El debut de Ramones cumple 40 años
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El debut de Ramones cumple 40 años

Jero Martín — 22-04-2016

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 Dee Dee pisó una mierda y hay foto de eso: la portada

La leyenda de los Ramones no se entendería de la misma manera sin su cuidada puesta en escena, sus sobrenombres tomados del falso nombre que Paul McCartnety utilizaba en ciertos hoteles (Paul Ramon), su “uniforme” americano y la portada del primer disco. Como allí flotaba una obsesión general en torno a los Beatles, Sire se gastó 2.000 dólares, un tercio de lo invertido en la grabación, en una sesión de fotos al estilo "Meet The Beatles! (Capitol, 1964) que no funcionó. Desesperados, buscaron una salida que acabaría con las fotos que Roberta Bailey había sacado para la revista Punk sacándoles de paseo. Entre los contactos, figura uno donde se ve a Dee Dee tratando de quitarse la mierda de un perro que acaba de pisar y cuya escena también sirvió para relajarles. Además de esas imágenes, Bailey sacó de aquello 125 dólares y una portada para historia.

¿Qué mostraban esos cuatro tipos en cuero y vaqueros, bien juntos? “Ahí también puedes ver el glam en sus últimos momentos”, afirma Servando Rocha. “Es masculino, de acuerdo, pero hay cierta redefinición de lo que se entendía por masculinidad. La chaqueta negra de cuero llevaba siendo el uniforme de la delincuencia y las pandillas desde finales de los cincuenta, pero es que la música de Ramones puede llevarte casi hasta ese instante. Creo que en aquella portada tan crucial y cuyo aspecto supuso tanto para la historia del rock and roll hay también una nostalgia de algo que ya fue. Es parecido a la fotografía en que puede verse a la banda yendo en el metro y cargando con sus instrumentos sin funda, metidos en bolsas (sesión de Bob Gruen). Es maravillosa, pero cuando la ves no te das de bruces con tipos hipermasculinos, sino con algo distinto. Ramones tenían la capacidad de expresar algo que fue decisivo en el punk: tú podías ser un ramone. Es una deconstrucción de la estrella del rock, y en eso se emparentaron con el punk inglés”.

 

 

ramones-london76-c9-003En Londres, con Danny Fields, Chrissie Hynde y Captain Sensible (The Damned)

El punk inglés: el 4 de julio en Londres

Parece obligado dejar este recorrido entorno al debut de Ramones dos meses después de su publicación, en una de las citas más celebradas de los últimos cincuenta años en la música popular. Estados Unidos conmemora el bicentenario de su fundación el 4 de julio de 1976, pero los Ramones están ese día en Londres porque en su tierra no tienen conciertos a la vista fuera de Nueva York.

“A la hora de reconstruir lo que fue el surgimiento del punk, siempre se suele caer en lugares comunes, casi siempre alrededor de 1977”, dice Servando Rocha. “A mí me interesa mucho todo aquello que inspiró o preparó lo que vendría luego. Creo que esto puede rastrearse en ciertos artistas o eventos creados desde el arte radical que atrajeron a muchos de aquellos que van a ser protagonistas del punk en Londres, como por ejemplo la exposición 'Prostitution', que tuvo lugar a finales de aquel año. Allí pudo verse a gente de Siouxsie & The Banshees, entre otros. Se ha escrito mucho sobre la importancia que para los ingleses tuvo la llegada de Ramones. Puede que sea así. 1976 es algo único porque el estilo todavía está en formación. A nivel visual era algo muy vibrante y único y, por supuesto, no existía ni un atisbo de la uniformización que tendría el punk un poco más tarde”.

“Vimos que algo ocurría allí”, escribió Johnny Ramone (“Commando”). “Conocimos a los Dammed, los Clash y los Sex Pistols y todos vinieron a nuestros dos conciertos en DingWall´s y Roundhouse. Éramos conscientes de que estábamos cambiando la música, en las puertas de algo nuevo, pero no podíamos hacerlo solos. Esta gente y estas bandas podían ayudarnos”. Las fotos y recuerdos de Danny Fields sobre aquellos encuentros no tienen desperdicio. “Durante la prueba de sonido había unos chavales por allí que decían tener una banda llamada The Clash, pero que solo estaban ensayando y no se sentían lo suficientemente virtuosos para tocar en público” (“Ramones Anthology”, Warner 1999). Según Fields, la respuesta de Johnny Ramone puede ser una de las mejores definiciones del punk rock. “Estáis de coña, espero que vengáis esta noche. Somos malísimos, no sabemos tocar, pero está guay. Si esperáis hasta que sepáis tocar seréis muy viejos para subiros ahí”.

Al relato le viene muy bien esta frase, vamos a tomarla por cierta o muy aproximada. The Clash se presentaron ante el mundo con su debut discográfico el 8 de abril de 1977. Discos que marcaron a una generación entera y a la juventud que empezaría a crecer en los ochenta. En España, donde el diario ABC informaba en portada del “creciente apoyo popular al Rey” cinco meses después de la muerte de Franco y aún El País no se había publicado el día que salió Ramones, el impacto fue posterior. “El primer disco que me compré en mi vida fue el 'Leave Home'”, recuerda Joaquín Rodriguez, de Los Nikis, “el primero lo conocimos después. Su onda tardó en llegar, recuerdo que los Pegamoides empezaron a hacer versiones de ellos y sobre todo el concierto de 1980 en Vistalegre con Nacha Pop. Rodriguez, que acaba de publicar "NPI de música" (Ediciones Chelsea), añade: “La expectación era enorme, como si viniera Dios”.

“La edición que yo tengo del primer disco de Ramones es una copia promocional que compré con el primero de los Clash, posiblemente son los dos primeros discos de punk que me comprara”, recuerda Jordi Llansamá, fundador del sello y distribuidora punk-hardcore Bcore y autor de "Harto de todo. Historia oral del punk en la ciudad de Barcelona, 1979-1987" (Bcore). “Debí escucharlo en 1984, pero entonces ya buscaba sonidos más rápidos y hardcore. Lo que está claro es que el paso del tiempo les ha sentado muy bien a Ramones y su sonido”, concluye.

Esto nos recuerda que la siguiente ola punk en Estados Unidos protagonizada por bandas como Bad Brains, Minor Threat o Black Flag, deudoras de Ramones en muchos sentidos, ya estaba en marcha cuando en España se asentó el efecto la banda de Queens. Sacudiría pronto la escena y contribuiría a agudizar la paleta de tribus urbanas con un punk más agresivo pero que partía de una efervescencia juvenil y de actitud similar, como comentaba Henry Rollins al recordar el cosquilleo que le produjo escuchar por primera vez “I Don´t Wanna Go to the Basement” ("Salad Days, a decade of punk in Washington, 1980-1990"). Pero esa es otra historia.

En definitiva, volvamos a las palabras de aquel crítico, Paul Nelson, para cerrar. “Los Ramones son auténticos primitivos americanos cuyo trabajo debe ser escuchado para ser entendido. Escuchado, no leído ni reducido a una sinopsis”.

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