dibujando para esta revista, fui dando fuerza a “una parte de mí” que llevaba dentro y el resultado fue mi propio estilo personal. Creo que si hubiera dado un paso en falso podría haber sido como Fujio Fujiko (el dibujante de “Doraemon”) y haber avanzado por un camino completamente distinto. Simplemente, dejé de ir por ese camino y adopté el estilo actual.
Diría que la combinación de la que estoy hablando tiene un gran componente cultural japonés, que es algo que viene del legado del arte tradicional japonés con sus demonios, sus yokais, sus escenas sangrientas y sus imágenes sexuales. ¿Me equivoco mucho?
No siempre soy consciente del hecho de que soy heredero de esta cultura, pero sin duda algunos elementos de mi imaginario guardan relación con la cultura japonesa.
En ocasiones hay humor negro en las historias de Suehiro Maruo, otras historias son mucho más serias, pero siempre son extremas. ¿Existen límites personales a la hora de dibujar o escribir algo?
Yo mismo me marco una “línea”. Aunque lo cierto es que no tengo intención de dibujar nada tan extremo como en mis inicios. En ese aspecto, con la edad va cambiando lo que uno desea dibujar. No tengo intención de volver a dibujar temas que dibujé cuando era joven. Supongo que a todos nos pasará lo mismo.
Para mí, uno de los aspectos más perturbadores de su trabajo es el hecho de que, en muchas ocasiones, los personajes parezcan muy jóvenes y al mismo tiempo protagonicen historias muy enfermas. ¿Existe alguna intención concreta a la hora de diseñarlos: busca una identificación o es consciente de que, siendo jóvenes, los personajes son más perturbadores?
Para mí, hacer que “los personajes sean más perturbadores” es muy importante. Desde la juventud a la madurez, las personas tienen una existencia dentro de la sociedad y en su esencia pueden elegir qué vida quieren llevar. Pero los niños y los ancianos no tienen libertad de elección. Creo que esa diferencia es muy atractiva. Cuando pienso en personajes vulnerables y manipulados por el mundo exterior, suelo recurrir a niños y ancianos.
"Cuando pienso en personajes vulnerables y manipulados por el mundo exterior, suelo recurrir a niños y ancianos"
Tengo varios favoritos personales de su trabajo (“La sonrisa del vampiro”, “Lunatic Lover’s”, los mangas inspirados en obras de Edogawa Rampô, etcétera), pero estoy interesado en saber si usted tiene alguna obra favorita de su carrera y por qué motivo?
Los mangas inspirados en Edogawa Ranpô me gustan. Creo que permiten enfrentarte a su obra de una forma más serena que con el original. Siento que están bien dibujados y mantengo una muy buena impresión de ellos.
“El infierno de Tomino” llega ahora a España de la mano de ECC y vuelve a mezclar fantasía, violencia, personajes muy particulares... ¿Qué podemos esperar quienes somos lectores habituales de su obra de “El infierno de Tomino”?
“El infierno de Tomino” es la historia de unos niños que se ven envueltos en unas situaciones terribles. Como ya he comentado antes, creo que, en general, los adultos no nos vemos involucrados en situaciones trágicas porque si algo no nos agrada tenemos la capacidad de huir. Pero los niños no pueden huir. Ellos tienen un destino, y yo dibujé el modo en que esos niños se enfrentan a un destino cruel. Estimados lectores de España, espero que disfrutéis de esta obra.
Ahora me gustaría hacer un par de preguntas relacionadas con su trabajo para el mundo de la música. Me encantan los diseños y dibujos que hizo hace años para John Zorn, es decir para Naked City y para su sello Tzadik. También me gustan las portadas para bandas de post-punk, hardcore o música extrema que ha hecho desde los ochenta (“Free Punk Customize Kit” de Assfort, “Dream Of Embryo” de Funeral Party u otras para Nihil Tention, The Stalin o la más reciente que conozco, “Nemesis” de Necronomidol). Bien, pues la pregunta es sencillamente ¿por qué motivos acepta trabajar con un artista o un grupo?¿Es básico que le interese su música, imagino?
Pues lo cierto es que actualmente, ya casi no elijo yo mismo los trabajos. Cuando hay un encargo, si las condiciones y las fechas concuerdan, acepto el trabajo.
Cuando tenía alrededor de los treinta años de edad estuvo muy relacionado con la escena punk japonesa. ¿Por qué conectó tanto con ellos?
Más que con la escena punk, tenía relación con Michirô Endô de The Stalin. Nos conocimos a raíz de un encargo que me hizo para ilustrar la portada de un disco. Su música me gustó y recuerdo que quedé muy impresionado.
En España hemos leído bastante sobre la trayectoria de la revista Garo, que sirvió para potenciar el manga alternativo en Japón, pero da la sensación de que todavía se puede mantener bien una carrera alternativa en el mundo del manga actual...
Nunca estuve en el meollo de Garo así que lo desconozco si han cambiado las cosas con la actualidad. Cuando aún no había cumplido la veintena fui a mostrarle mi trabajo a Katsuichi Nagai pero el estilo era completamente distinto al que tengo ahora, y lo rehusó por ser “aburrido”. Tanto antes como estos momentos, los dibujantes de manga se limitan a dibujar. Los dibujos salen a la luz y se convierten en libros siguiendo diversas rutas, pero nunca me preocupé demasiado por el camino que siguen para ello.
Mi última pregunta, para no extenderme demasiado, gira sobre la adaptación de su trabajo. Hace años compré el DVD de “Midori”, pero no sé si hay otras adaptaciones en animación o imagen real de sus obras. En caso de que las haya, ¿cuál es su opinión al respecto y cuál es su opinión sobre “Midori”?
“Midori” es el único de mis mangas que ha sido adaptado a animación y a imagen real. Ha habido algunas adaptaciones teatrales, pero lo cierto es que no tengo mucho interés. Tan solo me quedo asombrado ante el esfuerzo que conlleva transformar un manga en animación o película.
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